Enfermedades que padecen los estudiantes universitarios durante la carrera de Enfermeria
Autor: Mildred Hernández | Publicado:  9/02/2012 | Enfermeria , Medicina Laboral , Medicina Preventiva y Salud Publica , Articulos | |
Enfermedades que padecen los estudiantes universitarios durante la carrera de Enfermeria .4

BASES TEÓRICAS

SALUD

Existen varias concepciones para la definición de salud, según Africano M. (2006) la salud es un equilibrio inestable del ser humano, de su organismo biológico y de su cuerpo (entendido este como las representaciones del mismo) en relación con factores biológicos, medios ambientales, socioculturales y simbólicos, que permiten a cada ser humano, además de crecer, potenciar sus posibilidades en función de sus propios intereses y de la sociedad en la cual se encuentra inmerso.

Actualmente, la OMS en su Constitución (1948) define salud como el estado completo de bienestar físico, mental, espiritual, emocional y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. La salud implica que todas las necesidades fundamentales de las personas estén cubiertas: afectivas, sanitarias, nutricionales, sociales y culturales.

En 1956, Dubos R. expresó lo que para él significaba salud: “Salud es un estado físico y mental razonablemente libre de incomodidad y dolor que permite a la persona en cuestión funcionar efectivamente por el más largo tiempo posible en el ambiente donde por elección está ubicado”. En esta definición, Dubos circunscribe a la salud entre dos dimensiones: una física y la otra mental.

Un examen de las distintas concepciones prevalentes de la salud no debería dejar de lado la definición propuesta en 1976 en el XÈ CONGRÉS DE METGES I BIÒLEGS EN LLENGUA CATALANA: La salud es una manera de vivir cada vez más autónoma, solidaria y gozosa. Se puede entender autónoma como la capacidad de llevar adelante una vida con el mínimo de dependencias así como un aumento de la responsabilidad de los individuos y la comunidad sobre su propia salud. La preocupación por los otros y por el entorno vendría recogida en el término solidaria, mientras gozosa recupera el ideal de una visión optimista de la vida, las relaciones humanas y la capacidad para disfrutar de sus posibilidades.

La salud es pues más que un estado, un proceso continuo de restablecimiento del equilibrio, proceso que cuando alguno de los factores implicados cambia y dicho cambio se mantiene en el tiempo, el ser humano adopta una respuesta fija, que en algún momento previo fue adecuada para restablecer el equilibrio, pero al tornarse inflexible lleva a un estado catastrófico que puede ser incompatible con la vida, así refiere Canguilheim G. (1982).

En la relación salud y entorno, existe una concepción que implica que mantener ese equilibrio en la que requiere de una serie de factores socioeconómicos, ambientales, biológicos y asistenciales que se aúnen para sostener ese equilibrio, el cual se traduce en la capacidad de vivir como individuo, de producir, reproducir y recrear la cultura, entendida como la suma de producciones e instituciones que distancia la vida humana de la animal.

ENFERMEDAD

El Diccionario de la Lengua Española define la enfermedad como una alteración más o menos grave de la salud. La enfermedad es considerada como cualquier estado donde haya un deterioro de la salud del organismo humano. Todas las enfermedades implican un debilitamiento del sistema natural de defensa del organismo o de aquellos que regulan el medio interno. Incluso cuando la causa se desconoce, casi siempre se puede explicar una enfermedad en términos de los procesos fisiológicos o mentales que se alteran.

Ahora bien, el proceso de la enfermedad, según Africano M. (2006), se puede dividir en cinco fases: fase I, en la que se experimenta el síntoma; fase II, en la que se asume el papel de enfermo; fase III, en la que se toma contacto con el médico; fase IV, en la que tiene lugar la rehabilitación; fase V, en la que se abandona el papel de enfermo. Cada etapa conlleva diferentes actitudes, comportamientos y decisiones.

Durante la fase I, en la que se experimenta el síntoma, la persona comprende que algo funciona mal y decide remediar la situación. Esta fase termina cuando el individuo acepta la realidad del síntoma sin demorar el comienzo de cualquier acción que le ayude a aliviar dicho síntoma. Durante la fase II, la persona acepta que la enfermedad es real y precisa cuidados. En esta etapa busca consejos y guías y abandona temporalmente sus obligaciones habituales. El final de esta fase lo señala la aceptación del papel de enfermo (o su negación). En la fase III, se busca la ayuda profesional; las declaraciones de una autoridad en la materia identifican y ratifican la enfermedad y legitiman su papel de enfermo. La persona suele buscar ayuda. Todavía puede mantenerse la negación de la enfermedad o bien aceptarla así como la autoridad del médico y del plan terapéutico. De igual manera, en la fase IV se establece el tratamiento profesional que se lleva a cabo y el enfermo lo acepta. En esta etapa ya se denomina paciente. En cualquier momento de esta fase, el enfermo dependiente puede desarrollar sentimientos ambivalentes y manifestar rechazo hacia el tratamiento, el médico y la enfermedad. Sin embargo, la mayoría de las veces se acepta la ayuda con ambivalencia. El enfermo tiene una necesidad particular de ser informado y de recibir apoyo moral durante esta fase. Durante la fase V, la última etapa de la experiencia de enfermedad, el paciente abandona su papel de enfermo. Se vuelven a reasumir las obligaciones y papeles habituales hasta donde sea posible. Algunas personas intentan mantener de forma consciente su papel de enfermo crónico o intentan mantener o simular su estado de enfermedad para obtener algún beneficio. La mayoría de las personas acepta la recuperación y trabaja activamente por su propia rehabilitación.

SALUD Y ENFERMEDAD

De esta manera, respecto a la relación salud y enfermedad, clásicamente la salud se ha definido en contraposición a la enfermedad. Así, salud es el estado del ser orgánico que ejerce normalmente todas las funciones, mientras que enfermedad se refiere a la alteración más o menos grave de la salud. En la antigüedad estar sano equivalía a poder desarrollar las actividades cotidianas. Alguien con capacidad para el trabajo y las relaciones familiares y sociales era considerada sana, aunque padeciese algunos de los procesos que hoy consideramos enfermedades. Se trataba de una noción sumamente pragmática que hacía compatible la definición de sano con el sufrimiento de algunas molestias, siempre que estas no afectaran decisivamente a la actividad ordinaria.

Herzlich, citada por Vivero, M. (1993), señala cómo los individuos se expresan a propósito de la salud y la enfermedad en un lenguaje elaborado a partir de la relación que establecen con la sociedad. Es así como en la actualidad se abre paso a un análisis de la salud y la enfermedad, no como entidades cuya definición es evidente, sino como el resultado de procesos sociales, elaboraciones intelectuales y continuos intercambios de la colectividad. Se puede mostrar que la representación no es solamente un esfuerzo por formular un saber más o menos coherente, sino también una interpretación y una búsqueda de sentido. Igualmente, la tradición antropológica muestra la existencia, en toda sociedad, de un discurso sobre la enfermedad indisociable del conjunto de construcciones mentales, expresión y vía de acceso privilegiada al conjunto de concepciones, valores y relaciones de sentido de esta sociedad (Viveros, M., 1993).

Ahora bien, pese a los continuos cambios en la concepción de la salud y la enfermedad, en la práctica parece seguir predominando, con cierto grado de generalidad, el modelo biomédico. Este modelo, sin embargo, ha entrado en crisis a partir de la crítica de su deshumanización y su racionalidad exclusivamente técnico-instrumental. En todo caso, sigue predominando un concepto perteneciente a la racionalidad científica que concede mayor relevancia a los factores biológicos y que se interesa más por la enfermedad y la rehabilitación. Esta racionalidad asume que tanto la salud como la enfermedad intervienen en la realidad objetiva del cuerpo, mientras se da la espalda a las mediaciones culturales y sociales que acompañan al sufrimiento humano.

SALUD EN ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS

En 1998, la OPS menciona la salud de los jóvenes (15 a 24 años) como un elemento clave para el progreso social, económico y político de todos los países de América Latina. Sin embargo, con demasiada frecuencia las necesidades y los derechos de los jóvenes no figuran en las políticas públicas ni en la agenda del sector salud, excepto cuando su conducta es inadecuada. Uno de los factores que contribuye a esta omisión es que, en comparación con los niños y los ancianos, los jóvenes sufren de pocas enfermedades que representan una amenaza para sus vidas. Por otro lado, la mayoría de los hábitos nocivos para la salud, adquiridos durante la juventud, no se traducen en morbilidad o mortalidad durante el período de la juventud misma, sino muchos años después.

Schwenk T. (2008) refiere que muy pocos piensan que ahora deben enfrentar asuntos de salud de manera independiente. Pero del gran número de temas que enfrentan desde vacunas a salud mental, al consumo de alcohol y comida, el aprender sobre sus propios cuidados de salud es una de las tareas más importantes para los estudiantes, ya que ir a la universidad es una gran oportunidad y una época fantástica en la vida de una persona joven. También refiere que es cuando muchos de los estudiantes por primera vez necesitan pensar en su propia salud y en transformarse en un consumidor de cuidados de salud. Es muy importante que sean ellos activos y empiecen a ser más enérgicos al tomar las riendas sobre su salud. Departamento de Medicina Familiar de la Escuela de Medicina de la Universidad de Michigan.


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