Comportamiento de factores de riesgo cardiovascular en ancianos
Autor: Dra. Virginia Concepción González | Publicado:  26/11/2009 | Geriatria y Gerontologia , Cardiologia | |
Comportamiento de factores de riesgo cardiovascular en ancianos .9

Los problemas del corazón son la principal causa de muerte entre diabéticos, especialmente aquellos que sufren de diabetes del adulto o tipo II (también denominada «diabetes no insulinodependiente»). Ciertos grupos raciales y étnicos (negros, hispanos, asiáticos, polinesios, micronesios, melanesios y amerindios) tienen un mayor riesgo de padecer diabetes. La Asociación Americana del Corazón (AHA) calcula que el 65% de los pacientes diabéticos mueren de algún tipo de enfermedad cardiovascular (44).

 

Los datos indican que el riesgo proporcionado por la diabetes tipo 2 en el anciano no es mayor que para los pacientes más jóvenes, aunque con frecuencia los individuos que padecen esta enfermedad presentan dislipidemia e hipertensión. Además, la hiperglucemia que se halla en esos pacientes también se cree que es factor de riesgo independiente para las enfermedades cardiovasculares. Al igual que para el colesterol sérico y la presión arterial, no existe nivel de umbral para la concentración de glucosa en el plasma a las 2 horas, lo que indica que la hiperglucemia asintomática puede también representar un factor de riesgo aumentado para las enfermedades cardiovasculares.

 

HIPERTROFIA VENTRICULAR IZQUIERDA

 

Principalmente el Estudio Framingham, demostró hace tiempo que un electrocardiograma con signos de Hipertrofia Ventricular constituía un importante factor de riesgo (Kannel y col., 1972 y 1986) (45).

 

La hipertrofia ventricular izquierda que aparece en el electrocardiograma es un factor de riesgo cardiovascular independiente de mortalidad prematura, tanto a nivel cardiaco como cerebrovascular, pudiendo encontrarse otras patologías en el anciano que tienen un valor predictivo para el desarrollo de enfermedades isquémicas del corazón, como son los defectos de conducción eléctrica ventricular y la fibrilación auricular. La Hipertrofia Ventricular Izquierda, comporta un riesgo cardiovascular genuino, no sólo en los hipertensos, aumentando también la frecuencia de Ictus (44).

 

HIPERTENSIÓN ARTERIAL

 

No vamos a entrar en su definición, pero está claro el efecto tanto directo sobre el Aparato Circulatorio, Corazón, Riñones; como el efecto indirecto agravando la Cardiopatía Isquémica y la enfermedad vascular periférica, entre otras enfermedades; y siempre en el árbol arterial (45). La elevación de las Presiones Sistólicas se correlaciona perfectamente con la Hipertrofia Ventricular Izquierda. La mayor edad es el principal factor de aumento de la Presión Arterial, con algunas consideraciones en cuanto a su disminución (Presiones Diastólicas) en algunos grupos etáreos, como el de 60-80 años en el hombre, y en ambas (Sistólicas y Diastólicas) en las mujeres, al menos hasta los 50 años, momento en el que ya las mujeres presentan mayores niveles de presión arterial que los hombres. Kannel (1977), en el Estudio Framinghan ya aseveró la asociación entre la mortalidad cardiovascular y la hipertensión arterial (HTA), que en algunos casos llega a duplicarse o triplicarse (ancianos), eso sí, de diferente cuantificación, dependiendo de donde se pongan los límites de la normalidad en la definición de hipertensión arterial (HTA) (44).

 

La hipertensión arterial (HTA) es sin duda, la enfermedad de mayor presencia en la Atención Primaria (Gómez, 1986), llegando hasta un tercio de los adultos (Castro Beiras, 1990).

 

Hoy se sabe que la hipertensión arterial no puede ser considerado un problema aislado porque:

 

1)     librada a su evolución natural incrementa considerablemente el riesgo de invalidez y de muerte de causa cardiovascular;

2)     el compromiso de órgano blanco determina daño vascular, cardíaco, cerebral y renal;

3)     la interacción con factores de riesgo como diabetes y dislipemia es la responsable de los fracasos terapéuticos, por lograr modificar sólo cifras de presión arterial y no cambiar la evolución natural de la enfermedad.

 

La presión arterial tiene una distribución unimodal en la población (68), así como una relación continua con el riesgo cardiovascular hasta valores sistólicos y diastólicos de tan sólo 115-110 y 75-70 mmHg, respectivamente (69). Este hecho hace que la palabra hipertensión sea científicamente cuestionable y que su clasificación basada en valores de corte sea arbitraria. Sin embargo, el cambio de una terminología ampliamente conocida y aceptada puede generar confusión, y el uso de valores de corte simplifica el abordaje diagnóstico y terapéutico en la práctica clínica diaria. En consecuencia, se ha mantenido la clasificación de la hipertensión utilizada en las guías de ESH/ESC de 2003 (70), con las siguientes consideraciones:

 

Definiciones y clasificación de los valores de presión arterial (mmHg)

 

Categoría - presión arterial sistólica (PAS) – presión arterial diastólica (PAD).

 

·         Óptima < 120 y < 80

·         Normal 120-129 y/o 80-84

·         Normal alta 130-139 y/o 85-89

·         Hipertensión de grado 1 140-159 y/o 90-99

·         Hipertensión de grado 2 160-179 y/o 100-109

·         Hipertensión de grado 3 ≥ 180 y/o ≥ 110

·         Hipertensión sistólica aislada ≥ 140 y ≤ 90

 

1.     Cuando los valores de presión arterial sistólica y diastólica de un paciente se encuentran en categorías diferentes, debe aplicarse la categoría superior para la cuantificación del riesgo cardiovascular total, las decisiones relativas al tratamiento farmacológico y la estimación de la eficacia del tratamiento.

2.     El grado de la hipertensión sistólica aislada (grados 1, 2 y 3) debe establecerse según los mismos valores de presión arterial sistólica que se indican para la hipertensión sistólica-diastólica. Sin embargo, como se ha mencionado antes, la asociación con una presión arterial diastólica baja (p. ej., 60-70 mmHg) debe considerarse un riesgo adicional.

3.     El umbral para la hipertensión (y la necesidad de tratamiento farmacológico) debe considerarse flexible en función del nivel y del perfil de riesgo cardiovascular total. Por ejemplo, un valor de presión arterial puede considerarse inaceptablemente alto y que requiere tratamiento en situaciones de alto riesgo, pero puede ser aceptable en pacientes de riesgo bajo.

 

Las guías sobre hipertensión del Joint Nacional Committee de Estados Unidos (JNC 7) publicadas en 2003 (70) unificaron las categorías de presión arterial normal y normal alta en una sola entidad denominada «prehipertensión». Esto se basaba en la evidencia obtenida en el estudio de Framingham (71, 72) que indica que en estos individuos la probabilidad de que se desarrolle una hipertensión es mayor que en los que tienen una presión arterial < 120/80 mmHg (denominada presión arterial «normal») a todas las edades. El Comité de ESH/ESC ha decidido no utilizar esta terminología por las siguientes razones: a) incluso en el estudio de Framingham el riesgo de que se desarrolle hipertensión fue claramente superior en los individuos con una presión arterial normal alta (130-139/85-89 mmHg) en comparación con los que tenían una presión arterial normal (120-129/80-84 mmHg) (73, 74) y, por lo tanto, hay pocas razones para combinar ambos grupos; b) dado el significado negativo que tiene la palabra hipertensión para la población en general, el término «prehipertensión » puede causar ansiedad y comportar que se solicite visitas y exploraciones médicas innecesarias para muchos individuos (34), y c) lo más importante, aunque los cambios de estilo de vida recomendados por las guías del Joint Nacional Committee (JNC) 7 de 2003 para todos los individuos con prehipertensión pueden ser útiles como estrategia poblacional (70), en la práctica esta categoría está claramente diferenciada, con unos extremos en los que se encuentran individuos sin necesidad de intervención alguna (p. ej., un anciano con presión arterial de 120/80 mmHg) y también individuos con un perfil de riesgo muy alto o alto (por ejemplo, tras un ictus o con diabetes) en los que es necesario un tratamiento farmacológico.


Revista Electronica de PortalesMedicos.com
INICIO - NOVEDADES - ÚLTIMO NÚMERO - ESPECIALIDADES - INFORMACIÓN AUTORES
© PortalesMedicos, S.L.
PortadaAcerca deAviso LegalPolítica de PrivacidadCookiesPublicidadContactar