Caracterizacion de los pacientes con Enfermedad Cerebrovascular
Autor: Msc. Lic. Eloina Martín Valladares | Publicado:  27/12/2010 | Cuidados Intensivos y Cuidados Criticos , Neurologia | |
Caracterizacion de los pacientes con Enfermedad Cerebrovascular .1

Caracterización de los pacientes con Enfermedad Cerebrovascular. Centro Médico Diagnóstico Integral “San Juan Bautista.” Mayo 2007 a Diciembre 2009. Estado Lara.

Msc Lic. Eloina Martín Valladares. Licenciada en Enfermería. Master en urgencias médicas en Atención Primaria de Salud. Diplomado en Cuidados Intensivos. Miembro Titular de la Sociedad Cubana de Enfermería. Profesor Instructor del Instituto superior de Ciencias Médicas de Cienfuegos. Cuba

Dra. Heidi Peña Martín. Medico general. Residente de medicina general integral. Cienfuegos. Cuba

Msc Lic. Jorge Luis Maceira Brito. Licenciado en Enfermería, Máster en Urgencias Médicas en Atención Primaria de Salud, Diplomado en Cuidados Intensivos. Profesor asistente del Instituto superior de Ciencias Médicas de Cienfuegos. Cuba

Lic. Miriam Martín Ojeda. Licenciada en Enfermería. Miembro Titular de la Sociedad Cubana de Enfermería. Profesor Instructor del Instituto superior de Ciencias Médicas de Cienfuegos. Cuba

República Bolivariana De Venezuela. Misión Médica Cubana


RESUMEN

Se realizó un estudio descriptivo y Ambispectivo con el objetivo de caracterizar los pacientes con Accidentes Cerebrovasculares hospitalizados en el Centro Médico Diagnóstico Integral “San Juan Bautista”, del municipio Crespo, en el estado Lara; en el período comprendido entre Mayo 2007 a Diciembre 2009. El universo de estudio seleccionado fueron los 32 pacientes con Enfermedad Cerebrovascular que ingresaron en el Servicio de Terapia Intensiva. Para la obtención de los datos, se revisaron las historias clínicas de los pacientes en el estudio y se llenó una ficha de recolección de datos diseñada a criterio del autor, que facilitó la recolección variables de interés para el cumplimiento de los objetivos de la investigación. Los resultados se presentaron en tablas con números absolutos y por cientos.

En el estudio, la Enfermedad Neurológica afectó a mayores de 60 años, con mayor morbilidad en el sexo masculino. Los factores de riesgos fueron: la Hipertensión Arterial, la Diabetes Mellitus y la Hipercolesterolemia. Las formas clínicas más frecuente fueron: el Ataque Isquémico Transitorio Agudo y el Ictus Isquémico y el síndrome resultante el hemipléjico. Las complicaciones más relevantes fueron: la hemiplejia, Monoplejia y las infecciones respiratorias. La vigilancia neurológica, el control hidroelectrolítico y la prevención de complicaciones, fueron las acciones independientes de Enfermería y las necesidades humanas afectadas: nutrientes y agua, autocuidado, movimiento, comunicación, seguridad y protección y la autorrealización.

INTRODUCCIÓN

La vida después de sufrir un accidente cerebrovascular o ictus representa una transformación radical para la mayoría de las personas afectadas. Sólo una tercera parte se recupera completamente, otra tercera parte fallece y, para el resto, las secuelas en forma de trastornos físicos o cognitivos condicionan, y mucho, su vuelta a la actividad diaria por la incapacidad para realizar determinados movimientos o acciones. Este deterioro se puede paliar, pero para ello hay que recurrir a servicios de rehabilitación. A fisioterapeutas, psicólogos o terapeutas ocupacionales les corresponde la misión de intentar devolverles a la vida.

Los gerentes de salud del Mundo se ingenian ante la objetiva disyuntiva de la acelerada prevalencia de las Enfermedades Cerebro Vasculares y la imperiosa necesidad de unir voluntades para actuar con eficacia en la detección precoz, control y prevención de los factores de riesgos, así como ejecutar las respuestas lógicas, ligadas a estudios epidemiológicos de factibilidad; sustentados en programas de intervención en la Comunidad. Por datos recientes de la Organización Mundial de la Salud enmarcan como una de las principales causas de muerte y de invalidismo a los Accidentes Cerebrovasculares; determinado por los cambios en los hábitos dietéticos, el aumento del sedentarismo, el estrés y las tensiones emocionales resultado de los actuales estilos de vida.

Cada año se diagnostican casi 120.000 nuevos casos de ictus en España. Un tercio de los pacientes fallece por esta causa y más de 400.000 personas sufren una discapacidad que les impide valerse por sí mismos. Estos datos, según indicó Álvarez-Sabín, van a aumentar en los próximos años, y se espera que "para 2025 más de 1.200.000 personas habrán sufrido un ictus, de los cuales más de 500.000 tendrán una discapacidad". (1)

Además, se trata de una enfermedad que tiene una carga social y económica importante. Así, una persona que ha sufrido un ictus necesita como media una atención de unas 60 horas semanales, que en gran parte son absorbidas por la familia; mientras que económicamente, los costos directos se encuentran entre el 2% y el 4% del gasto sanitario. En el caso de los pacientes con mayor dependencia el coste medio es de 25.000 euros al año. En su opinión es necesario aumentar la información para que la prevención sea mayor. No obstante, recordó que el principal punto de atención es saber identificar la enfermedad.

Es decir, conocer los síntomas porque la atención en el primer momento por un neurólogo reduce la mortalidad tres veces, reduce el número de complicaciones dos veces y eleva al doble la posibilidad de que la persona, al alta del hospital, pueda estar en una situación independiente".

La falta de prevención se hace más patente en los pacientes que han sufrido un ictus, los cuales presentan un alto riesgo de sufrir otro episodio. Actualmente, el ictus recurrente representa una tercera parte de todos los ictus que se producen. El riesgo es más elevado en los primeros tres meses, pero a los diez años más de la mitad de los pacientes volverá a presentar otro ictus si no recibe el tratamiento adecuado y controla sus factores de riesgo vascular.

El problema es que menos de un cuarto de los enfermos que han padecido un ictus tienen los factores de riesgo controlados. Para evitarlo existen diferentes medidas "eficaces y poco costosas" como mantener la presión arterial en cifras por debajo de 130/80 mmHg, controlar la alteración de los lípidos y de la Diabetes Mellitus, dejar de fumar y disminuir el consumo de alcohol y del sobrepeso, entre otras. (2)

Las secuelas tras un accidente cerebrovascular son de lo más variadas, en función de la zona del cerebro que haya quedado inhabilitada. En consecuencia, los gastos que implica para el sistema sanitario oscilan mucho. Un reciente estudio realizado en Reino Unido ha determinado los factores que condicionan el 'precio' de un ictus.

El trabajo, publicado por la revista 'Stroke', se basa en infarto cerebral en fase aguda, es decir, no tuvo en cuenta aspectos a largo plazo, como la rehabilitación, las bajas laborales o los tratamientos crónicos. Los costos oscilaban entre los 500 y 30.000 euros. En el análisis inicial se fijaron en aspectos como la edad del paciente, la causa de la trombosis, el tiempo que estuvo en el hospital y la mortalidad.

Se relacionó el índice de gravedad del ictus, medido según la escala de los Institutos Nacionales de Salud Americanos, con el costo de la enfermedad. Tuvieron en cuenta el nivel de conciencia del paciente, si era capaz de responder a preguntas o de obedecer órdenes, si tenía alteraciones en el campo visual, en la movilidad de la musculatura facial o las extremidades, alteraciones en la sensibilidad, el lenguaje o la marcha (3,4)

En España se producen 100.000 nuevos casos de ictus al año. La mayoría son en pacientes mayores, aunque también puede afectar a individuos jóvenes. Además de la mortalidad, hay que tener en cuenta que es una causa importante de discapacidad en el adulto.

En Madrid, el ictus o infarto cerebral, una de las principales causas de muerte y de incapacidad a largo plazo en la mayoría de los países industrializados, tiene entre sus secuelas más importantes la depresión, que llega a afectar, al menos, a un 33% de los supervivientes. Un pequeño trabajo, publicado en Stroke, revela que la combinación de terapia psicosocial y antidepresivos es más eficaz que sólo los medicamentos en el tratamiento de este trastorno.

La depresión se ha vinculado a un mayor riesgo de sufrir posteriores problemas vasculares e, incluso, a un incremento de la mortalidad tras el infarto cerebral. Según Richard C. Veith, uno de los autores del estudio y profesor de Psiquiatría y Ciencias del comportamiento de la Universidad de Washington (Seattle, EEUU), "la depresión después de un ictus es un problema de salud pública. Un tercio de los pacientes que sufren un ictus la desarrollan. Esto les hace menos capaces de recuperarse, empeora su funcionalidad cognitiva y social y se relaciona con otras consecuencias adversas". (5)

Por otra parte, otro estudio publicado en la misma revista y desarrollado por investigadores de la universidad de Utrecht, en Holanda, ha analizado el riesgo de sufrir fracturas de cadera o fémur entre los supervivientes de un ictus.

El trabajo tomó una muestra de 6.763 pacientes con fractura de fémur o cadera, un 3,3% de los cuales tenía un historial de infarto cerebral. Este conjunto fue comparado, y tuvo en cuenta género, edad y procedencia, con un grupo de control formado por 26.341 individuos libres de fracturas y de los cuales un 1,5% había sufrido este accidente cerebrovascular. (6) Los autores llegaron a la conclusión de que los supervivientes de un ictus cerebral tienen el doble de posibilidades de romperse la cadera o el fémur que el resto de la población. Esta propensión se vio incrementada entre los más longevos (70 años o menos) y las mujeres, que presentaron más del doble de riesgo que los hombres.


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