Enfermedad cerebrovascular. Factores clinicos epidemiológicos
Autor: Dr. Leandro Guzmán Domínguez | Publicado:  22/10/2010 | Neurologia | |
Enfermedad cerebrovascular. Factores clinicos epidemiológicos .9

En la literatura revisada se pudo constatar que también en muchos estudios estos resultados son similares, en este caso se piensa que se debe a que a medida que avanza la edad el riesgo a padecer una Enfermedad Cerebrovascular es mayor pues generalmente después de los 50 años la lesión endotelial de los vasos sanguíneos provoca adherencia de plaquetas y fibrina que con el tiempo esta acumulación de elementos formes de la sangre y el desarrollo de la arteriosclerosis van ocluyendo la luz del vaso y disminuye la irrigación sanguínea al cerebro hasta ocurrir el evento neurovascular. (5, 11, 13,44)

La enfermedad está estrechamente ligada con el envejecimiento, a partir de los 55 y los 70 años. La relación entre edad y el incremento de la Enfermedad cerebrovascular quedó demostrada en muchos estudios que evidencian como mientras la prevalencia de la enfermedad en edades entre 45 y 50 años era de 20 casos por 1000 habitantes, alcanzaba cifra de 60 casos por 1000 habitantes entre 55 y 70 años. (1,3)

Se conoce que con el aumento de la esperanza de vida, aumenta la morbilidad. En la medida en que se eleva la edad, el número de enfermedades asciende, sobre todo de enfermedades crónicas no transmisible. La población anciana se incrementa día a día en nuestra sociedad y la vejes, antes un privilegio de pocos, ha pasado a ser un período extenso en la vida de muchos individuos donde las enfermedades crónicas prevalecen y secundariamente la discapacidad.

Con respecto al sexo, los resultados han sido similares a los estudios revisados y se reporta el masculino como el más afectado. (6,44)

En la población de estudio se encontró que entre los hombres es mayor el hábito de fumar, el consumo de alcohol y café mientras que entre las mujeres además del influjo hormonal se apreciaron estilos de vida más saludables, esto significa que los factores de riesgo múltiples aumentan sus efectos destructivos y crean un riesgo general mayor que el efecto acumulativo simple de los factores de riesgo individuales.

En la tabla número 2 se pudo apreciar que de los 35 pacientes afectados 18 pertenecieron a la raza negra representando el 51.5%, en el estudio se obtuvieron resultados similares a los de otros autores.

Se ha planteado por muchos autores que la raza es un factor de riesgo importante en la aparición de esta enfermedad y la raza negra es la que más pacientes aporta, al analizar los índices entre población negra en varios estados y ciudades como Cincinatti, Kentucky y Rochester Minnesota, se han podido hacer estimaciones de por lo menos 730.000 nuevos casos por año, considerando que los factores de riesgo en éstas poblaciones son de más difícil control que en las poblaciones blancas. Siempre en relación con la raza, en 2005 los índices de muerte por 100.000 habitantes por ictus fueron de 26.5% para hombres blancos y 52.2 para hombres negros, es decir 97% más alto y 21.3% para mujeres blancas y 39.6% para mujeres negras, lo que significa 71.4% más alto en afro-americanos. (33,49)

La raza es un factor de riesgo definido de ictus. En la literatura médica internacional se informa una incidencia en negros 2-2,4 veces mayor que en los blancos, poblaciones afrocaribeñas muestran más altas tasas de enfermedad cerebrovascular frente a poblaciones de raza blanca. Este fenómeno se ha explicado por la mayor incidencia de hipertensión arterial entre los primeros. En clases sociales bajas se ha encontrado también mayor incidencia de enfermedad cerebrovascular, lo que se ha atribuido a diferencias en los regímenes dietéticos.

En el caso de la raza se debe a que en esta tiene un papel muy importante el padecimiento de hipertensión arterial que es más maligna y difícil de tratar por lo que esta raza es más propensa a padecer la enfermedad desde este punto de vista, incluso como una complicación frecuente de la hipertensión arterial.

Los factores de riesgo de la Enfermedad Cerebrovascular son muchos y muy estudiados por varios autores en busca de un probable control de estos para disminuir la incidencia de esta temible enfermedad, como se muestra en la tabla número 3, fueron la hipertensión arterial seguida por el hábito de fumar los factores de riesgos más frecuentes con 28 y 25 pacientes respectivamente, coincidiendo con los estudios revisados.

Prough (47) señalo del 66 al 75% de los pacientes con trombosis cerebral tienen Hipertensión arterial, Quagliarello (48) en el estudio Framingham detecto que el 90% de los accidentes cerebrovasculares isquémicos agudos son atribuibles a descontrol de la presión arterial. Whisnant (28) señaló que la H.T.A. contribuye al desarrollo de la aterogénesis y consideran que el 37 al 75% de los pacientes con Enfermedad cerebrovascular son hipertensos.

Mucha es la literatura que sitúa a la hipertensión arterial como el factor que más favorece la aparición de Enfermedad Cerebrovascular así como la arteriosclerosis (2, 6, 24,36).

Bullock R, Chestnut R, Clifton G estiman que tratando la hipertensión arterial pueden prevenirse casi el 70% de los ictus. Es el factor de riesgo más prevalente, puesto que se asocia al 49,3% de los ictus. Una reducción de 10-12 mm de mercurio en la tensión sistólica o 5-6 mm en la diastólica consigue una disminución en la incidencia de ictus del 35% (27).

El riesgo de ictus se incrementa en relación directa con el aumento de la presión arterial, tanto diastólica como sistólica, siendo la hipertensión arterial el principal factor de riesgo tanto para el ictus isquémico como para el hemorrágico, multiplicando el riesgo de ictus de 2 a 7 veces respecto a normotensos de todos los factores de riesgo que contribuyen al accidente cerebrovascular, el más poderoso es la hipertensión o la alta presión sanguínea. De un 40 a un 90 por ciento de las personas que sufren accidentes cerebrovasculares, tienen alta presión sanguínea antes de ocurrir el accidente cerebrovascular. (6,25).

Esto demuestra una vez más la importancia universal de la Hipertensión Arterial como factor de riesgo modificable, y confirma el concepto que se maneja en la actualidad, de la gran importancia de detectar a tiempo y tratar oportunamente esta entidad, muchas veces silente, con el fin de realizar una adecuada prevención de la enfermedad cerebrovascular, se ha descrito que la Hipertensión Arterial acelera el proceso aterosclerótico y de este modo propicia la ocurrencia de la enfermedad cerebrovascular y en particular del infarto cerebral a una edad más temprana (11,25).

Los datos epidemiológicos indican que el hábito de fumar es un factor de riesgo potente para el desarrollo de la enfermedad cerebrovascular. El riesgo relativo de accidente cerebrovascular (ACV) en los fumadores comparado con el de no fumadores es de 2 a 4 veces mayor. (10)

Alrededor de un 25% de los ACV son atribuibles al tabaquismo, el que aumenta independientemente el riesgo relativo de tener un ACV en tres veces. El riesgo es dependiente del número de cigarrillos, es consistente con todos los subtipos de ACV, pero es más fuerte para hemorragia subaracnoidea y ACV isquémico subcortical. (13,30)

El humo del tabaco representa el factor causal esencial, dando lugar a la formación y paso a la sangre de numerosos productos, alcanzando el sistema neurovegetativo regulador del tono arterial, con una acción temible sobre el endotelio. La nicotina aumenta los niveles plasmáticos de fibrinógeno y otros factores de la coagulación, aumenta la agregabilidad plaquetar y el hematocrito, disminuye los niveles de HDL-colesterol, aumenta la presión arterial y lesiona el endotelio, contribuyendo a la progresión de la aterosclerosis.

El propósito fundamental de la detección de los factores de riesgo es identificar aquellas personas que puedan padecer con mayor probabilidad una enfermedad cerebrovascular.

La prevención primaria del ictus isquémico de origen no cardio-embólico presenta una serie de actuaciones clave para lograrla. La modificación del estilo de vida, siguiendo una dieta de estilo mediterránea, la realización de ejercicio físico el control de peso son los pilares básicos de actuación. Una dieta rica en potasio, magnesio y fibra tienen efecto protector en la mortalidad secundaria al ictus. El ejercicio físico influye beneficiosamente sobre diversos factores de riesgo como la aterosclerosis, al incidir sobre la presión arterial y la frecuencia cardiaca, al tiempo que eleva los niveles de HDL-colesterol y reduce el LDL-colesterol, y mejora la tolerancia a la glucosa. (10)


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