Medicina alternativa-complementaria en enfermedades prostáticas. Cap. 4 – Terapia biologica en cancer prostatico y crecimiento prostatico benigno sintomatico
Autor: Dr. Julio C. Potenziani Bigelli | Publicado:  24/06/2010 | Medicina alternativa, complementaria en ... | |
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f. ACEITE DE PESCADO OMEGA-3

Terry (2001) refirió que el aceite de pescado así como el pescado grasoso inhiben la carcinogénesis. En su estudio de 6.272 hombres seguidos por 30 años lo demuestra, donde la incidencia de cáncer está reducida por el consumo de pescado grasoso. Refería que en Suecia el consumo de grasa de pescado como el salmón, la macarela y arenque, conteniendo cantidades importantes de acido grasos Omega-3 (acido alfa-linoleico- acido eicosapentaenoico), podrían tener como consecuencia inhibir el crecimiento de las células del cáncer de próstata in vitro e in vivo. Los hombres que no consumen dichos pescados en forma habitual, tiene 2 a 3 veces más probabilidad de desarrollar cáncer de próstata.

El aceite de linaza como fuente excelente de ácidos grasos Omega-3, tiene efectos estrogénicos, antiestrogénicos, antioxidante, bloqueador del crecimiento tumoral, bloqueador de las conversión hormonal que podría llevar a crecimiento tumoral, inhibidor de la angiogénesis, inhibiendo la cantidad de hormonas sexuales unidas a globulinas, es facilitador del sistema inmunológico.

El aceite de pescado Omega-3 inhibirá el crecimiento del cáncer prostático y lo veremos representado en los siguientes alimentos: la macarela, el salmón, las sardinas, arenque, pez azul, sardinas, pez espada, atún, trucha, aceite de pescado Promega, Maxepa, aceite de hígado de bacalao. Aceites vegetales como los de linaza, canola, aceite de nuez de nogal, aceite de granos de soya.

Los ácidos grasos de cadenas largas Omega-3 ejercen efecto protector sobre algunos cánceres (mama, colon y próstata) y su mecanismo de acción en la Quimioprevención es supresión de la transformación neoplásica, inhibición del crecimiento celular, facilitación de la apoptosis, actividad antiangiogénicos. Inhiben la producción de eicosanoides a partir de los ácidos grasos precursores omega-6 (Rose 1991, 1999). Lo podemos conseguir naturalmente en el salmón y otros ácidos grasos de pescado.

Caygill (1996) refería que hay una asociación ecológica entre el consumo de grasa total y de grasa animal y el riesgo de cáncer de mama y colorrectal. Hubo una relación inversa entre el consumo de pescado y de aceite de pescado expresado como proporción de grasa animal o grasa total y esta correlación fue significativa para hombres y mujeres con cáncer colorrectal y para mujeres con cáncer de mama. Estos efectos fueron observados solo en países con alto consumo de grasas de origen animal (más de 85 gramos por persona por dia).

Norrish (1999) demostró que niveles elevados de Omega-3 reducían el riesgo de presentar cáncer prostático.

Istfan (2007) refería que numerosos exámenes de laboratorios así como estudios epidemiológicos han indicado que la 1-alfa 25-dihidroxivitamina D(3) y suministros de ácidos grasos poliinsaturados de Omega 3 (PUFAs) son capaces de inhibir el cáncer de próstata en la iniciación y progresión. Es decir actúan sobre la cinética del ciclo celular. Esta interacción parece ser específica para las líneas celulares de cánceres de próstata andrógeno-independiente. Se formula entonces la hipótesis que los componentes dietéticos como la Omega-3 (PUFAs) y la Vitamina D tienen el potencial de retardar la progresión de las células cancerosas prostáticas a estados agresivos y no-tratables del mismo.

En una publicación en Medscape denominada “Ácidos grasos Omega-3 pueden disminuir el riesgo genético del cáncer de próstata” (2007), refería que en hombres con predisposición genética a tener cáncer de próstata, el consumir dietas ricas en ácidos grasos Omega-3 podría disminuir el riesgo de tener la enfermedad. Y al contrario el ingerir ácidos grasos Omega-6 tiene el efecto contrario. Inclusive en hombres con hiperplasia prostática benigna y cáncer de próstata se les ha conseguido niveles bajos de ácidos grasos poliinsaturados Omega-3 y en cambio en pacientes con cáncer de próstata se les ha conseguido niveles altos de acido grados Omega-6.

Chen (2007) de la Facultad de Medicina de la Universidad Wake Forest de Winston-Salem, Carolina del Norte en un estudio conjunto chino-norteamericano, examinó la influencia de los ácidos grasos Omega 3 y 6 sobre modelos animales de cáncer de próstata para evaluar si una dieta rica en Omega-3 podría disminuir la incidencia de cáncer de próstata. Esta dieta rica en Omega-3 reducía el tumor prostático, disminuyó la progresión histopatológica y aumentó la sobrevida, siendo la rata de sobrevida en 12 meses de 60% en ratones que comieron una dieta alta en Omega-3, 10% en dieta baja en Omega-3 y 0% en dieta alta en Omega-6. El efecto de los ácidos grasos poliinsaturados sobre el desarrollo del cáncer de próstata esta mediado parcialmente por la proteína BAD, induciendo la apoptosis en las células del cáncer de próstata.

g. POLIFENOLES

Té verde (2 tazas diarias) éste último debido a su alto contenido en polifenoles (catequinas) 30-40% del contenido del té son catequinas (Moyad 2000) denominada, EGCG (epigallocatequinas-3 gallate) útil para la prevención del cáncer, una taza de té verde contiene entre 100 y 200 mg de EGCG.

Jian (2003) estudió 130 pacientes con adenocarcinoma de próstata confirmado histológicamente. y concluyó que el té verde es un factor nutricional ‘protector’ contra el cáncer de próstata.

Gupta (1999) demostró que la ornitinadecarboxilasa (ODC) enzima involucrada en la biosíntesis de poliaminas, sobreexpresada en el cáncer de próstata y en el fluido prostático humano (Mohan 1999). La ODC es también caracterizada como un gen de respuesta androgénica y la estimulación androgénica regula el desarrollo y crecimiento de células prostáticas tumorígenas y normales. Los enfoques quimiopreventivos podrían ayudar hacia la modulación del ODC y ser efectivo contra el cáncer de próstata.

Los polifenoles del Té verde poseen una intensa propiedad quimiopreventiva. Consumir regularmente té verde podría disminuir el riesgo del presentar cáncer prostático. El tratamiento de las líneas celulares del cáncer de próstata con testosterona resultó en inducción de la actividad ODC de manera dosis-dependiente. El tratamiento de las células con GTCs (Catequinas del Té verde) resultó en una inhibición significativa de la actividad ODC inducida por la testosterona.

Bettuzzi (2006) refirió que altas dosis de GTCs (Catequinas del Té verde) (200 mg/dia), en pacientes con PIN (neoplasia intraepitelial prostática) de alto grado (como hallazgo histológico de las biopsias prostáticas), es útil y tiene una potente actividad quimiopreventiva para cáncer de próstata en humanos, además de disminuir hasta un 17% los valores séricos de antígeno prostático especifico (PSA) a los 9 meses de estar administrándolo.

Doumere (2006) refería que las catequinas del Té verde inducían apoptosis en las células cancerosas prostáticas y la esfingosina-kinasa (SK) está involucrada en tal efecto.

En relación al extracto de semillas de uva, esto contienen una gran cantidad de polifenoles especialmente flavonoides específicamente Proantocianidinas (PCO), útiles para muchísimas funciones orgánicas que nos defienden contra el cáncer prostático.

Igualmente el Resveratrol, polifenol contenido en el vino rojo y uvas rojas son beneficiosos para los procesos cancerosos al producir disminución del antígeno prostático especifico (PSA), e inhibición del crecimiento de las células cancerosas prostáticas hormono-sensibles y hormono-resistentes.

Schoonen (2005) refería que los pacientes que toman vino rojo tenían una reducción del 24% de ser diagnosticados con cáncer prostático. Un 6% de disminución por cada 2 onzas de vino rojo, consumido a la semana y en hombres que consumían 4 o más vasos a la semana tenían un 50% de reducción.

El Resveratrol es un potente polifenol contenido en la piel de las uvas rojas. Se produce en respuesta a la acción de un hongo que está ubicado en la piel de la uva y estará aumentado en cosechas de años lluviosos. Es un antioxidante y antiinflamatorio que reduce la proliferación celular y es antiandrogénico y antiangiogénico. Este efecto no se ve con el vino blanco ni con otras sustancias. Esto podría estar relacionado con la disminución de un 50% menos de incidencia de cáncer prostático en Francia y una reducción del 20% en Italia.

Ferruelo (2006) demostró que los polifenoles analizados en su estudio tienen un efecto antiproliferativo y promocionan la apoptosis.

Otros polifenoles fueron el acido gallico, acido tánico, Quercetina, rutina, morina.

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