Comportamiento de factores de riesgo cardiovascular en ancianos
Autor: Dra. Virginia Concepción González | Publicado:  26/11/2009 | Geriatria y Gerontologia , Cardiologia | |
Comportamiento de factores de riesgo cardiovascular en ancianos .2

De manera alarmante, en la última década, la enfermedad cardiovascular ha venido incrementando como causa de morbilidad y mortalidad en países con bajos y medianos ingresos; en parte debido a los efectos de la globalización mediados por el mercadeo agresivo y las comunicaciones masivas que invitan a estas nuevas poblaciones a los estilos de vida de riesgo (tabaquismo, consumo de alcohol, dietas no saludables) (5).

 

En la Argentina constituyen un problema sanitario de primer orden (6, 7). Según un informe del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, el 50% de las muertes que se registran anualmente en esta provincia está vinculado con accidentes cerebrovasculares y cardiovasculares.

 

El concepto de factor de riesgo de la enfermedad cardiovascular se aplica a aquellos signos biológicos y hábitos adquiridos que se han encontrado con mayor frecuencia entre los enfermos de cardiopatía en relación con la población general, permitiendo así la identificación de grupos poblacionales con mayor riesgo de presentar la enfermedad en los próximos años (8). En la actualidad los factores de riesgo para enfermedad cardiovascular han sido agrupados en modificables y no modificables. Los modificables son los que son susceptibles de cambiar bien sea mejorando el estilo de vida o con terapia farmacológica y los no modificables son aquellos imposibles de cambiar como la edad, el género y la herencia (9).

 

Estos factores de riesgo son responsables del 75% de la epidemia de enfermedad cardiovascular en el mundo; no obstante, la importancia de cada factor de riesgo es relativa y puede variar en las diferentes poblaciones (1). La identificación de estos factores y su distribución en la población es importante dado que existe evidencia de que al tomar acciones en contra de estos factores, el riesgo de enfermedad cardiovascular puede ser disminuido significativamente (10, 11).

 

La etiología de estas enfermedades es multifactorial, y han sido los estudios prospectivos clásicos, los de tipo transversal y los retrospectivos los que han permitido descubrir la importante asociación entre algunas variables (factores de riesgo) y las enfermedades cardiovasculares (12-15).

 

Aunque se ha considerado que existen diferencias regionales (económicas, raciales, y otras) existe consenso en cuanto a que los factores de riesgo cardiovascular más habituales inciden de igual manera en todo el mundo y requieren estrategias de abordaje similares por lo cual su identificación es tarea prioritaria en el diseño de cualquier intervención sanitaria con vistas al futuro (16).

 

Teniendo en cuenta que estos factores son interactivos y multiplican el riesgo de padecer una afección cardiovascular (coronaria o no) fatal o no fatal, se comprende que el abordaje debe ser interdisciplinario y con enfoques innovadores (14, 17).

 

Los datos no tienen significado por sí mismos sino en relación con un modelo conceptual del fenómeno que los produce. La construcción de modelos de predicción del riesgo de aparición de un suceso ha tenido gran importancia en medicina, significando un intento para explicar las variables participantes en el desarrollo, su interacción, su capacidad de predicción y la implementación de actividades preventivas o de intervenciones terapéuticas (14, 18).

 

Existen diversos modelos conceptuales o cálculos de riesgo cardiovascular total o global (RCG) que permiten predecir la posibilidad de un evento a futuro (10 años), y que han intentado acercar a la práctica clínica una herramienta para seleccionar pacientes candidatos a una intervención terapéutica en prevención primaria (19). El más conocido, pionero y pilar básico en la toma de decisiones, es el de Framingham (20), publicado hacia fines de 1998, pese a que algunos autores alertaron sobre la posibilidad de que sobrestimara el riesgo absoluto, sobre todo en poblaciones con baja incidencia de enfermedad cardiovascular en comparación con la población vinculada al estudio. Otros, no menos importantes, realizados en otras regiones, como el modelo o sistema de puntuación Dundee Coronary Risk Factors, British Regional Heart Study Risk Function, PROCAM (Prospective Cardiovascular Munster Study) han demostrado que pueden predecir muy bien el riesgo en las poblaciones estudiadas. Así surgió otro modelo adaptable a la población europea que, utilizando cohortes poblacionales generales, construyó una base de datos cuyo emergente fue el cálculo de riesgo según el modelo de Weibull (SCORE) (18, 21, 22).

 

Las enfermedades cardiovasculares (ECV) constituyen actualmente la primera causa de muerte en los países industrializados, representando en la mayoría de los países occidentales entre un 50 y un 60 por ciento de todos los fallecimientos, a pesar de que la tendencia observada en sus tasas en las tres últimas décadas se ha estabilizado e incluso ha descendido, hecho que puede ser atribuido a la combinación de estrategias a nivel de la prevención primaria, así como a la mejora en los tratamientos de las enfermedades cardiovasculares.

 

En el período entre 1989-1993 las muertes en España debidas a enfermedades cardiovasculares representó el 40.4% del total de muertes (23). Los países desarrollados presentan elevada prevalencia en la población general de los diferentes factores de riesgo cardiovascular, y en los países en vías de desarrollo existe una tendencia al aumento (24). La hipertensión es uno de los principales factores de riesgo, asociándose a una mayor incidencia y una mayor mortalidad por enfermedad cardiovascular, independientemente del efecto de otros factores (25-26). La obesidad se ha relacionado con un aumento de la morbimortalidad por enfermedad coronaria así como con otras muchas causas de morbilidad crónica y discapacidad. (27)

 

Actualmente, la Salud Pública se desarrolla en una era donde las grandes epidemias son las relacionadas con las enfermedades degenerativas entre las se encuentran las enfermedades cardiovasculares.

 

La reducción de los factores de riesgo, como pueden ser la hipertensión. La hiperlipidemia, la obesidad y el tabaquismo, está considerada de forma genérica como el camino más favorable para prevenir las muertes prematuras causadas por enfermedades cardiovasculares. (28)

 

En todas las épocas la práctica médica ha estado orientada a curar la enfermedad, lo cual ha hecho posible que el desarrollo tecnológico sea cada vez mayor en aras de salvar vidas ya enfermas; pero también las acciones dirigidas a fomentar la salud requieren del concurso de varias disciplinas científicas, que ha obligado a las ciencias socio médicas a involucrarse en el estudio de los estilos de vida para conocer cuáles son las prioridades en el trabajo de promoción de salud, y así lograr que sean cada vez más en la sociedad los individuos sanos.

 

Por todo ello, el análisis de los estilos de vida adquiere un interés creciente, ya que el conjunto de pautas y hábitos de comportamientos cotidianos de las personas tienen un efecto importante en su salud, y además, cada día aumenta la prevalencia del conjunto de enfermedades relacionadas con los malos hábitos comportamentales. Uno de los objetivos fundamentales de la APS es la modificación de conductas de la población, tanto para cambiar estilos de vida que amenazan el bienestar individual, como para lograr sentirnos saludables.

 

El aumento en la calidad de vida solamente se puede lograr mediante una reducción de las enfermedades crónicas y para ello es necesario potenciar estilos de vida saludables y fomentar la prevención de enfermedades desde la infancia. Entre los primeros destacan como factores negativos: la alimentación deficiente, el tabaquismo, el alcohol, la falta de ejercicio y la obesidad, todos ellos capaces de acrecentar considerablemente la discapacidad y mortalidad en los mayores. Como factores previsibles desde la infancia, se consideran importantes la malnutrición, las enfermedades del tipo de la poliomielitis y el reumatismo articular agudo y la exposición a accidentes y traumatismos.

 

Estos dos aspectos anteriormente comentados son considerados fundamentales para alcanzar el bienestar y calidad de vida precisos para reforzar la capacidad de realización de los ancianos, pero deben complementarse con políticas sociales que logren una disminución de las desigualdades sociales y de la pobreza. 


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