Sexualidad en la adolescencia. Intervencion educativa
Autor: Dra. María Isabel Duran Cala | Publicado:  26/11/2010 | Medicina Preventiva y Salud Publica , Pediatria y Neonatologia , Medicina Familiar y Atencion Primaria , Sexualidad – Sexología | |
Sexualidad en la adolescencia. Intervencion educativa .4

Podríamos decir, entonces, que los riesgos para la salud física de la adolescente embarazada, e incluso para la sobrevivencia y salud de su hijo, son prevenibles.

El embarazo en la adolescencia compromete el disfrute de una vida digna y puede hacerla profundamente infeliz. La maternidad temprana impide o limita las oportunidades de estudio o el éxito educativo de las adolescentes. (30-31)

Quizá podamos afirmar que para una gran parte de las adolescentes el embarazo no es una opción, sino una falta de opciones. Una falta de opciones de desarrollo personal en todos los sentidos, aunque muchas de ellas consideren que su embarazo es deseado.

Muchos adolescentes comienzan a tener relaciones sexuales sin haber recibido información exacta sobre la sexualidad y la salud de la reproducción. Esta falta de información es, en la actualidad, la responsable de la alta incidencia de embarazos no planificados y de enfermedades de transmisión sexual que se presentan en los adolescentes. (24)

Estudios realizados demuestran la estrecha relación entre el mayor nivel de educación e información sexual de los adolescentes y menor riesgo de maternidad precoz. Esta crea una desventaja para el hijo desde todos los puntos de vista, derivada de la inmadurez emocional de la madre, posibles limitaciones socioeconómicas por la frustración de su desarrollo profesional, y toda la carga afectiva de un hijo posiblemente no deseado. (45)

Para lograr buenos resultados en la prevención de los embarazos no deseados en la adolescencia, se hace imprescindible una educación sexual correcta y adecuada. El buen asesoramiento ayudará a los adolescentes a realizar una correcta elección del método anticonceptivo que deberá utilizar cuando inicien su vida sexual.

Infecciones de Transmisión Sexual.

La actual epidemia de Infección de Transmisión Sexual (ITS) es la mayor amenaza para la salud de los adolescentes. Esto incluye el riesgo de infertilidad, cáncer y muerte. Las infecciones de transmisión sexual (ITS) representan la más diseminada y devastadora enfermedad que enfrentan los jóvenes en nuestros días. (14)

La distribución global de las infecciones de transmisión sexual (ITS) las convierte en una difícil situación de salud a nivel mundial. La OMS estima que anualmente se producen un promedio de 262 millones de casos nuevos de enfermos por estas entidades. Las infecciones de transmisión sexual (ITS) constituyen una importante causa de morbilidad oculta por estar relacionadas con la conducta de cada individuo, con frecuencia están rodeadas de mitos y tabúes motivos por los cuales las personas muy pocas veces consultan al personal de salud a tiempo refiriendo sus molestias, lo que ocasiona complicaciones que pueden llegar a ser graves. Las infecciones de transmisión sexual (ITS) y las infecciones del aparato genital son especialmente frecuentes entre las jóvenes. (17)

Los adolescentes constituyen el grupo de población con mayor riesgo de presentar Infección de Transmisión Sexual lo cual está dado fundamentalmente por sus conductas sexuales, aunque algunos de los factores de riesgo son atribuibles a sus características biológicas.

Se conoce que las células de la vagina y el cérvix son más susceptibles a la infección en la niña y la joven; estas células y el medio vaginal van a sufrir cambios durante la adolescencia, que hacen que al final de ésta exista una mayor resistencia a las infecciones. Por eso, las adolescentes sobre todo en los estadios más precoces, tienen mayor riesgo de contraer una infección de transmisión sexual (ITS) que una mujer adulta, cuando tiene relaciones sexuales con un hombre infectado. (23)

Independientemente de lo antes expuesto, el riesgo de contraer una infección de transmisión sexual (ITS) durante la adolescencia está relacionado fundamentalmente con las conductas sexuales riesgosas. Los adolescentes son más propensos a correr riesgos sexuales sin tomar en consideración sus posibles secuelas a largo plazo. Por lo general, se consideran inmunes e invulnerables y niegan los riesgos, mientras otros no consideran la posibilidad real de que su pareja esté infectada. Incluso, ante la presencia de los síntomas existe una fuerte tendencia a negar la enfermedad y dilatar la consulta médica y el tratamiento.

La situación actual epidémica de las infecciones de transmisión sexual (ITS), combinado con las actitudes y conductas de los adolescentes en las esferas sexuales, convierten esta situación en una bomba de tiempo. Esto sólo puede combatirse con un incremento en la información a los jóvenes sobre estas enfermedades; mientras más preparados estén, mejor podrán reconocer estos riesgos. Cuando ellos logren reconocer y aceptar los riesgos que afrontan al tener actividad sexual sin protección, comenzarán a valorar y practicar relaciones sexuales protegidas. (32)

Para la prevención de las Infecciones de Transmisión Sexual en la actualidad se preconiza la práctica del sexo seguro; sin embargo, lo real es que el único sexo seguro es la práctica de la abstinencia sexual y algunos adolescentes serán capaces de aceptar la abstinencia cuando se les explique las ventajas de retardar el inicio de su vida sexual.

Si el trabajo educativo e informativo se realiza de una manera correcta, sistemática y por etapas, se logrará que al menos el 50% de los adolescentes pospongan por un período que oscila entre 2 a 3 años el inicio de su actividad sexual, en comparación con lo que sucede cuando esta educación no se brinda o se hace sin cumplir los requerimientos necesarios.

Cuando no se logra que los adolescentes acepten la abstinencia sexual, debemos tratar al menos que adopten métodos preventivos y conductas sexuales que reduzcan el riesgo de infección, entre los que se distinguen el uso sistemático del condón masculino o femenino, limitar el número de parejas sexuales, practicar la fidelidad mutua así como controlar sistemáticamente la aparición de síntomas y signos sugestivos de infección de transmisión sexual (ITS) tanto en sí mismo como en sus parejas. (33)

El Dr. Flores Colombino señala entre los factores favorecedores al contagio de las infecciones de transmisión sexual (ITS): a “los papeles otorgados a la juventud, con desritualización de las instancias de cortejo y galanteo, así como el noviazgo, facilitan las relaciones sexuales prematrimoniales en marcos apresurados e informales. La precocidad de las relaciones sexuales ha alcanzado niveles cercanos de comienzo a los de la pubertad y aún antes de ella, para varones y mujeres”.

Social y culturalmente se han producido cambios en torno a la conducta sexual, lo cual es mucho más permisiva y tolerante, sin embargo, la sexualidad sigue siendo un tema abordado inadecuadamente, por lo que la ignorancia en torno al mismo persiste, así como los riesgos que en algunos casos aumentan.

Otro factor lo constituye el debatido tema de la promiscuidad, muy vinculado con los factores psicológicos y de comportamiento. Según Kilby: “El número en la incidencia de infecciones de transmisión sexual (ITS) es paralelo al incremento en el número de encuentros sexuales fortuitos.

Resulta interesante la tesis relativa a la propia higiene sexual que enuncia el ya mencionado doctor Flores Colombino, y que se refiere al hecho de que durante las relaciones sexuales se ponen en contacto zonas corporales con flora microbiana diferente. Por ejemplo, hacer énfasis en las normas higiénicas que no se deben dejar de tener en cuenta, como no pasar, sin estricta higiene previa, del coito anal al vaginal, el cual en ocasiones se practica eyaculando en la vagina. Esto nunca debe hacerse, dice el doctor Flores Colombino y añade: “No podemos imaginar el conflicto ecológico infeccioso que se puede provocar”.

Por lo que resulta importante poseer información y educación sexual adecuada que permita regular la conducta sexual de forma consciente, responsable y protegida, evitar los cambios frecuentes de pareja y de carácter fortuito e informal, así como mantener una adecuada higiene sexual. (44)

Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA)

Desde los inicios de la epidemia VIH/SIDA en 1980, los especialistas comenzaron a realizar estudios, proponer teorías sobre el VIH. Aunque resulta bastante amplio el conocimiento acumulado sobre el tema en un periodo de dos décadas, aún no está lo suficientemente generalizado, como para que la familia, la escuela y especialmente los adolescentes, tengan las nociones básicas sobre la epidemiología, prevención, qué hacer ante una persona que vive con VIH o con SIDA. (12,22)

Los jóvenes suelen carecer de la información, los conocimientos prácticos y los servicios que necesitan para protegerse a sí mismo contra la infección por el VIH. La provisión de estos elementos tiene importancia crucial para contrarrestar la epidemia. Según se estima, cada día unos 6.000 jóvenes se infectan con el VIH/SIDA -uno cada 14 segundos- y la mayoría de ellos son jóvenes mujeres.


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