Intervencion Educativa en promotores de salud sobre desastres y atencion a victimas en masa
Autor: Dr. Roberto Carcasés Guilarte | Publicado:  10/11/2010 | Medicina Preventiva y Salud Publica , Medicina de Urgencias | |
Intervencion Educativa en promotores de salud sobre desastres y atencion a victimas en masa .15

Tabla Nº 6. Nivel de conocimientos sobre qué hacer en accidentes y desastres, antes y después de la intervención. 

desastres_victimas_masa/actuacion_desastres_accidentes

Antes de la intervención y su programa educativo los promotores de salud en su inmensa mayoría tenían un conocimiento inadecuado sobre que hacer en accidentes y desastres, representando el 93.3%, estos resultados se modificaron después de la intervención donde adquieren un conocimiento adecuado (38) para el 84.4%.

Tabla Nº 7. Nivel de conocimiento sobre efectos de los desastres antes y después de la intervención. 

desastres_victimas_masa/conocimiento_efectos_consecuencias

n = 45

Como se puede apreciar antes de la intervención la mayoría de los encuestados tenía un nivel de conocimientos inadecuado en cuanto a los efectos de los desastres, con mayor dificultades en lo relacionado a efectos sociales representado por el 84.4% y los efectos culturales con el 82.2%, después de la intervención se logra incrementar los conocimientos pero aún existen promotores que presentan dificultades especialmente en estos aspectos. (37.7% y 26.6%) respectivamente.

Tabla Nº 8. Nivel de conocimiento sobre atención a víctimas en masa antes y después de la intervención. 

desastres_victimas_masa/atencion_intervencion_actuacion

Al observar los resultados se pudo conocer que en su gran mayoría los promotores antes de la intervención tenían nivel de conocimiento inadecuado sobre atención a víctimas en masas, lo que estuvo representado por el 77.7%, este conocimiento se modifico después del programa educativo.

Discusión de los resultados

Los fenómenos naturales como manifestación de procesos dinámicos que ocurren en las poblaciones, pueden transformarse en desastres, en la medida que no se conozcan adecuadamente las amenazas que constituyen esos fenómenos, y la susceptibilidad que presenta el entorno ante ellos. (3, 8)

Son muchos los autores que en los últimas décadas han profundizado en estos aspectos de fenómenos y desastres naturales, concluyendo la mayoría de ellos que cada día el hombre es más responsable de las situaciones que se presentan, por ello los planes locales de emergencia y desastres son herramientas útiles para coordinar los esfuerzos de todos y para adelantarse a una emergencia, con el fin de disminuir e incluso evitar los daños humanos y materiales. (12)

Las comunidades por tanto, tienen que desempeñar un papel activo antes, durante y después de los desastres, se debe trabajar con ellas para ayudarlas a identificar los principales problemas relacionados con los desastres y las posibles soluciones.

Existió en la investigación un predominio del grupo de edad comprendido entre 25 -34 años y el sexo masculino. Esto puede ser producto del medio, donde el criterio machista de la sociedad aun persiste, prefiriendo que el varón estudie y la mujer atienda las labores domesticas. (20, 29) Además, se debe tener en cuenta que la población es eminentemente indígena y esto condiciona aun más estos rezagos de la sociedad dado su pobre nivel sociocultural.

Esto concuerda con la situación en que viven las mujeres del lugar que dada su extrema pobreza se ven obligadas a trabajar hasta en las condiciones más difíciles para poder ayudar en la pobre economía familiar. Dicho resultado se asemeja al obtenido en la bibliografía consultada en la que se señala que las mujeres indígenas contribuyen con la economía familiar con la realización de tejidos, crianza de animales domésticos y en el campo. (18)

Estudio realizado por la Comisión de Esclarecimiento Histórico explican el predominio de la población joven debido a que los años 80 producto de la guerra las mujeres fueron violadas, torturadas y asesinadas en su mayoría, razón por la que los únicos que prácticamente sobrevivieron en estas comunidades fueron los niños pequeños que actualmente se encuentran alrededor de los 20 y 30 años.

Estos resultados difieren con estudios realizados en Cuba en el cual existe una equidad en ambos sexos y al relacionarlo por grupos de edades se comportan de manera similar y en el estudio los promotores estaban por encima de los 30 años.

Resultaron en su inmensa mayoría en la serie estudiada los promotores con nivel de escolaridad secundaria y nivel de conocimientos e información inadecuado

Dichos resultados coinciden con estudios demográficos en el país los cuales señalan bajo nivel de escolaridad llegando hasta el 40%, situación que puede guardar relación con el alto nivel de pobreza existente en el país por lo cual desde la niñez se tienen que dedicar a trabajar.

Investigaciones realizadas en Washington (17) coinciden parcialmente con esta serie en relación con la escolaridad ya que contaban con un nivel más alto que la población guatemalteca pero en contraposición a ello tenían baja cultura para enfrentar los desastres y poca información sobre el tema.

Países desarrollados como Japón enfrentan situaciones de desastre con menor número de víctimas y pérdidas materiales, ese mismo desastre en países subdesarrollados alcanza daños de magnitudes cuantiosas. (22, 26)

El planeta está sujeto a la ocurrencia de eventos que repercuten negativamente en la vida de las personas y del ambiente, que pueden ser de origen natural o antropológico, y alcanzan la categoría de desastres cuando la capacidad de respuesta de la comunidad afectada no soluciona, o no puede controlar, el suceso en sí. (29)

El origen de la palabra desastre está en el Provenzal antiguo donde significaba desgracia y del italiano “disastro”, con el mismo significado. Tiene también otros términos, “malastre”, para referirse a un hecho infortunado causado por la mala influencia de los astros. (30) Esto es debido a que se tenía la creencia de que las posiciones relativas de los astros y estrellas tenían alguna influencia sobre la vida de las personas, de esto surgen numerosas palabras referentes a ideas sobre la suerte o el azar, como desastre. La palabra aparece registrada por primera vez en nuestra lengua en 1444, en el Laberinto de Fortuna, de Juan de Mena (1411-1456).


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