CIRUGIA
GENERAL Y DEL APARATO DIGESTIVO:
PLAN DE LA ESPECIALIDAD (3)
Rotaciones externas por un periodo de 2 meses cada una:
Traumatología y Cirugía Ortopédica. Cirugía Torácica. Urología.
Rotaciones exten2as por un periodo de I mes cada una (opcionales):
Técnicas de diagnóstico por imágenes. Técnicas endoscópicas.
La suma total de estos periodos de rotación exten2a será de 16
meses, por lo que los 4 meses que sobrepasan el segundo año de
residencia serán cumplidos al inicio del tercer año. Corresponde al
tutor seguir los progresos y remediar las posibles dificultades del
residente a su cargo durante estas rotaciones externas, así como
aconsejarle en la elección de las rotaciones opcionales. Mientras el
residente cumple las rotaciones externas al servicio de Cirugía
General y del Aparato Digestivo seguirá integrado en los equipos de
guardia de esta especialidad, salvo en el período de rotación en
Traumatología, durante el cual se recomienda su inclusión en los
equipos de guardia de esta última. Por último, durante el segundo
año de residencia realizará, como primer cirujano, intervenciones de
segundo grado de complejidad (Anexo 2).
Del tercer al quinto año
El tercer año se iniciará con un periodo de 4 meses, dedicado a las
rotaciones externas pendientes, y, cumplidas éstas, se integrará
definitivamente a las actividades del servicio de CGAD. A partir de
este tercer año se programará por el tutor una flexible rotación
interna por las áreas de especial interés que existan como tales en
el servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo, con un doble
objetivo: a) En primer lugar, conseguir la óptima formación para un
cirujano general sensu strictu, capaz de asumir sus funciones y
responsabilidades en un hospital de nivel comarcal, al terminar su
residencia. b) En segundo lugar, y especialmente durante el quinto
año de residencia, iniciar una formación específica complementaria
en una de las áreas de especial interés del servicio,
con una programación de sus actividades especialmente preparada por
su tutor.
El quinto año perfila, en su inicio, la imagen de un cirujano
general que alterna en sus actividades y capacidades las funciones
correspondientes a su especialidad sensu strictu con las de un área
de especial interés, dentro de la propia Cirugía General y del
Aparato Digestivo.
Con la finalidad de completar la formación del residente en la
asunción de responsabilidades y en el proceso de toma de decisiones,
durante el quinto año, los residentes que hayan conseguido en los
cuatro años anteriores una evaluación positiva podría ser
considerado como jefe de residentes. Este actuaría, bajo la
supervisión del tutor y, muy especialmente en esta fase final de su
formación, del jefe de servicio, con responsabilidades similares a
las de un médico adjunto o puesto hospitalario equivalente, en las
áreas de consulta externa, hospitalización, quirófanos y urgencias.
De modo específico, debería mostrarse muy activo en la formación de
los residentes de los cuatro primeros años del programa.
En cuanto a la formación en la téc1lica operatoria durante los
cuatro últimos años de su reside11cia, el residente irá avanzando
progresivamente en los grados de complejidad quirúrgica frente a los
que irá asumiendo, con el suficiente control, la responsabilidad
como primer cirujano del equipo. Para las intervenciones de los
grados 3, 4 y 5, la asistencia repetida como primer ayudante es la
que desbroza insensiblemente el camino que permite llegar a
realizarlas como cirujano responsable. Esta formación en la técnica
quirúrgica debe ser documentada y acreditada por el tutor, por el
jefe del servicio y por la Comisión de Docencia del hospital. Más
que fijar un número determinado de intervenciones que deba haber
realizado el residente al terminar su formación, debe quedar
constancia escrita y certificada de que se ha cumplido de modo
razonable este objetivo, con un equilibrio entre el número y la
variedad de la patología intervenida quirúrgicamente.
II. FORMACION TEORICA
Mediante la adecuada técnica didáctica (seminarios de grupos
mínimos, participación activa del residente y medios audiovisuales
apropiados), han de presentarse y discutirse, de forma lógica y
programada, no aleatoria, los conocimientos (algo más que simple
información) que se ajustan a la paralela formación asistencial . En
los Anexos 5 y 6 de este programa se recogen listados de estos
conocimientos organizados desde varios puntos de vista, que deben
servir de base para el desarrollo de la formación teórica del
residente. La sesión bibliográfica (Anexo 1) debe contribuir al
aprendizaje en la adquisición crítica de conocimientos.
Aproximadamente un 10% del horario semanal del residente debe ser
dedicado a esta formación teórica de modo diferenciado de la
formación asistencial, aunque, obviamente, se relacione en sus
planteamientos y en sus resultados con esta última formación. Bajo
el estímulo y la guía del tutor deberá potenciarse el estudio
privado del reside1lte, de una manera individualizada, para lo cual
deberá contarse en el servicio y/o en el hospital con las apropiadas
facilidades de material informativo y formativo (bibliotecas y
videotecas). Este programa de formación teórica deberá adaptarse a
cada uno de los años de residencia. Además del aprendizaje en la
adquisición critica de co110cinlientos, los residentes han de ser
instruidos en las distintas formas de llevar a cabo la comunicació11
de aquéllos: Técnicas de preparación oral de comunicaciones
científicas en reuniones y congresos, asociadas a presentaciones
audiovisuales (diapositivas y vídeos), así como de escritura de
textos científicos para revistas de su especialidad, con exigencia
en la estructura, la metodología, la redacción y la presentación
gráfica. Los residentes participarán activamente en la instrucción
de los alumnos en período de rotación clínica y de los propios
residentes de períodos previos de formación.
III. FORMACION PARA LA INVESTIGACION
Conocer y adquirir experiencia en la metodología y en la praxis de
la investigación, tanto experimental como clínica, es una faceta muy
importante en la formación de un cirujano, sobre todo porque
contribuye al desarrollo en el residente de un pensamiento critico y
le aleja del riesgo de convertirse únicamente en un receptor de
información y en un simple técnico manual e instrumental. La
formación en la metodología científica exige la planificación de
seminarios de acuerdo con un programa mínimo (Anexo 7). Es muy
recomendable que el residente, en sus dos últimos años de formación,
se integre en un equipo de investigación del servicio que esté
desarrollando un proyecto concreto, sea experimental o clínico.
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