Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Tercera parte
Autor: Dr. Alberto Ochoa Govin | Publicado:  9/10/2009 | Psicologia , Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas. | |
Hipnosis terapeutica. Teoria, metodos y tecnicas aplicadas. Tercera parte.9

Clark L. Hull (1884 -1952), creador del conductismo deductivo, marca el comienzo de la investigación hipnótica actual con la introducción de las matemáticas en la experimentación sobre hipnosis, específicamente con el uso del modelo probabilístico de la hipótesis de nulidad, alrede­dor de los años 1930. Aplicó técnicas de correlación estadística con escalas de profundidad hipnótica, para determinar los correlativos psicométricos de la respuesta hipnótica.

 

Según los estudios de Hull sobre sugestionabilidad e hipnosis, en general los niños entre siete y ocho años de edad son más fácilmente hipnotizados que en cualquier otra edad de su vida, las mujeres en general son sujetos algo mejores que los hombres, los adictos a las dro­gas son en general más sugestionables que los no adictos y los indivi­duos con cocientes de inteligencia altos son también en general más susceptibles a la hipnosis que los individuos de menos inteligencia.

Por su parte, a Milton H. Erickson se le debe, entre otras cosas, el enfoque terapéutico que pone énfasis en la brevedad y en obje­tivos limitados sin introspección, es decir, la llamada hipnoterapia breve.

 

Para Erickson, la hipnosis es un estado dirigido hacia lo interno del sujeto en el que los múltiples focos de atención característicos de nues­tra conciencia visual cotidiana están restringidos a relativamente pocas realidades internas. Al mismo tiempo, la hipnosis es un estado altamen­te motivado que lleva implícito el aprendizaje activo inconsciente; es un estado alterado de funcionamiento en el que ocurre un aprendizaje que depende del estado hipnótico, llamémosle, para ser más precisos, un aprendizaje estado dependiente. Para ilustrar esta afirmación, Erickson dice que lo memorizado en embriaguez alcohólica, en hipnosis o en un estado de excitación (por ejemplo, por el efecto de anfetaminas) o de inhibición (por el efecto de amobarbital u otros psicofármacos) se re­cuerda solamente en un estado igual; lo memorizado en estado de vigilia se recuerda sólo en otro estado de vigilia, y así ocurre en otros estados: de un sueño al siguiente, de una inspiración creadora, artística o psicótica a otra igual, de hipnosis a hipnosis y de un em­beleso a otro embeleso. Para él, el objetivo de la inducción hipnótica es reducir los focos de atención (a unas pocas realidades), facilitar alte­raciones en los patrones habituales de dirección y control del sujeto y permitir la receptividad de los pacientes a sus propias asociaciones internas y habilidades mentales que puedan integrarse en las respuestas terapéuticas.

 

La sugestión fue estudiada también por Sigmund Freud (1856 -1939), creador del psicoanálisis, el cual nació en un hogar judío de Freiberg y vivió en Leipzig y en el ghetto vienés de Leopoldstadt.

 

Freud fue alumno de Charcot en París, pero la principal motivación que impulsó su dedicación al estudio de la sugestión fue la lectura de un libro de Bernheim titulado (La sugestión y sus aplicaciones terapéuticas). Posteriormente visitó a Liébeault y a Bernheim en la Escuela de Nancy y comenzó a tratar a sus pacientes con la técnica hipnótica, aun­que en realidad no tuvo éxito y se sabe que fue un mal hipnotizador.

 

Freud investigó el trauma dinámico que Charcot mencionaba, y en esta búsqueda conoce al doctor Joseph Breuer, quien le habló del famoso caso de Anna O. que estudiaron juntos.

 

Freud comprobó que en el estado hipnótico, la paciente explicaba cuáles eran las causas de su padecimiento, el cual se manifestaba por parálisis, inhibiciones y estados de perturbación psíquica, pero esto no lo podía hacer cuando estaba despierta, ya que no era capaz de esta­blecer ninguna conexión entre sus síntomas y las diferentes experien­cias de su vida.

 

Breuer llamó catarsis al procedimiento terapéutico de establecer y reconocer las causas a nivel inconsciente que provocan los síntomas, pues decía que cuando un paciente recuerda la situación que le provocó el síntoma por primera vez y pasa por todas las excitaciones afectivas correspondientes al impulso reprimido; el síntoma asociado desaparece y no vuelve. Este procedimiento se conoce como método hipnocatártico, y es utilizado por muchos terapeutas para la eliminación de síntomas psicopatológicos de origen psicotraumático.

 

Freud y Breuer publicaron en 1893 un libro titulado Estudio sobre la histeria. (Studien über Hysterie) donde se referían al uso de este método que ambos continuaron empleando. Freud insistía en que sus pacientes revivieran por medio de la hipnosis las emociones que se suponía ha­bían provocado la enfermedad, para de esta forma hacer que los propios pacientes descargaran la energía psíquica en la que, según él, se apoya­ban los síntomas neuróticos.

 

Los casos estudiados por Freud le hicieron considerar que curaciones aparentes podían ser completamente destruidas si se interrumpía su relación personal con el paciente. Este resultado (y quizás su poca des­treza como hipnotizador) lo condujo a su decisión de abandonar por completo el mé­todo hipnótico y lo sustituyó por el psicoanálisis, que consistía en su inicio en acostar al paciente y colocarle suavemente la mano sobre la frente, insistiéndole en que recordara hechos del pasado. Posterior a esto estableció el término de represión como el mecanismo causal de las llamadas enfermedades inmotivadas.

 

Freud fue el fundador de la teoría psicoanalítica de la hipnosis y la sugestión. El subjetivismo de esta teoría toma sus fuentes en la filosofía idealista del voluntarismo de Schopenhauer, Hartmann, Nietzsche y otros. El psicoanálisis considera la psiquis del hombre dividida en cons­ciente e inconsciente, como entes autónomos, con funciones inherentes de desplazamiento, condensación, superposición, entre otros, siendo lo más im­portante el inconsciente, pues según la teoría, constituye la fuerza rec­tora de la personalidad humana donde se encuentran los instintos. Para los seguidores del freudismo, la conciencia desempeña un papel secunda­rio y de sometimiento.

 

Para los psicoanalistas, la hipnosis, la sugestión y la sugestibilidad tienen una base erótica. Así, por ejemplo, un clásico de esta corriente, Sandor Ferenczi, consideraba que el sueño hipnótico es la rehabilita­ción de los ajustes infantiles-eróticos-masoquistas y que sobre la base de la sugestión reaparece el complejo de Edipo. Para Ferenczi, la hipno­sis era un estado de regresión a una relación paterno-filial.

 

Freud escribió que la esencia de la hipnosis debía buscarse en la fijación inconsciente de la libido en la personalidad del hipnotizador, por medio del componente masoquista del impulso sexual.

Como se aprecia, en las concepciones psicoanalíticas se refleja la in­fluencia de la filosofía idealista subjetiva, irracionalista, agnóstica y mecanicista. En realidad, la conciencia es lo primero en la psiquis y es la rectora de la actividad.

 

Los planteamientos que hace el psicoanálisis en cuanto a considerar que la hipnosis tiene una base erótica y que en la sugestión se sobrepone el complejo de Edipo no son reales. El sueño hipnótico es provocado no precisamente por una causa interna, sino por la sugestión externa, aunque no es menos cierto que depende de las condiciones internas, pero desde el punto de vista fisiológico.

 

Freud, con la creación del psicoanálisis, no se apartó del empleo de la sugestión, sino que dejó de utilizar una de sus formas, la del sueño hipnótico, para trabajar en estado de vigilia, pero unido a toda una serie de concepciones que se alejan de la realidad objetiva y del verdadero fundamento fisiológico materialista de la sugestión.

 

Lo correcto de la teoría psicoanalítica de la hipnosis y la sugestión es lo referente a la observación de que en la hipnosis hay una dismi­nución del nivel de conciencialización de la psiquis.

 

Existen muchas otras teorías sobre la hipnosis, además de las ya men­cionadas. White planteó la teoría del esfuerzo dirigido a un objetivo, según la cual los fenómenos de la hipnosis se producen por el esfuerzo del sujeto en comportarse como una persona hipnotizada, según el pa­trón definido por el hipnotizador y comprendido por el sujeto; la teoría de Weitzenhoffer, basada en la homoacción, la heteroacción y la diso­ciación; la teoría de Kubie y Margolin, según la cual las fronteras del consciente están al principio limitadas al hipnotizador y luego se expanden en la hipnosis completa; la hipótesis atavística, que considera la hipnosis ante todo como una regresión al modo primitivo de funcio­namiento mental, en el cual las ideas son aceptadas en la mente por el proceso arcaico de sugestión en lugar de la función lógica adquirida más recientemente del cerebro; la teoría ideomotora, y muchas otras.

 

No fue hasta que Pávlov realizó sus descubrimientos sobre la acti­vidad nerviosa superior, que la hipnosis y la sugestión pudieron contar con una verdadera base teórico-científica materialista. Su teoría cons­tituyó una revolución dentro de la ciencia, pues daba una explicación fisiológica de los fenómenos psíquicos.

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