Centro de Luria: Su función se centra en las praxias manudigitales, así como en las expresiones no verbales del cuerpo que acompañan a todo lenguaje hablado. Este centro tiene un papel relevante en el proceso de escritura.
Centro de Dejérine: Este centro es considerado el de la integración simbólica de la lectura o de sus trastornos, tales como la alexia. Es el responsable también de la integración simbólica de la escritura o de sus trastornos, la agrafia y disgrafia. Integra e interpreta los estímulos visuales que nos permiten entender el contenido de un texto escrito. Por tanto es considerado el centro de la lecto-escritura.
Centro Exner: Es el encargado de las melodías quinéticas necesarias para la escritura. Coordina los movimientos de las manos y los dedos. Se considera que los centros de Exner y Luria superior son los centros de la escritura. (5,7)
Fisiopatología del lenguaje
El lenguaje existe porque hay procesos fisiológicos que lo sustentan; en otras palabras, las funciones del lenguaje están estrechamente relacionadas con los procesos fisiológicos de la actividad cerebral.
El lenguaje exige la participación de un gran número de neuronas cerebrales, no sólo de la corteza sino también de zonas interiores del cerebro; podríamos afirmar que las grandes funciones del cerebro resultan del trabajo dinámico y activo de poblaciones neuronales que pasan por estado de excitación e inhibición, en circunstancias funcionales diversas. Todos estos fenómenos competen a la fisiología.
Expertos en este campo sostienen que la fisiopatología de la lengua alude a la descripción de leyes y demás conceptos generales que se relacionan con el desarrollo de los procesos fisiológicos correspondientes al lenguaje. Cuando hay una lesión cerebral se modifican sus funciones, es decir, se sustituyen funciones normales por anormales.
Actualmente, la investigación ha tomado otro rumbo, utilizando principalmente los métodos de la fisiología y la lingüística. (8)
El hombre que posee como hemos visto un sistema nervioso complejo y perfecto puede reflejar la realidad de forma inconsciente y consciente. En la primera forma, esta se refleja sin que el individuo se dé cuenta de que lo realiza, en él no existe el empeño, el fin en tal actividad. La forma consciente, como variedad superior específicamente humana de reflejar la realidad, se caracteriza porque la reflexión se realiza por medio del lenguaje, es decir, a través de las palabras. Estas constituyen la forma que ha desarrollado el hombre para representar la realidad y comunicar sus experiencias a los demás hombres. (9)
Las palabras, como sustitutas de las influencias del medio, de las reacciones de los individuos, etc., actúan sobre los demás hombres de manera tal que estos son capaces de representarse mentalmente las experiencias obtenidas por los primeros.
Las palabras constituyen lo que se denomina el segundo sistema de señales. La primera señal está constituida por la propia influencia, mientras que la segunda la conforma la palabra, el símbolo, el medio de representación de la realidad que utiliza el hombre para designar a dicha influencia. (10)
En una simple conversación decimos un promedio de 180 palabras por minuto. Este flujo continuo no solo se consigue sin esfuerzo sino también es casi perfecto. Las palabras son relacionadas de un diccionario o léxico mental, que contiene entre 60000 y 120000 palabras. Este impecable rendimiento al generar el lenguaje se acompaña de una notable eficiencia en su comprensión. (11)
El lenguaje humano se forma en el proceso de la actividad práctica social que requirió de acciones conjuntas y coordinadas que no podían efectuarse sin el estrecho contacto, sin la comunicación permanente entre ellos. El hombre al percibir un objeto o fenómeno, imaginárselo o pensar en él, lo designa con una palabra cuyo significado posee un carácter generalizado, conocido por los miembros de la comunidad y esto es exactamente la condición indispensable para la comprensión mutua entre los hombres y de la comprensión de la realidad y sobre sí mismo. El lenguaje amplía inconmensurablemente la transmisión y la adquisición de nuevas experiencias por lo que resultó necesario tanto para el trabajo en común como para transmitir sus experiencias y habilidades a generaciones posteriores. Es fácil comprender como esto acelera el desarrollo histórico de las capacidades cognitivas y motoras del hombre. Es así, que la comunicación entre los organismos vivos, puede soportarse en distintos medios materiales que van desde los códigos genéticos hasta los signos, señales y símbolos artificiales, desarrollados por el hombre para tal fin; mientras que la experiencia específica de los animales se transmite con el concurso de los mecanismos de la herencia, lo que condiciona un ritmo extraordinariamente lento de progreso, la experiencia de los seres humanos, los diferentes métodos de influir sobre el mundo, se transmite por medio de los instrumentos de trabajo y del lenguaje articulado. (13)
El lenguaje en los seres vivos cumple dos funciones fundamentales: una cognoscitiva y otra comunicativa, es decir, de relación en el proceso de la actividad. El lenguaje como medio de comunicación vincula a los seres vivos no sólo con el grupo social concreto, sino también con generaciones diferentes. Así se da la continuidad de las especies y las épocas históricas tanto en el eslabón biológico como social. Mediante el lenguaje, las representaciones, conocimientos, sensaciones, etc. adquieren en los seres vivos una forma material perceptible sensorialmente con lo que dejan de ser un patrimonio individual para convertirse en patrimonio de la sociedad. Esto transforma el lenguaje en un poderoso instrumento de influencia de unos hombres sobre otros, de la sociedad sobre el individuo.
En el hombre, el lenguaje, constituye la forma de existencia y de expresión del pensamiento; es también un medio útil para registrar y conservar los conocimientos obtenidos y transmitirlos a las generaciones sucesoras. Como resultado del grado de desarrollo que alcanza el lenguaje en el hombre, este puede registrar y transmitir entre generaciones, las representaciones, conocimientos, etc. que ha obtenido en la actividad práctica social de muchos siglos. Esto ha permitido que el reflejo del mundo por parte del hombre se hiciera extraordinariamente rico y su cuadro de la realidad sea el más completo. En este contexto, los estímulos que actúan sobre el hombre se pueden dividir en dos grupos: primero, los objetos del mundo exterior y sus manifestaciones que actúan directamente sobre el individuo y segundo, las palabras o su combinación que aparecen sobre esta base. (9,14)
La comunicación constituye el proceso de transferencia de los productos del reflejo entre dos formaciones cualesquiera (objetos, fenómenos, organismos, etc.) relacionados entre sí en que uno de ellos actúa como fuente y otro como destinatario. Según el concepto lingüístico, es todo acto mediante el cual el mensaje elaborado por un codificador es recibido como estímulo por un decodificador. Esta denominación la exclusiviza como un proceso netamente humano, pues se parte de la premisa que la posesión de una capacidad co-decodificadora para elaborar y intencionalmente y convencionalmente un mensaje y entenderlo, no puede darse en los animales. (10)
Aún en el hombre coexisten formas inconscientes y conscientes de la comunicación; sin embargo, la última variedad es la que la caracteriza más adecuadamente. La comunicación consciente se da mediante un lenguaje articulado, basado en la palabra como señal de señales. La palabra no solo denomina a los objetos sino que permite abstraer (distinguir) sus signos fundamentales generalizando aquellos que poseen un conjunto de signos esenciales. Todo lo que el hombre piensa y siente lo canaliza fundamentalmente a través de la comunicación verbal por lo que el habla tiene un valor fundamentalmente semántico, siendo el vehículo de las ideas, los conceptos, la expresión del pensamiento y para su producción requiere de los movimientos exactos, bien definidos del aparato fono articulatorio presentándose esta de una manera fluida y automática. El hombre, por su parte, no sólo disemina información mediante el lenguaje articulado, sino que además consciente o inconscientemente, puede transmitir información mediante posturas, gestos, etc. (2,10)
El habla basada en la palabra, la unidad básica del lenguaje, y en la frase, o sea combinación de palabras como la unidad básica de la expresión narrativa, utiliza automáticamente estas facilidades automáticamente formadas, en primer lugar, como un método de análisis y generalización de la información que se recibe y, en segundo lugar como un método de formular decisiones y extraer conclusiones. Por esto el habla, un medio de comunicación se ha convertido al mismo tiempo en un mecanismo de actividad intelectual, un método para usar en operaciones de abstracción y generalización y una base del pensamiento. El habla a su vez se convierte en un método de regular la conducta y establecer el curso de los procesos mentales. (15)
Ahora bien, a pesar de toda la gran perfección de la memoria humana, ella tiene también defectos. El principal de ellos consiste en que toda la experiencia acumulada por el hombre, toda la información depositada en su memoria no se transmite por vía biológica a sus descendientes, sino que desaparece con la destrucción de la célula. Mientras que el hombre no tuvo mucho que aprender, pudo conservar todo en la memoria.
Palabra a palabra llegaba a sus hijos, como una herencia, los cuentos, las leyendas, las reglas de buena conducta, etcétera. Pero cuanto más crecía el conocimiento, tanto más difícil resultaba retener todos los detalles en la memoria.