Programa educativo de comunicacion a padres con hijos adolescentes
Autor: MSc. Lic. Fany Consuegra Paz | Publicado:  11/04/2012 | Pediatria y Neonatologia , Medicina Familiar y Atencion Primaria , Articulos | |
Programa educativo de comunicacion a padres con hijos adolescentes .7

2.- Trabajar con las familias supone, en cada momento socio-histórico en que realizamos nuestra intervención, tener una visión precisa del alcance real de los cambios que ha venido experimentando la familia, para entender su situación y su problemática en las condiciones actuales de vida de la llamada sociedad compleja y poder dar respuesta a las demandas que se plantean. (32)

3.- El trabajo con familias en los diferentes niveles de intervención (primario, secundario o terciario) o en diferentes esferas de actuación (Educativa, terapéutica), busca ayudar a las familias a resolver sus dificultades, a potenciar sus recursos a superar las crisis y de forma muy especial a mejorar las relaciones entre todos los miembros de esta. (32)

4.- Cualquier nivel de intervención trabaja siempre desde una visión multidimensional. La intervención trabaja la dimensión simbólica o de la familia, la dimensión afectiva, la dimensión interactiva o relacional y la dimensión conductual. Los cambios se van generando a partir de una relación de interdependencia de las diferentes dimensiones. Tomando en cuenta las propiedades sistémicas de la familia un cambio en una dimensión instala cambios en las otras. (32)

Específicamente el tema de la comunicación en la familia a diferentes niveles, ha sido abordado de forma insuficiente, en estudios realizados plantean que entre las funciones que deben desempeñar la familia aparecen peculiaridades poco favorecedoras del desarrollo espiritual y cultural, pues la función económica está hiperbolizada por encima de las demás. La satisfacción de las necesidades cotidianas de alimentación y materiales ocupa más tiempo de lo necesario, al ocio se dedica poco tiempo, sus contenidos son pobres para el enriquecimiento personal, pocas veces involucran a todos los convivientes como meta grupal, lo que agrava las dificultades de comunicación, donde la figura femenina aparece como interlocutora fundamental para hijos y ancianos, lo que se evidencia mayor pobreza en los temas de intercambios con respecto a los problemas de educación de los hijos y a las relaciones interpersonales. (33)

“La vida, la familia y la educación se encuentran indisolublemente unidas. La familia es una institución y la educación una actividad, pero una y otra están al servicio de la vida humana” – señalan Pérez Cárdenas y Fernández Benítez, y añaden: “En el terreno educativo, el propio desarrollo de la ciencia contribuyó a crear la mentalidad de que la educación, había que resolverla únicamente por vías técnicas, dejando marginados los factores personales que son vía de influencia personal, esta situación de menosprecio o de olvido de la función educativa de la familia, podemos considerarla predominante en muchos ambientes de la Pedagogía Académica durante la mitad de este siglo. En tal sentido estos autores hacen alusión a lo afirma Áres cuando dice:...” lo cierto es que no hay alternativa para sustituir a la familia. Ella es el primer ámbito de la vida humana y de la educación”. (34)

Con la Revolución Educacional en Cuba, se elevó considerablemente el nivel escolar como nunca antes en ningún otro momento de nuestra historia. También los padres poseen un nivel escolar mucho más alto, lo que les da mayor posibilidad de participación en la educación de los hijos. (34)

No obstante, para que puedan asumir responsablemente su función educativa, se hace cada vez más necesario el concurso de una ayuda especializada en aspectos tales como: formación de normas de convivencia, patrones de conducta, transmisión de afecto, seguridad, así como preservación de tradiciones, valores educación y orientación sexual. (34)

Al analizar la función cultural del sistema educacional, se destaca como lo fundamental, a través de los estudios existentes acerca de la relación entre el sistema educacional y las actividades y tareas familiares, se muestra una preferencia unilateral por la relación familia-grado de rendimiento-comportamiento social de los escolares. Por el contrario, aún faltan en gran medida trabajos sociológicos empíricos acerca de la función de la escuela en la preparación para las funciones sociales de la familia. (35)

La familia, por su condición de medio natural para la educación social por excelencia, se le respeta y reconoce por ser los primeros educadores de sus hijos, incluso se puede afirmar que hay conocimientos que no se adquieren debidamente fuera del hogar; si los padres se empeñan pueden educar con tanta o más efectividad que el maestro, teniendo en cuenta que los aprendizajes de cada contexto son específicos y unos deben reforzar mutuamente a los otros. (35)

En Cuba existen estudios realizados por el Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológica del Ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente, así como por la facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, según nos refiere Díaz Tenorio M, los cuales reflejan características similares a las ya apuntadas por el mencionado autor, en el sentido de que la mayoría de las parejas asumen el matrimonio sin prepararse para establecer ese tipo de relaciones interpersonales, por consiguiente, esto puede traer dificultades para desempeñar la educación de los hijos. (36)

Para colaborar con la familia en aras de un desempeño positivo como educadora de sus hijos, en nuestra sociedad existen profesionales e instituciones preparadas, pero la escuela, en su proyección social, no puede estar ajena al entorno familiar, sino debe ejercer su labor intencionada en la atención educativa a los padres. (36)

Entre otras cosas, por los contactos sistemáticos que se establecen con los padres, porque mantienen en un espacio prolongado de tiempo a los niños, adolescentes, jóvenes y porque tienen la responsabilidad de establecer una estrecha relación con la familia en virtud de la función que realizan y el encargo que tienen de la sociedad, el Partido y el Estado, recogido este encargo incluso en la legislación vigente. Además, la escuela, como ninguna otra institución, conoce la situación que presenta el alumno-hijo en el desarrollo de su personalidad, lo que permite orientar con mayor eficacia a la familia desde el punto de vista pedagógico y además, por contar con el personal científico pedagógico, supuestamente capacitado para enfrentar con éxito la Educación Familiar (37)

Sin embargo no siempre ocurre así, la experiencia acumulada en el estudio de este tema constató algunas de las dificultades más frecuentes entre la familia y la escuela como las que se señalan a continuación: (37)

El maestro sentado detrás de un buró asumiendo la posición que ocupa en el aula con los alumnos y desde ahí “descargando” y haciendo “demandas” a la familia, transmitiendo recetas de cómo educar a los hijos y los padres como pasivos depositarios de dichas recetas y quejas, A veces se llega a un círculo vicioso de impotencia – omnipotencia y es muy frecuente el desencuentro. (37)

La disminución de la asistencia de los padres a las reuniones convocadas por la escuela es notable, esta situación se agrava en la secundaria básica, según estudios realizados al respecto. (37)

Los padres no están preparados para recibir orientaciones de los maestros en materia educativa, pues tradicionalmente esperan lo que se nombra “queja en cascada”, es decir, el maestro se le queja al padre y éste al hijo o hija, los cuales reciben la impotencia educativa tanto de la escuela, como de la familia. Esta situación obstaculiza la comunicación adecuada entre escuela y familia. (37)

Las contradicciones entre padres y maestros existen, lo que se trata es de encontrar las formas que posibiliten la solución de las mismas en un clima de respeto y entendimiento, armonizado los intereses en favor del educando. La escuela y el maestro deben crear, junto a la familia, una atmósfera positiva, un espacio para el intercambio de objetivos comunes. Si una buena parte de la vida transcurre entre la casa y la escuela, nos podemos preguntar: ¿Por qué perder el tiempo culpándose mutuamente acerca del grado de responsabilidad de cada una en la educación del hijo(a) – alumno(a)? (38)

La educación y la orientación a la familia son necesarias entenderlas como un proceso de comunicación impregnado de interrogantes, motivaciones expectativas; al mismo tiempo requiere comprometer a los sujetos implicados en dicho proceso, convirtiéndolos en nuestros principales aliados. Labor que se hace extensiva a otras instituciones como las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia y las existentes en el sector salud como los centros comunitaios de salud mental. (38)

La comunicación ejerce un papel fundamental en la etapa de la adolescencia por lo que la familia debe favorecer relaciones interpersonales adecuadas para enfrentar su educación y potenciar el desarrollo psicosocial. Para aprender a comunicarse con efectividad dentro de la familia se requiere: tomar en cuenta las diferencias interpersonales, adecuar las formas de comunicación de acuerdo a las características personales de los hijos en sus diferentes etapas de desarrollo, principalmente en la edad adolescente, tener conciencia de los errores y fallas que pueden afectar negativamente el proceso, y saber aprovechar la comunicación como medio para transmitir valores y dar dirección y rumbo a la vida familiar. (39)

La existencia de un Programa Director de Promoción y Educación para la Salud en el Sistema Nacional de Educación, permite a los docentes de todos los niveles de enseñanza, a través del proceso de aprendizaje darle salida a los diferentes programas de salud existentes incluyendo el de la comunicación, pero en cuanto a la familia se queda en el marco de las reuniones de padres, y por el limitado tiempo con que cuentan las mismas, se hace insuficiente el trabajo con estos, sobre la comunicación. Es por ello que la autora de este trabajo consideró la elaboración de un programa educativo de comunicación para los padres. (40)


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