Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Tercera parte
Autor: Dr. Alberto Ochoa Govin | Publicado:  9/10/2009 | Psicologia , Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas. | |
Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Tercera parte.8

Es importante señalar que Federico Engels, uno de los fundadores del materialismo dialéctico, se ocupó del estudio teórico práctico de la hipnosis y la sugestión. Una prueba de ello es la publicación de su trabajo titulado Las ciencias naturales en el mundo de los espíritus, en el año 1878, donde cita el caso de una joven de 20 años que al fijar la mirada y pasarle la mano con suavidad por la cara entraba fácilmen­te en estado hipnótico.

 

Engels planteó que en la relación entre inductor y sujeto no existe nada misterioso ni sobrenatural, que ese fenómeno no es más que la influencia oral de una persona sobre el sistema nervioso de otra en determinadas condiciones.

 

La sugestión y la hipnosis continuaron su desarrollo en espiral, apo­yándose en las contradicciones que se formaban entre los investigado­res y estudiosos, pero poco a poco se fue llegando a una concepción más científica. Así, Faría negó el fluido magnético y destacó el valor de la sugestión oral; Braid consideró que la hipnosis era un sueño ner­vioso, pero no pudo desarrollar más los conocimientos teóricos, pues en aquella época no había el conocimiento actual sobre la fisiología del sistema nervioso.

 

El principio en que se basaba Braid para explicar la causa de la influencia de la sugestión era metafísico e idealista; consideraba que lo que sustentaba la hipnosis era la ley del monoideísmo. Esto se puede ver claramente cuando afirmaba que la influencia de las ideas dominantes sobre la actividad física y espiritual, el monoideísmo, es un estado en que el alma está sometida a una sola idea dominante. Esta concepción influyó sobre Liébeault, que con sus trabajos constituyó el punto de partida de los postulados de la Escuela de Nancy. Liébeault planteó que la persona que duerme con sueño profundo conserva en su mente la idea de aquel que lo hizo dormir y abandona su atención concentrada y sus sentidos, y se encuentra a disposición de esta idea.

 

Como se puede apreciar, Liébeault no se apartó de la teoría del monoi­deísmo.

 

Esta posición sobre la hipnosis y la sugestión se apartaba de la ver­dadera naturaleza del origen del sueño hipnótico, que no es más que una inhibición de la masa principal de la corteza cerebral, con la con­servación de la actividad en un punto determinado; es decir, que la sugestión provoca cierta excitación sobre un punto determinado de la corteza y mientras las otras zonas se mantienen en estado de inhibición.

 

Liébeault motivó a Bernheim, que había sido alumno de Charcot, y ambos fundaron la famosa Escuela de Nancy, que consideraba que la sugestión era una influencia que ayudaba a introducir ideas en el cere­bro de las personas, siempre que fueran aceptadas por las mismas.

 

Los aportes de esta escuela fueron muy valiosos. Trataron de esta­blecer una relación entre los fenómenos producidos por la hipnosis y la sugestión con las funciones de la corteza cerebral y la psiquis del hombre. Su error principal fue que consideraban la sugestión como un acto de poca duración que se introducía en la psiquis del paciente sin ningún tipo de obstáculo. La realidad es que no todo lo que se le propone a un sujeto en estado de sueño hipnótico es aceptado por él, pues si existe alguna proposición que va en contra de sus principios morales, éticos, ideológicos, entre otros, automáticamente se provoca un rompimiento del rapport establecido con el hipnotizador y se pasa de inmediato a la vigilia; es decir, que una sugestión no es aceptada por el hipnotizado sin crítica ni resistencia.

 

A pesar del error teórico de la Escuela de Nancy, su posición pudo sobreponerse a la concepción de la Escuela de París, que identificaba la hipnosis como sinónimo de histeria. El máximo representante de esta escuela, Charcot, tiene el mérito de haber formado a infinidad de cien­tíficos que se motivaron con el estudio y la investigación de la hipnosis.

 

Charcot, en realidad, bloqueó el desarrollo de la hipnosis. Su error catastrófico de considerar la histeria como sinónimo de los fenómenos hipnóticos provocó un rechazo a este método terapéutico en muchos médicos. Su influencia fue tal, que actualmente muchos profesionales desconocedores del fenómeno hipnótico tienen todavía arraigado este concepto, completamente apartado de la realidad.

 

Una teoría, aún en boga, basada en los principios de Charcot, es la de Pierre Janet, que pretende que la hipnosis se debe a un estado de disociación. Janet trabajó en la clínica de la Salpetriére y heredó la tra­dición de Charcot que relaciona histeria e hipnosis.

 

Los estados disociativos o de disociación son una de las dos formas de manifestación de la neurosis histérica. En estos estados, en ausencia de organicidad, hay un estrechamiento del campo de la conciencia que puede limitarse a un área circunscrita de experiencia en relación con la cual el comportamiento parece consecuente y a menudo dirigido a una meta dentro de dicha área. Janet creía que había disociación de las funciones psíquicas durante la hipnosis, de manera que podían sepa­rarse diferentes elementos psicológicos y operar entre sí con mayor o menor independencia. Aunque con frecuencia se ve disociación en la hipnosis, no tiene fundamento la teoría de Janet, de igual modo que no podría jamás explicarse el origen de un fenómeno afirmando que el efecto es el que da lugar a la causa. De cualquier manera, el descubri­miento del mecanismo de disociación durante la hipnosis tuvo gran importancia para el desarrollo del hipnoanálisis.         .

 

Hubo científicos que en otras partes del mundo estudiaron también los fenómenos de la sugestión. Por ejemplo, Schaffer, psiquiatra hún­garo que estableció en 1895 una teoría ecléctica que unía las Escuelas de Nancy y de París, pero que tampoco se ajustaba a una concepción materialista dialéctica, pues no podemos hablar de hipnosis en términos de mitad sugestión y mitad soma, y es una posición completamente mecanicista.

 

La sugestión y la hipnosis han sido estudiadas por diferentes escuelas psicológicas. Una de esas escuelas es el asociacionismo, que explica la vida mental mediante un juego de asociaciones entre los estados psíqui­cos. Los asociacionistas se basan en las concepciones subjetivo idealis­tas y fenomenológicas de Berkeley y Brown, quienes en vez de hablar de asociación utilizaban el término de sugestión como más general.

 

Científicos como Wundt y Lewenfeld trabajaron sobre la sugestión. El primero la consideraba como una asociación concomitante de la con­ciencia con las ideas que surgen y no dan la posibilidad de manifestarse contrarias a la asociación. Por otro lado, Lewenfeld comprendía por sugestión la representación de carácter psíquico o psicofísico que, a consecuencia de la limitación o interrupción de la actividad asociativa, produce una acción nada común.

 

En realidad, los asociacionistas se acercaron a la comprensión del fenómeno sugestivo, pero cometieron el error de establecer sinonimia entre sugestión y asociación de ideas, al mismo tiempo que consideraron la asociación como enlace real y que existe independientemente del su­jeto que percibe. Esta posición los situaba como idealistas mecanicistas y los apartaba de la realidad objetiva del problema.

 

Otra escuela psicológica que estudió los fenómenos de la sugestión fue la conductista o behaviorista. Para Sidis y Krafft-Ebing, represen­tantes de dicha escuela, la sugestión era contemplada bajo el esquema mecánico de estímulo-respuesta (E - R). Ellos planteaban que en toda sugestión existían sólo dos eslabones: la sugestión y la reacción-res­puesta. Se puede apreciar claramente el materialismo mecanicista del esquema conductual, donde se omiten las condiciones internas del sujeto y se ve al hombre como un ser pasivo que ignora su participación y el papel que desempeña en dicha relación.

 

El conductismo no toma en consideración que cuando se estimula a un sujeto, incluso en estado hipnótico, las características de su per­sonalidad no permanecen ajenas al proceso. La mayor prueba que pode­mos tener de esto lo constituye el rompimiento del rapport que se produce cuando se le da una sugestión al paciente en contra de sus principios morales, ideológicos o religiosos.


Si nos referimos al enfoque neoconductista de la hipnología, es im­portante señalar a Hull y Erickson, quienes han desempeñado un papel muy importante en las investigaciones contemporáneas.

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