Diseño de un programa de Musicoterapia por parte de los estudiantes de Enfermeria de la Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado” dirigido a niños en edad escolar con deficit de atencion e hiperactividad
Autor: Naibelys López | Publicado:  13/02/2012 | Otras Especialidades , Enfermeria , Psiquiatria , Pediatria y Neonatologia , Neurologia , Articulos | |
Programa de Musicoterapia deficit de atencion e hiperactividad edad escolar.2

Por tal motivo, se puede mencionar que la hiperactividad es considerada en estos momentos como uno de los trastornos más frecuentes en el ámbito de la población clínica infantil de edad escolar, entre un 3-15% en niños normales de edad escolar y en torno al 50% en muestras clínicas. Los síntomas que identifican este trastorno: déficit de atención, actividad motora excesiva e impulsividad tienen unas consecuencias negativas muy directas sobre la conducta adaptativa del niño y sobre su rendimiento escolar. Referido de esta manera por González M. (1996).

Del mismo modo, González J., Servera M. y Cardo E. (2006) refieren que el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es el trastorno de conducta más frecuente en la edad pediátrica y constituye un problema de salud pública debido a su elevada prevalencia por ser un proceso crónico con afectación de las diferentes esferas comportamentales (familiar, escolar y social) y por su alta comorbilidad asociada. Asimismo, es un problema que tiene un gran impacto en la sociedad en términos de fuertes implicaciones en la vida familiar, educativa y en el propio desarrollo del niño así como los elevados costos económicos asociados.

Por otro lado, explica Ortiz J. (2006) que el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo que da como resultado la aparición de una semiología característica: inatención, hiperactividad e impulsividad. El inicio de este trastorno es muy frecuente antes de los 2 años de edad, y se puede esperar su manifestación hasta los 7 años de edad. La característica más sobresaliente en los niños pequeños es la hiperactividad, que disminuye con el tiempo y el tratamiento farmacológico-psicológico, al contrario, el síntoma de falta de atención aumenta. Los síntomas son difíciles de discernir en edades tempranas, y cuanto mayor sea el niño, más pueden enmascararse o acentuarse los síntomas tanto por la complejidad como por el aumento de los desafíos académicos.

Del mismo modo, los estudios imagenológicos sugieren que los cerebros de los niños con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) son diferentes de los cerebros de otros niños. Estos niños manejan neurotransmisores (incluyendo dopamina, serotonina y adrenalina) en forma diferente a como lo hacen sus compañeros. El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) puede ser hereditario, pero no está claro qué lo causa. Cualquiera que sea su causa, parece iniciarse muy temprano en la vida a medida que el cerebro se está desarrollando. Esto según Merrill D. (2010).

Por otra parte, en cuanto a los síntomas principales de este trastorno según Bjornstad G., Montgomery P. (2008), son niveles de desatención, impulsividad e hiperactividad crónicos e inapropiados para la edad del desarrollo. Asimismo, el autor cita a Barkley (1998), en algunos casos predominan síntomas particulares; en esos casos, se pueden diagnosticar los subtipos del trastorno: trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) tipo predominantemente distraído o tipo predominantemente hiperactivo-impulsivo.

De igual manera, para Cardo E., Servera M. (2008) los síntomas del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) son comunes a la población general y se representan como un continuo (en el cual los límites de la normalidad se establecen de una forma relativamente arbitraria, a partir, por ejemplo, de una desviación estándar y media o dos con respecto a la media), de modo que podríamos decir que se trata de los extremos de un comportamiento normal. Por tanto, no es la presencia del síntoma en sí (inatención, hiperactividad, impulsividad) lo que determina la disfuncionalidad, sino la intensidad y la frecuencia con la que se da con respecto a la edad de desarrollo del niño y a su contexto y, sobre todo, por la repercusión que tiene en el funcionamiento diario del individuo.

Por otra parte, según González J. (2008) el diagnóstico del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es esencialmente clínico y se basa en la anamnesis cuidadosa del paciente y, si es posible, de un familiar cercano. Debe enfatizarse la detección de los síntomas de inatención e impulsividad/hiperactividad, algunos de los cuales tendrían que estar presentes desde la infancia. Los síntomas no deben estar relegados exclusivamente a un ámbito (p. ej. solo en la universidad) y deben ser de tal magnitud que interfiera en el rendimiento social, laboral, familiar o estudiantil. Dentro de los criterios de desatención, destacan cometer errores frecuentes por descuido, presentar dificultad para mantener la atención en tareas que lo requieran, dificultad para atender cuando le hablan, inconstancia en la finalización de tareas complejas, dificultad para organizarse, evitación de actividades que requieran esfuerzo mental sostenido, extravío habitual de objetos, distracción por estímulos irrelevantes y tendencia a ser olvidadizo.

En el mismo orden de ideas, Barkley RA. (2009) refiere que los criterios de diagnóstico del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) están establecidos en el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, cuarta edición (DSM-IV), los cuales se utilizan desde hace más de 14 años. Durante este tiempo se han publicado más de 3.000 estudios que recurren a estos criterios, y se han evaluado miles de pacientes.

En tal sentido, según Lora A. (2006), el profesional evaluará al paciente desde las perspectivas médica, psicológica, educativa y social, recabará la información necesaria de la familia y otros profesionales para establecer un diagnóstico de certeza y un plan de tratamiento individualizado basado en plan de acción, información, educación y comunicación, tratamiento (farmacológico, no farmacológico) y revisiones periódicas.

Según Fernández M. y Txakartegi, X. (2006), el tratamiento para el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad tiene una gran variabilidad clínica y, por tanto, tras la correcta evaluación y diagnóstico, pueden plantearse distintas modalidades terapéuticas (que en su evolución pueden ser cambiantes), que van desde la información precisa a la familia hasta la intervención compleja en entornos multidisciplinarios.

De igual manera, el tratamiento según Menéndez I. (2010) puede ser farmacológico y de orientación psicológica con la finalidad de conseguir una reducción de la hiperactividad y un tratamiento adecuado para modificar las conductas impulsivas e incrementar la atención. El tratamiento farmacológico lo debe prescribir un neurólogo o psiquiatra. En cuanto al tratamiento psicológico, tiene 3 grandes frentes que deben conocerse perfectamente para trabajar sobre las diferentes áreas y conductas, que son familia, profesor y terapeuta.

Para una mejor comprensión de todo lo antes mencionado se puede decir que el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es una patología crónica de tipo psicológica que afecta a los niños desde una edad temprana, y les trae consecuencias negativas que pueden interferir en su entorno social debido a que no son comprendidos principalmente por sus familiares y en la mayoría de los casos no son aceptados por estos. En cuanto a su desempeño en el campo escolar, por lo general, no es satisfactorio debido a la dificultad de mantener la atención y, por ende, esto puede repercutir en su desarrollo intelectual y su autoestima. Es por ello que un tratamiento oportuno y eficaz evitaría muchas de estas consecuencias, que pudiesen afectarlo hasta en la adultez.

En otro orden de ideas, cabe mencionar que Gallardo G. (2003) manifiesta que durante un gran e importante espacio de la vida todos los niños son acogidos por la escuela, tiempo en el cual las capacidades de desarrollo y acumulación de aptitudes y actitudes son fundamentales para la formación integral de la personalidad. La etapa de la niñez y la adolescencia es delicada y vulnerable, pues la población se encuentra en proceso de formación de hábitos, creencias y competencias, que permitirán desarrollar el propio concepto como persona y ciudadano. Para el logro de este propósito es necesario un trabajo dinámico y permanente, a nivel interinstitucional y transdisciplinario, donde profesionales de la salud y la educación, familias, organizaciones comunitarias, autoridades estatales, el sector productivo y otros sectores de la sociedad trabajen unidos para ofrecer la mejor atención y cuidado a la población escolar.

Para el abordaje del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) existe una alternativa que es la promoción de la salud, tal como fue definida en la Conferencia Internacional de Ottawa (1986). Es el proceso de capacitar a las personas para aumentar el control sobre su salud y mejorarla. La salud es considerada aquí como un recurso para la vida diaria, no como el objetivo de la vida. Resulta evidente el papel de la escuela en la lucha colectiva por la salud del hombre y por la salud, social mencionado por Robles M. (1996).

De igual modo, la educación para la salud del escolar tiene por finalidad inculcarle actitudes, conocimientos y hábitos positivos de salud que favorezcan su crecimiento y desarrollo, el fomento de su salud y la prevención de las enfermedades evitables de su edad. Además de intentar responsabilizarlo de su propia salud y prepararlo para que al incorporarse a la comunidad general, al salir de la escuela, adopte un régimen o estilo de vida lo más sano posible que favorezca la consecución de la salud positiva, según Salleras S., (1991) citado por Robles M. (1996).

En otro orden de ideas, según estudios en varios países y con resultados exitosos sobre el empleo de la Musicoterapia como terapia alternativa en niños con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) en conjunto con tratamiento farmacológico habitual y las terapias con el psicólogo, consideramos necesario que esta se imparta en los diferentes centros de salud en la patología ya mencionada, TDAH, como una herramienta que favorece la evolución del estado de salud de los pacientes. Es por ello que consideramos oportuno hablar a continuación sobre Musicoterapia.

Según Cicchetti M. (2006), la Musicoterapia es una disciplina terapéutica que emplea, como recurso específico, el sonido en sus múltiples dimensiones para abordar las diferentes problemáticas del ser humano a nivel físico, emocional, mental, social y espiritual. La Musicoterapia es el uso con fines terapéuticos de la música y/o de los elementos musicales (ritmo, melodía, armonía) por parte del musicoterapeuta calificado para generar procesos conducentes al bienestar físico, psíquico, social y cognitivo.

En tal sentido, de acuerdo con Mercadal M. y Martí P. (2007), los efectos terapéuticos de la música han sido reconocidos desde la antigüedad, la aplicación de la música en el entorno terapéutico parte de principios teóricos que han sido revelados a través de estudios científicos realizados a partir de mediados del siglo XX. En tal sentido, Radocy y Boyle, (1997) citado por Mercadal M. y Martí P. (2007), refieren que se ha demostrado que la música influencia las respuestas fisiológicas, tiene un gran poder para evocar recuerdos y asociaciones y de influenciar el estado anímico.


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