Enfermeria desde una dimension epistemica hacia la familia que cuida para prevenir complicaciones derivadas de la enfermedad cerebrovascular
Autor: Lic. Lesbia Verde | Publicado:  9/02/2012 | Enfermeria , Articulos | |
Enfermeria familia prevenir complicaciones enfermedad cerebrovascular .4

Los datos de la investigación se recopilaron mediante encuestas confeccionadas por la Comisión Municipal a los efectos y aplicadas a los familiares responsables del cuidado del paciente en las etapas agudas y de convalecencia de la enfermedad, por personal capacitado, encargado de la atención y seguimiento de estos enfermos en el área de salud, con lo cual se disminuía el sesgo de información y se garantizaba que la obtenida fuese cualitativa y cuantitativamente confiable.

Las variables utilizadas fueron: (1), Edad: 50-59; 60-64 y 65 y más. (2), Sexo (3), Color de la piel (4), Tipo de enfermedad cerebrovascular (5), Aplicación del proceso de atención de enfermería. (6), Evaluación del proceso de atención de enfermería. (7), Evolución general de los pacientes. En esta serie predominaron los pacientes del sexo masculino, con 10 (58,8%), en relación con el femenino (7, para 41,2%), así como también los que tenían 65 años y más en casi la mitad de la casuística (tabla 1). En cuanto al color de la piel, y como era lógico esperar por la composición étnica de nuestra población, primaron los mestizos (9, para 52,5%), seguidos de los blancos (4, para 23,6%) y negros (2, para 11,9%).

Dentro del mismo contexto, Ferrer, y Miranda, (2002); en un trabajo titulado Acciones de enfermería en pacientes con afecciones cerebrovasculares. Se realizó un estudio retrospectivo, descriptivo y transversal en el Servicio de Cerebrovascular del Hospital Clinicoquirúrgico Docente Provincial “Dr. Ambrosio Grillo Portuondo” de Santiago de Cuba durante 1996, cuyo universo estuvo constituido por 522 enfermos, de los cuales se tomó una muestra al azar de 200 casos, con el propósito de exponer la importancia de las acciones de enfermería en pacientes con enfermedades cerebrovasculares, entre otras variables de interés. Con esta finalidad se revisaron las historias clínicas de las que se obtuvo la información necesaria, que fue procesada de forma manual.

Los pacientes más afectados se hallaban comprendidos entre los 56 y 65 años, con predominio del sexo femenino. Según la clasificación diagnóstica de los accidentes vascular encefálico, la mayor frecuencia correspondió a los isquémicos, en los que también se registró la mortalidad más baja. La labor de la enfermera en estrecha coordinación con el equipo de salud resultó fundamental en los diferentes tipos de rehabilitación que se aplica a estos enfermos. El universo estuvo constituido por 522 enfermos, de los cuales se tomó una muestra al azar de 200 casos, de cuyas historias clínicas se extrajeron los siguientes datos: edad, sexo, clasificación según el tipo de accidente vascular encefálico, diagnóstico, rehabilitación, acciones de enfermería y estado al egreso, los que se plasmaron en una sábana de vaciamiento y se cuantificaron por el método porcentual. Los resultados se expusieron en tablas estadísticas.

Por su parte, Sobarzo Gavilán (2006) en su trabajo titulado: Estudio de Calidad de Vida en Pacientes con Accidente Cerebrovascular Isquémico. La Calidad de Vida engloba una serie de conceptos difíciles de aunar para una medición cuantitativa y cualitativa, es por esto que los esfuerzos por medir dicha condición se han enfocado a la elaboración de test específicos que permitan la agrupación de componentes físicos y mentales con directa relación a la Calidad de Vida. El propósito de este estudio es analizar la Calidad de Vida mediante un test de valoración de dichas cualidades, SF-36 V.2, en 59 sujetos atendidos en los servicios del Hospital Clínico de la Universidad de Chile José Joaquín Aguirre, entre Enero del 2003 y Diciembre del 2003.

Los resultados de la encuesta se utilizaron para obtener un puntaje tanto de un componente físico como mental de la Calidad de Vida actual de los pacientes y relacionarlo a los factores de riesgo presentes al momento de diagnosticar accidente cerebrovascular (ACV) isquémico. Al realizar el cuestionario SF-36 V.2 se incluyeron preguntas que vinculan directamente la CV actual a las secuelas desarrolladas producto del accidente cerebrovascular (ACV). De los puntajes promedios obtenidos en todos los ítems, podemos concluir que los hombres alcanzan mayor puntaje promedio en la encuesta SF-36 V.2 que las mujeres. Sólo en los ítem DC (dolor corporal) con una significancia de 0.009, SG (salud general) con una significancia de 0.045 y RE (rol emocional) con una significancia de 0.026 las diferencias son estadísticamente significativas; por lo tanto el grupo mujeres presenta una disminución en su calidad de vida mayor durante el tercer año de alta hospitalaria respecto de los hombres, acentuándose en el componente dolor corporal, salud general y rol emocional. En conclusión, un alto porcentaje (86.4%) de los sujetos que han presentado un ECV isquémico durante el año 2003, refieren algún grado de secuelas sean estas a nivel físico y/o mental, e independiente que la relación con sus factores de riesgo al momento del evento isquémico sea o no estadísticamente significativa, poseen en todos los ítem de la encuesta SF-36 V.2 un puntaje menor que aquellos que refirieron no tener secuelas.

Seguidamente cito a Loayza, Dávila, Monteza, y Cienfuegos, (2006) en trabajo titulado Rompiendo Paradigmas: Desde la Concepción del Proceso de Atención de Enfermería al Proceso de Cuidar. La presente investigación cualitativa, con enfoque de Investigación-Acción Participativa (IAP), OPS/OMS (1999) propone intervenir de forma integral e integradora en la concepción del proceso de enfermería de las estudiantes de la escuela de enfermería-USAT con la finalidad de humanizar sus cuidados. Los objetivos de la investigación fueron: Analizar, discutir y modificar la concepción del Proceso de Atención de Enfermería al proceso de cuidar, desde el paradigma de transformación, en estudiantes de la asignatura de cuidados de enfermería al adulto y anciano I. El marco conceptual fue sustentado por B. Kossier (1999) para Proceso de Enfermería; Waldow (1998), en cuidar/cuidado; Paradigmas en enfermería por S. Kerouác (1996).

Los sujetos en la investigación: 17 estudiantes. Las técnicas de recolección de datos fueron grupos focales, entrevista abierta a profundidad, observación participante. El tratamiento de datos se realizó con análisis temático y documental de los informes de PCE. Teniendo como resultados: momento pre-reflexivo: Creían que la diferencia entre PAE Y PCE radicaba en un cambio de denominación. Su concepción de los conceptos meta paradigmáticos pertenecían al paradigma de categorización e integración. En el momento reflexivo, establecen diferencias entre el PAE y el PCE, basado en la implicancia personal que tiene, de un simple dar, hacia un darse. En el momento post reflexivo reconocen que el paso del PAE al PCE implica una revolución paradigmática, modificando sus conceptos meta paradigmáticos, logrando concebirlos a la luz del paradigma de transformación. Se modificó la concepción de enfermería desde el paradigma de trasformación. Se respetaron los principios éticos.

Para finalizar cito a Ortega, (2008), en un Del mito de la inmortalidad al paradigma emergente del cuidado de la vida humana. Señala la autora que hurgar en el pensamiento del ser humano en relación con el cuidado de la vida desde sus orígenes, me ha permitido comprender como este pensamiento ha ido evolucionando de acuerdo al contexto sociocultural e histórico donde este se ha encontrado inmerso. A pesar de que el conocimiento científico reemplazó al mito, estos todavía se encuentran en el inconsciente colectivo de las culturas como una marca genética social que ha ido guardando de generación en generación esta memoria arcaica. La creencia de la inmortalidad ha estado y estará presente en el pensamiento humano a pesar de que se está consciente de que la vida humana en la tierra es finita y que la misma tierra que acobija todos los seres vivos también es mortal.

Los avances en el pensamiento científico desde Hipócrates hasta nuestros días han demostrado que el objetivo último es la búsqueda de las causas de las cosas, pretendiendo de esta manera dominar la naturaleza, sin importar la repercusión que se tenga sobre la vida como esencia del hombre. El ser humano y lo más sagrado su vida, ha sido reducido y fragmentado, y con esto cosificado. El ser humano fue objetivizado en dos cosas: cuerpo y mente y la vida quedó reducido sólo a lo biológico.

Un nuevo pensamiento emerge con una visión del ser humano como ente holístico, caracterizado mas allá de la suma del cuerpo y mente, es el hombre cuerpo-mente-espíritu en una relación integralizadora que cambia completamente el concepto de salud y enfermedad, por una posición diferente ante la vida, un paradigma que rompe la estructura del pensamiento cartesiano, que confronta la memoria arcaica y moderna de la inmortalidad, estoy hablando del cuidado de la vida humana dentro de un enfoque fenomenológico existencial, donde la salud es vista como la fuerza de vivir la vida como se presenta, alegre y trabajosa, saludable y enferma, limitada y abierta o ilimitada después de la muerte. Es una postura ante la vida, no depende de una clase social en particular, depende de una actitud positiva ante la vida, la enfermedad, el sufrimiento y ante la muerte misma.

Constructos Teóricos

Extrínsecamente del conocimiento empírico la investigación también requiere de conocimiento teórico concentrado en las bases teóricas. Hurtado y Toro (2001), hacen mención a que “constituyen un conjunto de ideas generalmente ya conocidas en una disciplina, que permiten organizar los datos, para lograr que de ellas puedan desprenderse nuevos conocimientos” (p. 96). Por ende que las teorías son esenciales para el desarrollo del estudio en su propósito de brindar conocimientos previos en pro de la generación de nuevos conocimientos que a su vez permitan una mejor comprensión del fenómeno. Tradicionalmente, la enfermera ha estado implicada con la provisión de cuidados a los individuos.

Como investigadora considero que la manera como la enfermera(o) concibe a los seres humanos influye directamente en el modo en que se proporciona el cuidado al cliente individual. En los primeros tiempos de la enfermería, la persona se consideraba a partir del modelo médico como el paciente con una disfunción de acordada parte del cuerpo del paciente; la enfermera y enfermero se refiere a menudo como el “hombre con infarto del miocardio” o “la mujer con perforación del apéndice”. El concepto orientado médicamente se centraba en la disfunción física de la persona, como resultado, el cuidado de enfermería se centraba en ayudar al médico a reparar la disfunción del paciente.

Después se fue viendo a la gente en función de su enfermedad, psique y espíritu. El cuidado de enfermería seguía concentrándose en los aspectos físicos del cuidado, pero se ponía atención a las necesidades psicológicas y espirituales del paciente. El hombre no se percibía holísticamente, sino de una manera fragmentada; hoy, muchas enfermeras tienen un concepto holístico de la gente como seres humanos completos más que como partes fragmentadas. Este concepto considera todas las dimensiones del individuo, en consecuencia el modo como se provee el cuidado de enfermería es diferente. El concepto holístico es compatible con la teoría general de sistemas según la cual el todo es más grande que la suma de sus partes. Las personas se consideran segmentos interrelacionadas, interactuantes e interdependientes de redes sociales significativas.


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