Prevalencia de enfermedades periapicales agudas en el adulto
Autor: Dra. Adelys Alonso Valdés | Publicado:  30/03/2011 | Odontologia y Estomatologia , Cirugia Maxilofacial , Articulos | |
Prevalencia de enfermedades periapicales agudas en el adulto .5

Es por esto que las pruebas de vitalidad y la respuesta a las mismas son de gran utilidad y determinantes. Podemos tener esta lesión tanto en dientes vitales como necróticos y sus características básicas para hacer el diagnóstico son:

a. Pruebas de vitalidad:

Negativas en dientes necróticos
Aumentadas en pulpas inflamadas

b. Dolor espontáneo:

Puede ser intenso, continuo y localizado

c. Dolor a la palpación sobre apical:

Intenso

d. Dolor a la percusión:

Muy intenso

e. Movilidad:

Ligera

f. Afectación de los tejidos blandos:

Ausente

g. Radiográficamente:

Ensanchamiento del espacio del ligamento o no

Tratamiento:

El tratamiento estará encaminado a la eliminación del factor causal, es por esto que el estomatólogo, mediante un correcto interrogatorio, examen clínico y radiográfico debe determinar la causa, establecer un buen diagnóstico y realizar posteriormente un tratamiento correcto. Una vez eliminada la causa se indicara reposo masticatorio por una semana, analgésicos y laserterapia.

La evolución de la periodontitis apical aguda no tratada, puede derivar en un absceso apical agudo, dependiendo de la relación que exista entre la virulencia microbiana y las defensas del organismo. De aquí la importancia que tiene un buen diagnóstico y correcto tratamiento para así evitar mayores daños a la salud del paciente.

Absceso apical agudo

Proceso séptico en el cual el organismo opone una barrera defensiva, cuyo aumento de volumen no rebasa la región anatómica correspondiente circunscribiendo el área afectada; esto da lugar a la multiplicación bacteriana, degeneración tisular y formación de pus que al atravesar el tejido óseo se colecciona por debajo de las mucosas o de la piel.

Etiología:

El absceso dentoalveolar se origina a partir de:

Infección por caries o periodontitis crónica.
Lesiones traumáticas externas u oclusales, con inflamación o necrosis pulpar.
Irritación de la región periapical por manipulación endodóntica.
Medicamentos empleados en la terapia radicular.
Presencia de infecciones por granuloma o quiste periapical.

Patogenia:

Se debe a la llegada de productos metabólicos terminales, bacterias o sus toxinas al tejido periapical procedentes del sistema de conductos radiculares de un diente con necrosis pulpar y en algunos casos estas bacterias pueden llegar a través de una bolsa periodontal. Este absceso es considerado primario, como consecuencia de una necrosis pulpar sin osteólisis periapical previa; ya que el secundario, es el llamado absceso apical crónico agudizado o fénix, donde sí podemos observar la osteólisis periapical. (22)

Al llegar las bacterias al tejido periapical, la respuesta inflamatoria inespecífica se intensifica y existe un mayor componente celular en comparación con la periodontitis apical aguda. El factor quimiotáctico induce la marginación leucocitaria capilar y la diapédesis de los leucocitos polimorfonucleares al foco de infección primario. Otras células participan también en la inflamación crónica (monocitos, linfocitos, fibroblastos y células plasmáticas), que normalmente son incapaces de detener la invasión bacteriana. Al seguir llegando bacterias, se mantiene la continua atracción de polimorfonucleares (PMN) que, a consecuencia de su capacidad fagocítica sobre los microorganismos, forman un exudado purulento cuando son destruidos, liberando enzimas proteolíticas. (20-22)

El pus tiende a buscar una salida a través del hueso, alcanzando al periostio. Con el tiempo este es destruido y se forma un absceso submucoso o subcutáneo, que puede extenderse por los planos anatómicos ocasionando una celulitis o una fístula. Esta infección puede avanzar hasta el punto tal de producir una osteítis, periostitis y osteomielitis. (18-22)

El pus retenido puede, como se dijo antes, fistulizarse, pero la descarga no solo puede hacerse hacia la cavidad oral, sino también hacia la piel de la cara o cuello, o hacia la cavidad nasal o seno maxilar. (21)

Al pasar la fase aguda, el absceso puede evolucionar hacia la cronicidad en forma de un absceso crónico (acompañado de una fístula o sin ella), granuloma o quiste periapical. (23)

Características clínicas:

Es de gran importancia conocer los signos y síntomas ya que estos serán los responsables de que se establezca un buen diagnóstico, se presenta como un dolor espontáneo, intenso, de carácter pulsátil, sobre todo cuando se inicia la colección purulenta subperióstica. A la palpación el dolor se incrementa y se observa tumefacción y fluctuación, a la percusión el paciente siente un dolor muy intenso (síntoma de una periodontitis apical aguda, que nunca falta). El diente puede estar móvil o no; en algunas ocasiones el paciente refiere "sentir el diente ligeramente fuera de su alveolo". A las pruebas de vitalidad el diente afectado responde negativamente. El cuadro puede completarse con fiebre, malestar general y linfoadenopatía regional. (14,16, 17)

Dependiendo de hacia dónde se propague el pus, el cuadro clínico se puede acompañar de trismos e impotencia funcional de los movimientos mandibulares de apertura bucal, lo que dificulta el diagnóstico de la etiología. (21)

La inflamación puede ser localizada o difusa, dependiendo del grado de avance del proceso. Algunos estudios reflejan que en la mayoría de los casos, la inflamación es localizada; pero en los casos de inflamaciones difusas, estas reflejan la cantidad y naturaleza del irritante que sale del sistema de conductos, la virulencia, el período de incubación de las bacterias implicadas y la resistencia del hospedero. (20)

En los casos donde el edema es difuso, y el diente involucrado es un canino superior, la tumefacción del labio superior puede extenderse hasta el párpado; si es un diente posterosuperior, la tumefacción de la mejilla puede llegar a deformar el rostro. En el caso de un diente anteroinferior, puede abarcar al labio inferior y el mentón, y en casos más graves llegar hasta el cuello; si es un diente posteroinferior, la tumefacción puede extenderse hasta el oído y región submaxilar. El tejido que recubre la tumefacción se encuentra tenso e inflamado. (23)

Es importante saber que los casos graves, comprometen la vida del paciente, el individuo presenta fiebre, rubor y estado de postración. Existen abscesos apicales agudos que clínicamente son más circunscritos sin celulitis asociada, es más atenuada y presenta menos riesgo para la vida del paciente. (21)

Características radiográficas:

Al principio solo muestra un ligero ensanchamiento del espacio del ligamento o ningún signo radiográfico; solo se observará destrucción ósea en caso de que exista un proceso periapical crónico de base. (8, 15, 20)

Características histológicas:

Microscópicamente el absceso apical agudo presenta células muertas, detritos, polimorfonucleares (PMN) y macrófagos. También pueden ser observados algunos espacios vacíos rodeados de polimorfonucleares (PMN) y escasos mononucleares; el conducto radicular puede aparecer exento de tejidos, encontrándose en su reemplazo microorganismos y detritus. (22)


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