Irene, creo que la decisión de prescindir de los fármacos tiene que estar muy bien meditada, pero en mi caso no fue muy difícil tomarla.
Para empezar, me extrañaba muchísimo que al mismo tiempo que los médicos restaban importancia a las extras me recetaran medicamentos para "toda la vida". Pero pasado algún tiempo pude tomar conciencia de que esos profesionales están habituados a que las personas que acuden a sus consultas con un corazón sano y muchas extras, de alguna forma les demandan una panacea que les libre de tan incómoda perturbación.
Por si ello fuera poco, mi experiencia personal con ésos fármacos (sumial y atenolol sobre todo) no ha sido nada positiva. Existen efectos secundarios, sobre todo para el sexo masculino, que no se veían ni de lejos compensados por los supuestos beneficios del tratamiento. En ningún momento, durante el tiempo que me he medicado, he percibido que las extras cesaran o disminuyenran. Es más, como ya he comentado en otros post, el atenolol, que disminuía mi ritmo cardiaco hasta límites inimaginables, hacía que las notara mucho más. Estaba muy "tranquilo", eso sí, pero tenía un montonazo de extras.
Si a eso añadimos que la fortuna quiso que me tropezara con este foro, donde personas dignas de encomio como nuestra Santy me han demuestrado que se pueden sobrellevar las extras sin medicarse, pues ya tienes el resultado: mientras el diagnóstico no cambie no quiero saber nada de betabloqueantes ni otras zarandajas.
La moraleja de toda esta historia es muy simple: si uno está predispuesto a ello, no hay dificultad alguna en dejar la medicación; pero, si por el contrario, la ingesta de fármacos permite que el extrasistólico se sienta mejor, más psíquica que físicamente en mi opinión, pues adelante. No hay un manual de aplicación generalizada para esto. Cada uno debe conocerse lo suficiente y valorar lo que le conviene, teniendo claro, eso sí, que si lo único que se nos ha diagnosticado son extras, no hay por qué preocuparse.
Así lo veo y así lo cuento... salvo mejor parecer, claro está.

Un saludo,

Carlos.