La Psicologia de la Palabra y su relacion con el lenguaje
Autor: Dra. Arianna Ponce Figueroa | Publicado:  9/03/2012 | Psicologia , Otras Especialidades , Articulos | |
La Psicologia de la Palabra y su relacion con el lenguaje .5

El tercero consiste en las primeras palabras, que son sustitutos de objetos y deseos, aprendidas por acondicionamiento cuando los padres unen las palabras a los objetos, del mismo modo en que algunos animales son condicionados a reconocer palabras como etiquetas de las cosas.

La etapa primitiva termina alrededor de los dos años de edad y entonces comienza el segundo período, llamado de la psicología naive. Aquí el niño descubre que las palabras tienen una función simbólica y esto lo demuestra al preguntar el nombre de las cosas. Ya no hay un simple acondicionamiento por el pensamiento conceptual o verbal. Para probar su hipótesis, Lev planteaba problemas que debían ser resueltos por los niños durante el juego. Así observaba que la cantidad de habla egocéntrica en estas ocasiones era el doble de cuando el niño no tenía que enfrentar estos problemas. Vygotsky interpretó esto como evidencia de que el habla egocéntrica no servía para liberarse de tensiones ni un acompañamiento expresivo de la actividad, sino una herramienta significativa del pensamiento en la búsqueda y la planeación de la solución del problema. (17)

Vygotsky tampoco estaba de acuerdo en que el habla egocéntrica terminaba a los siete años. Al contrario, veía que el declinamiento del habla egocéntrica era la señal de la aparición de la cuarta etapa en su desarrollo jerárquico: la etapa de crecimiento, en la cual el niño aprende a manejar el lenguaje en forma de habla reautorizada dentro de su cabeza, al pensar a la manera de memoria lógica y utilizar signos internos para resolver problemas. A partir de entonces, el individuo usará el lenguaje interno y el expresivo como herramienta en su pensamiento conceptual y verbal.

En resumen, el habla del niño se desarrolla a través de cuatro etapas, desde su nacimiento hasta la edad escolar (entre los siete y ocho años). El proceso se inicia de un modo no intelectual, o con habla sin pensamiento, y se desarrolla al pasar por la etapa naive y la del habla egocéntrica, hasta llegar al lenguaje interno, el cual está inexplicablemente entretejido con el pensamiento conceptual.(21)

Como planteamos, las primeras palabras (estereotipos motores verbales en neuropsicología) surgen en las proximidades del primer año de vida y corresponden en todas las lenguas a factores u objetos relacionados con las necesidades biológicas del niño: madre, padre, biberón y todo lo que se refiere a la actividad alimentaria, etc.; todos estos elementos guardan propiedades especiales conectados con las necesidades fisiológicas infantiles, así cada aspecto ligado a estas necesidades fisiológicas se convierte en una señal anticipadora de satisfacción para el niño, por ejemplo, al enseñarle el pomo de leche al niño provoca reacciones de bienestar.

Todas estas señales de orden sensoperceptivo conforman un sistema definido que Pavlov llamó “primer sistema de señales”, al surgir las palabras, puede decirse que cada una de ellas es una señal condicionada, que más tarde se ligarán entre sí y se irán cargando de significación, integrando finalmente el sistema nuevo de señales: el segundo sistema de señales.

Al principio las palabras tienen un carácter oscilante: a veces estarán relativamente bien configuradas, a veces se confundirán con el juego vocal. Esta situación desde el punto de vista neurofisiológico, por la reflexología, se debe a la labilidad de las huellas de los primeros estadíos, desapareciendo después la característica oscilante, a medida que la repetición y el refuerzo consolidan el proceso.

En las primeras etapas hay una incesante labor de análisis y síntesis en la actividad formadora de palabras, los fonemas son agrupados y reagrupados constantemente. Este trabajo analítico-sintético está demostrado por los errores típicos del habla infantil inicial: omisiones, sustituciones y adiciones articulatorias, así como la utilización de neologismos en esta etapa. La “palabra frase” puede interpretarse todavía por la insuficiencia de la capacidad de síntesis.

En cuanto al tipo de palabras que el niño empieza a utilizar en primer lugar son los nombres o sustantivos, ya que este tipo de palabras son las que tienen un significado de interés inmediato para el niño, ellas son las “señales de señales” que identifican los fenómenos de la realidad circundante relacionados directamente con sus necesidades vitales.

Aun cuando su morfología puede ser irregular, las primeras palabras (verdaderas “palabras-objetos”) son sustantivos, aunque pueden aparecer adjetivos y verbos en función sustantiva o designativa.

Es esta primera etapa analizada, en el aspecto pragmático (uso práctico que el niño hace del lenguaje para satisfacer sus necesidades, controlar una situación e interactuar con quienes se relaciona para comunicar sus experiencias) el niño inicia la conversación temprana, en la cual utiliza el llanto, la mirada, la risa, la succión, entre otros, para establecer comunicación con su entorno de su desempeño dependerá la mayor o menor habilidad de comunicarse en el futuro. (18)

La psicología moderna considera el habla como un medio de comunicación especial que utiliza el código del lenguaje para transmitir información. El habla es una forma compleja y específicamente organizada de actividad consciente que incluye la participación del sujeto que formula la expresión hablada y del sujeto que la recibe.

Se distinguen 2 formas de actividad hablada:

1.- El habla expresiva ejecutiva que comienza con el motivo o idea general de la expresión que es codificada en un esquema hablado y puesta en acción con ayuda del lenguaje interno para convertirse finalmente en habla narrativa.

2.- El habla impresiva operativa: sigue el curso opuesto desde la percepción de un flujo de palabras con intentos de decodificador a través del análisis de la expresión hablada, percibida, la identificación de sus elementos significantes y su reducción a ciertos esquemas del lenguaje.(22)

La palabra no sólo juega un papel esencial en la actividad cognoscitiva del hombre sino que además es el medio de regulación de los procesos psíquicos superiores, es decir, el lenguaje refleja una visión particular del mundo y es el que va a determinar la forma como percibimos la realidad, por eso cuando se altera o se pierde el significado de la palabra, no sólo se pierde el signo lingüístico como tal, sino que también se altera la conciencia que el hablante tiene del mundo. Además, si bien cierto que cada palabra se refiere a una realidad particular, no podemos olvidar que en el momento de su utilización evoca otra serie de palabras que le son cercanas por su significación. Cada palabra evoca, individualmente, un sistema complejo de enlaces, que se enriquecen en la medida en que se sitúa en contextos diferentes. En los estados patológicos del cerebro, la selectividad de estos enlaces verbales, caracterización de las bases psíquicas de la utilización del lenguaje, se altera. (5)

El desarrollo del significado y el desarrollo de la conciencia van íntimamente ligados. Vigotsky considera que estos 2 fenómenos son mutables lo que conduce a la tesis de que “el significado de las palabras se desarrolla” tanto a nivel de su estructura como de los procesos psíquicos que están en su base. A estas 2 facetas del desarrollo las llamó desarrollo semántico de la palabra y desarrollo sistémico del significado de la palabra. El primero hace alusión al cambio que va sufriendo la referencia de la palabra al objeto y su codificación a medida que el niño se desarrolla. La segunda faceta tiene que ver con el hecho de que tras el significado de la palabra en sus diversas etapas de desarrollo se esconden diferentes procesos psíquicos, o sea, que además del desarrollo del significado de la palabra se producen cambios en su estructura sistémico-psicológica. Así pues, cuando en la palabra se modifican los enlaces y las relaciones que cada quien establece entre ésta y su mundo externo, se puede cambiar el significado de la palabra y por consiguiente la conciencia del mudo. (22)

El lenguaje comienza a desarrollarse en el niño en el momento en que este comienza a recibir instrucciones de la madre y es capaz de entenderlas y llevarlas a cabo. Posteriormente, él mismo utiliza el lenguaje y es entonces cuando este lenguaje externo se convierte en lenguaje interno y comienza a regular la conducta del niño. La palabra cumple entonces una triple función: la cognoscitiva, la de instrumento de comunicación y la pragmática o reguladora de la conducta. La función reguladora se origina en la capacidad del niño de subordinarse al lenguaje del adulto. La denominación que hace la madre del objeto y el gesto que emplea para señalarlo reorganizan la atención del niño y separan el objeto mencionado de entre las demás cosas. Posteriormente, el niño es capaz de reaccionar con la mirada, por ejemplo, cuando la madre une la palabra a un objeto. Sin embargo, en esta etapa es muy posible que frente a muchos objetos unos más brillantes o de colores más llamativos, el niño ante una indicación del adulto, tome el objeto que más llame su atención y no aquel que le es solicitado. “La influencia de la experiencia inmediata y el fortalecimiento de la instrucción verbal aparecen aproximadamente a los 3 y 5 meses, ya que es a esta edad en la que maduran las estructuras de los lóbulos frontales del cerebro, que son las que inciden en la regulación verbal de los movimientos”.

En el momento en que la acción del niño está vinculada a la instrucción verbal del adulto se está llevando a cabo una función interpsiquíca, es decir, una función compartida por 2 personas: madre e hijo. Posteriormente, esta acción dividida se interioriza y es entonces cuando se convierte en intrapsíquica y el lenguaje del niño comienza a regular su conducta. (23)


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