Traumatismo encefalocraneano. Manual de consulta. Quinta Parte
Autor: Dr. Alberto Ochoa Govin | Publicado:  10/09/2009 | Traumatismo encefalocraneano. Manual de consulta. , Neurologia , Neurocirugia | |
Traumatismo encefalocraneano. Manual de consulta. Quinta Parte.8

8) Síndrome vestibular o vertiginoso postraumático.

 

Compuesto por vértigos, vómitos nistagmo, desequilibrio primario con tendencia unilateral y signo de Romberg. Puede aparecer de forma precoz. Puede verse acompañando al síndrome postcontusional que se observa en pacientes con trastornos de la personalidad. Los cuales se quejan constantemente de cefaleas, mareos, tontina, trastornos del ánimo y agotamiento físico. El TAC y el resto de los exámenes suelen ser normales.

 

9) Síndrome postraumático, postconmocional o postcontusional.

 

El paciente presenta un cuadro de cefaleas, agresividad, depresión, ansiedad, irritabilidad, desorientación, fijación mental con el accidente, pesadillas, sueñan con el trauma, recuerdan como ocurrió cada uno de los hechos, recuerdan todo lo acontecido constantemente, los pacientes generalmente presentan trastornos de la personalidad, la tomografía axial computerizada (TAC) y resto de los exámenes son normales, no hay lesión anatómica evidente, se convierte en un trastorno psicofisiopatológico, el paciente va a presentar un circuito reverberante que constantemente refuerza en su mente, surgen ideas como que ya no se podrá recuperar más, que ya no podrá ser como antes, que no sirve para nada, con facilidad buscan que el médico los incapacite y muchos, sino se toman medidas psicoterapéuticas adecuadas y el médico los complace con la incapacidad no vuelven a trabajar y nunca se recuperan de su discapacidad mental.

 

Los síntomas variados que ya mencionamos suelen considerarse secuelas de los traumatismos encefalocraneales (TEC) menores aunque algunas de estas características también surgen después de traumatismos graves. No es un requisito que el paciente haya tenido pérdida del conocimiento.

 

Aunque las secuelas de un trauma leve de cráneo se reconocieron hace varios siglos, las actuales controversias se iniciaron hace 130 años cuando, en 1866, el cirujano ingles J. Erichsen publicó seis artículos sobre ciertos traumas pocos claros del sistema nervioso central que se encontraron o fueron frecuentes, luego de accidentes en el tren. Él creía que los traumas leves de la cabeza podrían provocar incapacidades graves como resultado de un desarreglo molecular.

 

Años después, en 1871, Rigler observó un aumento en el número de inválidos por traumas en trenes en Prusia, luego de que se creara un seguro contra invalidez y, en contra de lo que decía Erichsen, postuló que estos síntomas eran producto de una neurosis de compensación. En 1889 Oppenheim afianzó y popularizó el concepto de neurosis traumática para estos pacientes.

 

La primera vez que se usó el término de síndrome postraumático encefalocraneano fue en 1934 cuando Straus y Savitsky describieron los síntomas y los relacionaron con el tipo de traumatismo encefalocraneal (TEC), la personalidad previa y el estrés del paciente por su accidente.

Pero sólo hasta el año 1994 la Academia Norteamericana de Psiquiatría definió claramente los criterios diagnósticos para este síndrome:

 

  1. Historia de traumatismo encefalocraneal (TEC) con al menos dos de los siguientes parámetros: pérdida de la conciencia por cinco minutos o más, amnesia postraumática de 12 horas o más y el comienzo de convulsiones dentro de los seis meses siguientes al trauma.
  2. Síntomas actuales nuevos o aumento de los preexistente: alteraciones cognoscitivas (es necesario solo una): Memoria, aprendizaje o concentración. Síntomas vegetativos o afectivos (se requieren tres como mínimo). Fatigabilidad, insomnio o alteraciones del sueño, cefalea más intensa que antes del traumatismo encefalocraneal (TEC), vértigos o mareo, irritabilidad o agresión con poco estímulo, ansiedad, depresión o labilidad del afecto, cambio de personalidad como infantilismo o cambios en la conducta social o sexual, o apatía y falta de espontaneidad.
  3. Síntomas asociados: dificultad para mantener la actividad laboral, alteración en el rendimiento escolar y alteración en el comportamiento social.

 

El síndrome postraumático encefalocraneano es mucho más frecuente en los TEC leves con un puntaje en la escala de Glasgow mayor de 13 o 14 puntos.

 

Se presenta con una alta frecuencia que varía entre el 50 y el 60%.

 

Por motivos aún desconocidos la frecuencia en la población infantil es muy baja o casi nula.

 

No hay acuerdo acerca de que influencia tienen, por un lado, la disfunción orgánica real provocada por el traumatismo y como por otro, los factores psicológicos entre ellos, la neurosis histérica y el beneficio secundario que puede tener como fin mejorar la atención médica, la recompensa económica o la obtención de drogas. Además la presencia de algunos de estos síntomas puede propiciar la aparición de otros, por ejemplo la cefalea puede provocar dificultad para concentrarse y, por ende mal desempeño laboral, que a su vez puede provocar depresión.

 

La observación clínica destaca una paradoja: los síntomas que refieren los pacientes que fueron víctimas de traumatismos encefalocraneales (TEC) menores parecen estar en desproporción si se los compara con los que refieren los que han sufrido TEC graves. Así mismo se ha señalado que los pacientes que presentan síntomas postraumáticos precoces generalmente mejoran con el paso del tiempo, mientras que los síntomas tardíos están a menudo asociados a un curso más prolongado y grave.

 

Los síntomas somáticos que forman parte de este síndrome son los siguientes: los más frecuentes son la cefalea, los mareos y las dificultades de la memoria, también suelen referir vértigos, trastornos visuales, es frecuente la visión borrosa, anosmia, trastornos auditivos, acúfenos e hipoacusia, trastornos del equilibrio.

 

Los síntomas cognitivos son dificultad para concentrarse, demencia, la cual es más frecuente en casos de politraumatismos craneoencefálicos que en una única conmoción cerebral, deterioro mental, problemas de la memoria generalmente, de las cosas recientes y deterioro del juicio.

 

Los síntomas psicosociales que pueden aparecer son dificultades emocionales como depresión, cambios de humor por inestabilidad emocional, euforia e impulsividad, irritabilidad, ausencia de motivación, abulia, cambios de la personalidad, pérdida de la libido, alteración de los ciclos de sueño y alerta, insomnio, fatigabilidad fácil, fotofobia e intolerancia a los ruidos fuertes o incluso a los moderados, aumento de los índices de desempleo y divorcio que puede estar vinculado a cualquiera de los factores ya mencionados.

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