Caracterizacion de pacientes intervenidos quirurgicamente por abdomen agudo quirurgico
Autor: Dr. Isidro Barrero Díaz | Publicado:  27/11/2009 | Cirugia General y Digestiva | |
Caracterizacion de pacientes intervenidos quirurgicamente por abdomen agudo quirurgico .5

Síntomas acompañantes: El dolor abdominal no suele ser presentarse como único síntoma en un paciente sino acompañado por otra sintomatología que nos ayuda a disminuir su carácter inespecífico. Estos pueden ser síntomas digestivos o extra abdominales.

 

Digestivos:

 

Vómitos: Suelen ser síntoma muy frecuentes en las enfermedades abdominales por lo que cuando se presentan por si solos no tienen valor diagnostico pues existen personas que lo hacen por estímulos mentales. (3)

 

Podemos reconocer tres mecanismos principales en la producción del vomito:

 

a) Irritación intensa de los nervios del peritoneo o mesenterio (perforación de víscera hueca, apendicitis, etc.)

b) Obstrucción de conducto dotado de musculatura lisa (intestino, colédoco, etc.).

c) Acción de toxinas sobre centros bulbares. (3)

 

Es también importante valorar las materias vomitadas (vómito alimentario, bilioso, fecaloideo, etc.)

 

También hay que ver la relación del vómito con el dolor, aparece rápidamente en la estrangulación y es más tardío en la oclusión, alivia el dolor en las retenciones gástricas, puede producirse en forma refleja en el momento de la perforación de una ulcera. (3)

 

En las pancreatitis agudas son muy frecuentes y abundantes llevando a los enfermos a la deshidratación. En las apendicitis agudas el vómito constituye un elemento fundamental para plantear esta enfermedad, ya que si éste precedió al dolor, difícilmente se trate de una apendicitis aguda (secuencia de Murphy). En las oclusiones intestinales mecánicas el vómito es frecuente cuando se trata del intestino delgado; se producen después de las crisis dolorosas (por antiperistalsis) pero una vez establecido el compromiso vascular, los vómitos se hacen constantes y no guardan relación con el dolor. (3, 22)

 

Ritmo intestinal: Los cambios en el hábito intestinal nos ayudan a valorar los cuadros oclusivos, pudiendo aparecer falta de emisión de gases y heces antes de instaurarse el proceso doloroso. (3)

La ausencia de motilidad intestinal por más de 24 horas en un paciente que no es constipado, debe siempre tomarse en consideración si están presente otras manifestaciones clínicas. (3, 22)

 

Un cuadro de diarrea con dolor abdominal cólico, vómitos y febrícula nos encamina hacia un diagnóstico de gastroenteritis. (3, 22)

 

Características de las heces (indagar sobre datos que nos orienten a una hemorragia digestiva). (3)

 

Nauseas: al igual que los vómitos son síntomas frecuentes en el abdomen agudo, por lo general preceden a los vómitos. A veces los enfermos no distinguen las náuseas de la llenura y a veces la describen junto a la sensación de mareo. (3)

 

Anorexia (3)

 

Extraabdominales:

 

Fiebre: está en relación con el estado séptico del paciente. Generalmente se acepta que la presencia de fiebre mayor de 39º C ante un dolor abdominal agudo haría pensar en un origen extra abdominal del mismo, con sepsis urinaria, neumonía o meningitis. (3)

 

Sintomatología urinaria: Puede aparecer tanto en procesos urológicos como intestinales: apendicitis retrocecal, diverticulitis o neoplasias perforadas. (3)

 

Trastornos ginecológicos: Es importante conocer la historia ginecológica previa en las mujeres, fecha teórica de ovulación, anticonceptivos orales, dispositivos intrauterinos, etc. (3,31)

 

Mareo, síncope

 

Examen físico

 

Al examinar un paciente con un posible abdomen agudo, el médico no debe nunca concretarse a examinar solamente el abdomen. La palidez de la cara puede traducir un síndrome hemorrágico, la sequedad de la lengua, un síndrome obstructivo, el color amarillo en los ojos un síndrome peritoneal por colecistitis aguda. En el tórax, la polipnea puede orientarnos hacia la toxemia de una peritonitis o la hipovolemia de una hemorragia (3,22).

 

El pulso y la temperatura forman una parte importante del examen de un paciente en quien se sospecha un abdomen agudo.

 

Inspección:

 

Frente a cualquier paciente con manifestaciones abdominales, el médico debe exponer todo el abdomen, incluyendo las regiones inguinales donde en una hernia estrangulada puede radicar la causa de una oclusión intestinal (20,23).

 

Se precisará si éste acompaña o no los movimientos respiratorios y si el paciente expresa dolor al toser o pujar (31).

 

Se puede explorar el test de Chapman que se considera positivo de irritación peritoneal cuando el enfermo no es capaz de incorporarse solo con la ayuda de sus músculos abdominales.

 

La presencia de cicatrices quirúrgicas debe siempre tomarse como un signo de oclusión mecánica, si el paciente presenta además otros síntomas. La región del ombligo se observará para descartar hernias o equimosis como signo de pancreatitis (3,21).

 

El abdomen puede aparecer excavado en pacientes con perforaciones agudas de úlceras gastroduodenales (por la gran contracción de los músculos de la pared) sobre todo en pacientes jóvenes y musculosos.

 

La distensión simétrica se puede presentar en oclusiones del intestino grueso por tumor o distensiones asimétricas cuando hay vólvulos del sigmoides. (31)

 

Las ondas peristálticas visibles se pueden apreciar en las oclusiones intestinales aunque también pueden estar presentes en personas normales con paredes delgadas.

 

Palpación:

 

En síndromes peritoneales graves, la resistencia muscular y la rigidez pueden no evidenciarse en enfermos con paredes gruesas, en pacientes viejos o depauperados y también en aquéllos profundamente intoxicados donde los reflejos están disminuidos por la absorción de las toxinas.

 

El peritoneo de la pared abdominal anterior es el área más sensitiva al estímulo, y el peritoneo pelviano, el área menos sensitiva (3, 21, 31).

 

Dentro de la palpación se describe el dolor al rebote. Cuando después de palpar lo más profundamente el abdomen se retira la mano bruscamente, los músculos abdominales puestos en tensión regresan, arrastrando con ellos el peritoneo adherido que si está inflamado producirá dolor.

 

La palpación del abdomen incluye también el examen de la región umbilical, los orificios herniarios y los latidos femorales (3, 21).


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