La Psicologia de la Palabra y su relacion con el lenguaje
Autor: Dra. Arianna Ponce Figueroa | Publicado:  9/03/2012 | Psicologia , Otras Especialidades , Articulos | |
La Psicologia de la Palabra y su relacion con el lenguaje .8

Una de las variantes de este método es el “método de las asociaciones libres”, en el cual se le da al sujeto una palabra inicial y se le pide que, en forma completamente pasiva, sin controlar su actividad verbal, diga las palabras que se le ocurran en el momento, sin inhibir ninguna. Freud demostró que la corriente de palabras evocadas está determinada por procesos cognoscitivos de carácter situacional o conceptual, o bien por procesos afectivos o por vivencias. Es evidente el gran aporte de este método para el análisis de la dinámica de los campos semánticos. (31)

A simple vista puede parecer que la palabra tiene un significado permanente y unívoco; así, por ejemplo, “gato” sería “gato”. Si esto siempre ocurriera, no se daría el paso del significado denotativo al connotativo, es decir, a los enlaces individuales que corresponden a los estados afectivos del sujeto en un momento dado. Esto tiene que ver con la multisignificación de los enlaces que se encuentran en la palabra; es decir, detrás de cada palabra hay un sistema de enlaces: sonoros, situacionales y conceptuales. Por ejemplo, ante la palabra “gato” pueden aparecer enlaces por el parecido sonoro: “rato”, “hato”, “pato”, etc.; pueden aparecer también enlaces situacionales: “gato-leche-ratón”, etc., y, finalmente, los conceptuales: “gato” igual a: animal doméstico, animado, felino, etc. En los sujetos normales, estos enlaces son predominantes en distinta medida y en circunstancias diferentes; los enlaces sonoros de las palabras en el sujeto adulto normal están casi siempre inhibidos, la conciencia se desentiende de ellos, raramente alguien, ante la palabra “casa”, dice “crasa”. Nos desentendemos de estos enlaces sonoros en beneficio de los enlaces semánticos, más esenciales. Los enlaces semánticos, tanto situacionales como conceptuales, predominan indiscutiblemente en los sujetos normales. Existen estados especiales de la conciencia en los que esta capacidad de selección desaparece y, entonces, los enlaces sonoros comienzan a aparece con la misma probabilidad que los enlaces semánticos. A estos casos pertenecen los estados de inhibición o “fásicos” de la corteza cerebral (estudiados por Pavlov), los que aparecen en la transición del estado de vigilia al sueño, en los estados de agotamiento agudo y en algunos estados patológicos del cerebro como alcoholismo, drogadicción. (2)

Es sabido que, en el estado normal, la corteza del cerebro trabaja sometida a la “ley de fuerza” que Pavlov explicaba: --Los estímulos fuertes (o importantes) provocan una reacción fuerte y los débiles (o insustanciales) una reacción débil. Solamente si la “ley de fuerza” está vigente, puede realizarse el trabajo selectivo de la corteza cerebral que permite separar los rasgos esenciales, inhibe los insustanciales y garantizar el trabajo que se establece de los sistemas funcionales complejos. En los estados de inhibición o “fásicos” de la corteza del cerebro, la “ley de fuerza” se altera.

En el primer estadio de estos “estados de fases”, el de “igualación”, todos los estímulos – fuertes y débiles – comienzan a provocar una reacción idéntica por su fuerza. Con la profundización de los estados inhibitorios aparece la fase “paradójica” y, más tarde, la ultra paradójica” en las cuales los estímulos fuertes provocan el proceso de inhibición “supramaximal”.

En estos estados “inhibitorios” de la corteza cambia la probabilidad de aparición de los enlaces. Todos comienzan a aparecer con la misma probabilidad (incluso los enlaces sonoros insustanciales comienzan a actuar en forma más activa que los conceptuales); la selectividad en el trabajo de la corteza cerebral desaparece, ya que todos los enlaces (sonoros, situacionales y conceptuales) se igualan. (2,10)

De esta manera vemos que la palabra es una red potencial de enlaces multidimensionales. Estos enlaces pueden tener un carácter sonoro, situacional y conceptual. Normalmente, algunos enlaces visuales directos, menos substanciales, son desplazados y otros semánticos dominan. Por eso el proceso de selección transcurre fundamentalmente los límites de los enlaces semánticos y tiene un carácter selectivo. En estos peculiares de la conciencia ---estados de semi-sueño, agotamiento, etc. ---, esta selectividad se altera, los distintos enlaces se igualan y la elección de la palabra necesaria de entre las muchas posibles según las normas semánticas, se vuelve difícil. (32)

1.5.2. Método objetivo de investigación de los enlaces de la palabra.

Ya que los métodos anteriores son accesibles sólo a la interpretación indirecta es indispensable la utilización del método objetivo para el análisis de los campos semánticos, y específicamente del método del “reflejo condicionado” (Luria, 1959).

Así para el estudio de los campos semánticos, (VINOGRADOVAB, 1971) utilizó una técnica especial, empleando el reflejo de orientación.

Es sabido que cualquier nueva estimulación, incluida la verbal, provoca un reflejo de orientación que se manifiesta en una serie de indicadores motores, electrofisiológicos y vegetativos, por ejemplo, en la contracción de los vasos sanguíneos de la mano y la dilatación de los de la cabeza. Las reacciones circulatorias del reflejo de orientación que se registran en las manos y en la cabeza tienen un carácter opuesto a las reacciones circulatorias que se dan ante estímulos dolorosos, ya que, en éstos, los vasos se contraen. Por eso, este indicador puede ser utilizado con éxito en la investigación de los campos semánticos de la palabra.

Para este fin se provoca primero en el sujeto la extinción de las reacciones circulatorias de orientación ante diferentes palabras. La emisión de distintas palabras continúa hasta que se extinguen las reacciones circulatorias, es decir, hasta que aparece la extinción de las reacciones de orientación. En este momento comienza la experiencia fundamental. Se presenta al sujeto una “palabra-test” (por ejemplo, la palabra “gato”), después de lo cual se le aplica la estimulación dolorosa – corriente eléctrica -. Luego de algunos esforzamientos aparece un reflejo condicionado estable: ante la palabra “gato”, igual que ante la estimulación dolorosa, los vasos sanguíneos de la mano y de la cabeza se contraen; es decir, aparece una reacción específica ante el dolor. Para saber qué otras palabras provocan también esa reacción condicionada ante el dolor, el investigador presenta ante el sujeto una gran cantidad de palabras complementarias, distribuidas en tres categorías. En la primera entran palabras neutrales (por ejemplo, “lámpara”, “ventana” y “cuaderno”) que no tienen ninguna relación con la palabra-test; la segunda categoría la constituyen palabras que tienen un parecido sonoro con la palabra-test (por ejemplo, “hato”, “pato”, “rato”, etc.); finalmente, en la tercera categoría, entran palabras que tienen un enlace semántico con la palabra-tes; por una parte, un enlace situacional (“ratón”, “leche”) y, por otra parte, categorial (“animal”, “perro”, etc.). La tarea consiste en determinar cuáles de las palabras enumeradas provocan reacciones ante el dolor, es decir, entran en un campo semántico único con la palabra test.

Resultó que las palabras neutrales, que no entran en el campo semántico de la palabra- test, no provocan ninguna reacción circulatoria, al tiempo que otras palabras, que entran en el campo semántico evocado por la palabra-test, producen una reacción específica ante el dolor, y en respuesta al tercer grupo de palabras, que se parecen a la palabra-test por su sonido, aparecen reacciones circulatorias de orientación. (10)

Otros datos que se obtuvieron con la ayuda de este método fueron los siguientes:

En los sujetos normales, las palabras que tienen un enlace sonoro con la palabra-test no provocan ninguna reacción. Por el contrario, las palabras que tienen una cercanía semántica con ella propician la reacción circulatoria condicionada. Los experimentos también demostraron que existe un tercer grupo de palabras, que entran en el campo semántico de la palabra-test, ocupando en él la “periferia semántica”. Así, en la serie con la palabra-test “gato”, la palabra animal no provoca una reacción condicionada ante el dolor sino que provoca una reacción de orientación. De esta forma, por este método objetivo se puede establecer el grado de proximidad semántica de las palabras con respecto a la palabra-test. (2)

Las investigaciones posteriores evidenciaron que los campos semánticos muestran diferencias significativas entre los niños normales y los niños con retardo mental.

Así, en el sujeto adulto normal o en el escolar normal, las palabras que tienen un parecido sonoro no provocan ninguna reacción – no entran en el campo semántico -, al tiempo que las palabras que tienen una proximidad semántica con ellas provocan reacciones circulatorias específicas de distinta intensidad.

En los niños con un grado profundo de retraso, las palabras cercanas semánticamente a la palabra-test no provocan ninguna reacción circulatoria, pero aquellas que son parecidas por el rasgo sonoro provocan la contracción de los vasos sanguíneos de la mano y la dilatación de los de la cabeza (reacción circulatoria condicionada).

En los niños con un grado menos profundo de retraso mental tanto, las palabras cercanas por el sentido como las palabras cercanas por sonido provocan, igualmente, las reacciones circulatorias de orientación.

Esto significa que, en estos niños, las palabras generan enlaces por rasgos tanto semánticos como sonoros y que, en consecuencia, la selectividad de los enlaces verbales semánticos, característica del escolar normal, está alterada en ellos. (15,22)

En consecuencia, podemos decir que la palabra no es una simple designación del objeto, la acción o la cualidad. Tras la palabra no hay un significado permanente sino un sistema multidimensional de enlaces (sonoros, situacionales, conceptuales). En los sujetos normales, el papel predominante lo tienen los enlaces semánticos (situacionales o conceptuales), pero que cambian según las tareas con que se enfrente el sujeto. En esto consiste la selectividad, que es una característica de las bases psíquicas de utilización del lenguaje.


Revista Electronica de PortalesMedicos.com
INICIO - NOVEDADES - ÚLTIMO NÚMERO - ESPECIALIDADES - INFORMACIÓN AUTORES
© PortalesMedicos, S.L.
PortadaAcerca deAviso LegalPolítica de PrivacidadCookiesPublicidadContactar