Intervencion educativa sobre sexualidad en adolescentes de un consultorio medico
Autor: Dra. Amarilis Martínez Guerra | Publicado:  25/01/2012 | Articulos , Medicina Familiar y Atencion Primaria , Pediatria y Neonatologia , Sexualidad – Sexología | |
Intervencion educativa sobre sexualidad en adolescentes de un consultorio medico .1

Intervención educativa sobre sexualidad en adolescentes de un consultorio médico.

Dra. Amarilis Martínez Guerra. Especialista de 1er grado en Medicina General Integral. Profesor Instructor.
Dra. Illovis Ramírez Arteaga. Especialista en Medicina General Integral. Profesor Instructor.
Lic. Fe Lisbel Herrera Toledo. Especialista en Atención Primaria de Salud. Master en Atención Integral a la Mujer. Profesor Asistente.
Lic. Tania Chaviano Pérez. Universidad de Ciencias Médicas Dr. Raúl Dorticós Torrado. Profesor Instructor.

Resumen

Se realizó un estudio de intervención educativa a través de técnicas participativas con el objetivo de modificar los conocimientos sobre algunos aspectos de la sexualidad en adolescentes pertenecientes al Consultorio Médico No 1, Policlínico José Luis Chaviano Área 1 del Municipio de Cienfuegos. El universo estuvo constituido por 162 adolescentes, de los cuales se tomó una muestra por el método del muestreo aleatorio simple de 60 adolescentes. Se dividió la población objeto de estudio en tres grupos de 20 personas, las que recibieron 6 clases de 2 horas de duración por tres meses.

La información necesaria se obtuvo a través de una encuesta que fue aplicada antes y después de la intervención. Se utilizó el porcentaje como medida de resumen para las variables cualitativas y la prueba de McNemar para la validación estadística. Se concluyó que se logró modificar positivamente el nivel de conocimientos sobre sexualidad en los adolescentes estudiados con una alta eficacia en la intervención educativa realizada. Recomendamos extender este tipo de estudio a otras áreas de salud de nuestro territorio.

Introducción

Desde tiempos remotos, antes de nuestra era se han dado criterios respecto a la adolescencia como época de la vida. Los pueblos primitivos tenían solamente niñez y adultez. Bastaba someter al niño cuando llegaba a cierta edad a determinadas pruebas o ejercicios y si estos eran satisfactorios, pasaban de inmediato a ser considerados como adultos. Así de simple era la valoración del crecimiento y desarrollo humano.

En el lenguaje ruso antiguo la palabra adolescente (que literalmente quiere decir “no tiene derecho a hablar”) significaba esclavo, criado, trabajador, soldado del príncipe y también significaba niño, adolescente y joven. No existían límites de edades; característica también del latín clásico y de la edad media.

Ya en el siglo XVIII se asocia al término “pubertad”, que se refiere a la edad en que aparece el vello viril o púbico.

Al concluir la Segunda Guerra Mundial, a mediados de la década de los 40, el mundo comienza a recuperarse de este holocausto y en la década de los 50 comienza un crecimiento descontrolado de la población y provoca un aumento descomunal de este grupo poblacional. Es por eso que muchos autores coinciden en que la adolescencia es una creación moderna coincidente con el impulso que produjo la revolución industrial y la mayor tecnificación de los procesos productivos. (1,2)

El término “adolescencia” es relativamente moderno. Hace referencia al período de la vida que empieza con la pubertad y termina cuando se es considerado un “adulto” (es decir, cuando se es socialmente maduro y económicamente independiente). Es la etapa que transcurre entre los 10 y los 19 años, en la que se consideran dos fases: la adolescencia temprana de 10 a 14 años y la adolescencia tardía de 15 a 19 años, aunque de acuerdo con los conceptos convencionalmente aceptados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es difícil establecer límites cronológicos para esta. (1,2)

En el Segundo Congreso de la Asociación Latinoamericana de población en septiembre de 2006 citado por la OMS, se considera de forma convencional adolescente a toda persona cuya edad esté comprendida entre 10 y 20 años, en la que se adquiere una filosofía de la vida y del mundo circundante acorde con los cambios sexuales, las transformaciones físicas, el momento social en el cual se desarrolla y el equilibrio que se produce entre los diferentes intereses, motivaciones, objetivos y aspiraciones que señalan un nivel de aceptación positivo o negativo de este grupo en el espacio social y el escenario cultural donde transcurren los años más importantes de su desarrollo humano.

Muchos autores dividen la adolescencia en tres etapas por sus matices y según las diferentes edades (1- 3):

• Adolescencia temprana (10 a 13 años)
• Adolescencia media (14 a 16 años)
• Adolescencia tardía (17 a 19 años)

En una revisión más actualizada, decidimos exponer la que expresa Domínguez García en su selección de lecturas acerca de la adolescencia y juventud (2). En la adolescencia se distinguen dos etapas:

• Preadolescencia (fenómeno de la pubertad)
• Adolescencia propiamente dicha que va encaminada a consolidarse en la etapa de la juventud

Constituye la adolescencia el período de transición que lleva al individuo a la madurez biológica, durante la cual se producen notables cambios físicos, entre los que se destacan particularmente la aceleración del crecimiento del esqueleto y el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios. Se caracteriza, además, por el florecer del amor y el hacer sentir a los jóvenes optimistas y creativos. A lo anterior, se unen las características psicosociales que están dadas por la inestabilidad en el ánimo y el objeto del impulso sexual, ya que son oscilantes y contradictorios. Son frecuentes las fantasías y emociones que pueden llevar al joven a sentir determinados impulsos, muchas veces altamente riesgosos. (2,3)

Por otro lado, cobra singular importancia para el adolescente la relación con los amigos, la cual se convierte en un vínculo íntimo- personal, fuente de profundas vivencias y de reflexiones acerca de la realidad. Según algunas investigaciones, el motivo fundamental de la conducta de un adolescente es la aspiración a encontrar un lugar en el grupo de amigos y usualmente la opinión de estos tiene más importancia que la de los padres y maestros. (4,5)

Pero esa realidad irreversible, que es la mayor independencia de los jóvenes, conduce de forma inexorable al enfrentamiento de los adolescentes. Esta etapa difícil y compleja por la que atraviesa cada ser humano requiere de una atención especial y consecuente, gran rigor científico en los planteamientos y formación de su integridad física y moral, por tanto, demanda muestras de amor y atención mantenidas por parte de los padres, maestros y personal de la salud, sobre todo, en estos tiempos estrechamente ligados al medio familiar, comunitario y avalado por el sistema social imperante. (6)

En los albores del siglo XXI y tras milenios de existencia, todavía se combina un potencial interno de posibilidades, de búsqueda en la esencia de una realidad actual que contiene prejuicios, de determinados conceptos éticos complejos, de desconocimientos, ignorancia, verdades a medias y raras respuestas sobre ciertos aspectos de la sexualidad que ya debían ser conocidos. (7)

La formación de los adolescentes debe ser dirigida de tal manera que madure su personalidad en el terreno ideológico, social, ocupacional y sexual a fin de que elaboren con estos elementos una filosofía del mundo y de su realidad acorde con el momento en que vivimos. De ahí, la importancia que conozcan todo acerca de la sexualidad, pues muchos de los problemas a los cuales se enfrentan están profundamente conectados a la falta de conocimientos sobre esta. (8,9)

El aprendizaje de la sexualidad comienza con el nacimiento. Se inicia en los juegos autoeróticos del lactante y del niño, luego en los juegos de la infancia, más tarde con la afirmación autoerótica de la pubertad y la adolescencia para concentrarse en los contactos sexuales de la adultez en todas sus fases cuando continúa el aprendizaje en la pareja. (10)

Es la sexualidad un hecho de la vida, inherente a nuestro ser y vinculada a importantes potencialidades funcionales humanas, como la reproducción, el placer erótico y la comunicación afectiva entre las personas. (11)

El comportamiento humano alrededor de la reproducción y el placer sexual han sido tabú para todas las culturas, de modo que es tarea difícil establecer normas de conductas apropiadas y universales en lo que a vida sexual se refiere.

La historia de la sexualidad comienza en las formas más inferiores de la vida. Es el resultado de un largo proceso biológico de desarrollo donde se modifican tanto los órganos sexuales como la forma de vida embrional por efecto de la adaptación hasta llegar al hombre, único ser viviente capaz de desear tener descendencia y aprovechar el apareamiento consciente para la reproducción. (12)

Alrededor de esta se han tejido leyendas y mitos, costumbres ancestrales, esquemas rígidos y concepciones baratas, que van desde la frivolidad hasta el recato, dos extremos incompatibles con la dinámica de la vida. Todo esto exige cada vez más una educación sexual adecuada. (13- 16)


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