Traumatismo encefalocraneano. Manual de consulta. Quinta Parte
Autor: Dr. Alberto Ochoa Govin | Publicado:  10/09/2009 | Traumatismo encefalocraneano. Manual de consulta. , Neurologia , Neurocirugia | |
Traumatismo encefalocraneano. Manual de consulta. Quinta Parte.5

Características de los abscesos cerebrales de origen traumático.

 

Los abscesos postraumáticos del cerebro ofre­cen ciertas características particulares en cuanto a su forma, disposición y relaciones con el tejido cicatricial, provocadas por el trauma y eso, en cierto modo, condiciona su tratamiento quirúrgico. Su forma es, habitualmente, alargada, con prolongaciones y adherencias al tejido cicatricial, y, con frecuen­cia, encontramos más de una cavidad purulenta.

 

Durante el desarrollo de un absceso en el tejido cicatricial cerebral, encontramos muchas cavida­des purulentas, algunas con cápsula gruesa y otras con ésta muy fina. Los abscesos de origen traumático contienen, frecuentemente, cuerpos extraños, tales como fragmentos de hueso y metá­licos, pelos, mugre o tierra. En algunos casos existen fístulas en la cicatriz de la piel.

 

Este tipo de absceso no debe tratarse únicamente por punción, aspiración y drenaje, aunque el lavado sea amplio, es preferible y necesaria la extirpación completa.

 

A través de un desbridamiento quirúrgico a cielo abierto es posible extirpar todo cuerpo extraño y los tejidos necróticos. La forma de la incisión de las partes blandas epicraneales depende del tamaño, el carácter y la localización de la cicatriz provocada por el trauma. Si la limpieza quirúrgica del trau­ma no fue bien realizada, durante la incisión de partes blandas se reseca su cicatriz. Después se amplía el defecto del hueso hasta que aparezca la duramadre sana. En los casos en los que existe osteomielitis, se deben resecar las áreas del hueso afectado por el proceso purulento.

 

Cuando existen fístulas se penetra en la cavidad del absceso y se amplían. Si no existe fístula, se realiza una punción del absceso a través de la duramadre. Después, se penetra hacia la cavidad cuidadosa­mente, sin romper las adherencias de las menin­ges, se evacua el contenido purulento y todos los cuerpos extraños que pueden encontrarse en aquélla, Si existen datos radiológicos de cuerpos extraños fuera del absceso, a distancia, se recomienda que, no se deben buscar ni extraer. Al final, la cavidad del absceso se lava con solución isotónica y antibióticos, y la operación se termina dejando drenaje.

 

Los abscesos secundarios a procedimientos quirúrgicos se forman, sobre todo, cuando en el acceso quirúrgico se abre alguna celdilla aérea. Se han publicado casos de abscesos cerebrales secundarios al uso de monitores para medir la presión intracraneal (PIC) y de tracción cefálica con halo.

 

Colecciones purulentas subdurales y epidurales postraumáticas. ­

 

Las colecciones purulentas de los espacios subdurales y epidurales postraumáticas sobre un hemisferio cerebral son menos frecuentes que los abscesos cerebrales, además es más frecuente el empiema subdural -más del 85% de los casos- que el absceso localizado a nivel epidural.

 

El empiema subdural se forma en un espacio preexistente (el espacio subdural), que no tiene ninguna barrera anatómica que detenga la diseminación y en el que los antibióticos tienen mala penetración. Son distintos de los abscesos, que se forman dentro del parénquima cerebral, rodeados de una reacción tisular que forma una cápsula de fibrina y colágeno. Por lo tanto los empiemas subdurales suelen ser una urgencia médica. Esta entidad infecciosa tiene una elevada tasa de mortalidad en quienes la padecen (de un 25­ a 30% de los pacientes) si no se la trata correctamente

 

Etiología.

 

En la tabla número 12 se pueden observar los agentes etiológicos del empiema subdural y el absceso epidural.

 

Tabla número 12. Gérmenes más frecuentes en el empiema subdural y el absceso epidural.

 

  • Origen probable y Gérmenes más frecuentes

 

-         Senos paranasales.

-         Estreptococos anaerobios, aerófilos y microaerófilos

-         Staphylococcus aureus

 

  • Otitis y Mastoiditis.

 

-         Estafilococo aureus

-         Estreptococos anaerobios y aerobios

-         Bacilos gramnegativos

 

  • Posquirúrgico y postraumático.

 

-         Estafilococo aureus

-         Bacilos gramnegativos

 

  • Diseminación hematógena.

 

-         Estafilococo aureus

-         Bacilos gramnegativos

 

Fisiopatología de los empiemas subdurales.

 

Su desarrollo en sentido general, está en relación directa con algunos factores predisponentes como son: el traumatismo encefalocraneano penetrante, la cirugía neurológica, la sinusitis paranasal y la mastoiditis -las causas más frecuentes-, y la meningitis en los lactantes.

 

Por lo general la aracnoides impide que las bacterias ingresen al espa­cio subaracnoideo y desencadenen una meningitis. Desde el punto de vista microbiológico se encuentran S. aureus, cuando el proceso es secundario a trauma o cirugía encefalocraneana, y una flora mixta aerobia y anaerobia cuando el empiema es secundario a infección de los senos paranasales. Las venas corticales pueden trombosarse y dar origen a áreas de microinfartos que explican los síntomas focales.

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