Modificacion de conocimientos sobre hipertension arterial en pacientes hipertensos de la Facultad Independiente Hermanos Marañon
Autor: Dr. Yuri Álvarez Magdariaga | Publicado:  10/06/2011 | Cardiologia , Articulos | |
Modificacion de conocimientos sobre hipertension arterial en pacientes hipertensos .2

• Sedentarismo

• Obesidad, stress, consumo de anticonceptivos orales. (3, 9, 11)

La Hipertensión sistólica aislada es más frecuente en el hombre que en la mujer y se incrementa con la edad, debido a la cardioangioesclerosis que se va produciendo por el exceso de volumen sobre el músculo cardiaco. Existiendo una frecuencia 3.8 veces mayor en aquellas personas que tienen historia familiar de Hipertensión Arterial que se justifica a través de la teoría genética en la cual se plantea que la Hipertensión Arterial es un trastorno de transmisión poligénica, es decir, que se trata de pequeños efectos genéticos independientes que cuando se suman traen consigo una predisposición genética, los genes que intervienen son los del sistema renina-angiotensina-aldosterona, sistema calicreína-quinina y sistema nervioso simpático. Además, dentro de esta susceptibilidad genética se han identificado un pequeño grupo que corresponde a formas monogénicas como el síndrome de Liddie y el síndrome de Gordon ambos con retención primaria de sodio y ciertas formas de hiperplasia suprarrenal congénita. (12-14)

La frecuencia de hipertensión arterial aumenta con la edad, demostrándose que después de los cincuenta años, casi el 50 por ciento de la población la padece, siendo la misma, de gran demanda en el uso de medicamentos. (12,17)

La hipertensión arterial o vasculopatía hipertensiva es una enfermedad de etiología multifactorial, la cual es considerada por algunos, el problema de salud más importante en diversas partes del mundo, tanto en países desarrollados como en los subdesarrollados, ya que se trata de una enfermedad frecuente con escasa sintomatología, cuyas complicaciones comprometen la calidad de vida y que puede ser controlada con tratamiento adecuado. (19-23)

Es bien conocido que las enfermedades cardiovasculares son las consecuencias finales de varios factores de riesgo que vienen a sumarse al menos en algunos casos a cierta predisposición genética. De los resultados del estudio de Framingham, se reconocen como factores de riesgo el Tabaquismo, la Dislipoproteinemia y la Hipertensión Arterial. (9,13-17)

Como enfermedad en sí, la Hipertensión Arterial es indudablemente un enemigo de consideración que se debe tener en cuenta en el intento de disminuir las cifras de mortalidad tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo. (4-26)

Con el perfeccionamiento de la salud pública y la puesta en marcha por la Organización Mundial de la Salud de múltiples y diversos programas de prevención se han erradicado en gran medida las enfermedades transmisibles que antiguamente constituían un verdadero azote a la humanidad.

Todo esto a contribuido a que en la actualidad los principales problemas son las enfermedades crónicas no transmisibles y dentro de estas, las enfermedades cerebrovasculares ocupan un lugar importante, siendo la Hipertensión Arterial el factor de riesgo de mayor incidencia en la misma. (12, 17,27-30)

Se han definido factores que influyen en el empeoramiento del pronóstico de la Hipertensión Arterial como son: el grado de la enfermedad, la edad (hombres mayores de 55 años y mujeres mayores de 65), colesterol mayor de 6,5mmol/L, diabetes mellitus, antecedentes patológicos familiares de enfermedad cardiovascular prematura, reducción de HDL colesterol, aumento de la LDH colesterol, intolerancia a la glucosa, obesidad, vida sedentaria, fibrinógeno elevado, grupo socioeconómico y étnico de alto riesgo, hipertrofia ventricular, proteinuria, o elevación de la creatinina plasmática, ultrasonido o radiografía sugerente de placa de ateroma en arterias carótida, ilíaca, aorta o femoral, alteraciones focales o generalizadas de la arteria retiniana, enfermedad cerebrovascular, enfermedad cardíaca, nefropatía diabética, insuficiencia renal, disección aórtica, insuficiencia arterial sintomática y retinopatía hipertensiva progresiva. (12,30-33)

En la actualidad se argumenta que en aquellos pacientes con cuadros de Hipertensión Arterial Ligera o estadío 1 cuyo control de la presión arterial sea excelente por un año y durante las últimas cuatro consultas, la medicación antihipertensiva puede ser descontinuada de forma lenta y progresiva, siempre que se mantengan las medidas no farmacológicas como restricción de la sal, reducción del peso excesivo y de la ingestión de alcohol, lo cual hace patente la importancia de la prevención de la Hipertensión Arterial y el impacto de la modificación del estilo de vida sobre la tensión arterial. (12.34-36)

Uno de los motivos de recurrencia de pacientes a los servicios de urgencias es padecer de hipertensión arterial, algo que se observa aumenta cada año de forma alarmante. Por lo general acuden a tratar las consecuencias; mareos, dolores de cabeza, visión borrosa, dolor anginoso etc. Sin embargo lo importante es prevenir las causas.

En las últimas décadas ha existido un interés marcado en las investigaciones de grandes masas poblacionales en la búsqueda de datos relacionados con la epidemiología de la hipertensión; los estudios realizados han puesto de manifiesto que la hipertensión arterial no es solamente una causa directa e importante de incapacidad y muerte, sino también predispone a la aterosclerosis, acelera el paso de lípidos a través de las células endoteliales de la íntima y por tanto es un factor de riesgo importante de la cardiopatía isquémica, la trombosis cerebral, y aterosclerosis obliterantes de los miembros inferiores. (12, 37-40)

En la hipertensión arterial, como cualquier enfermedad, pueden surgir eventos iatrogénicos inevitables, generados por diferentes procederes diagnósticos y terapéuticos, de ahí la importancia de tener un sumo cuidado a la hora de valorar integralmente al paciente. (12, 41-44)

En la hipertensión arterial el médico debe tener en cuenta aspectos circunstanciales y constitucionales que puedan generar falsos resultados como serían: las edades límites, los estados emocionales, el dolor, la distensión vesical, la espera incómoda, el esfuerzo, la exposición al frío, el consumo de tabaco o alcohol, etc. 5 minutos antes de la toma de tensión que favorecerían la obtención de valores muy altos. Algunos plantean que en pacientes no afectos a medios hospitalarios se produce una elevación de la tensión arterial cuando se produce la toma por médicos uniformados, no siendo así cuando esta se realiza fuera de dicho medio, recogiéndose en la literatura como el Síndrome de la bata blanca; otros plantean que en el anciano pueden encontrarse cifras tensionales falsamente elevadas (especialmente la diastólica) estando relacionadas con la dificultad del manguito para comprimir una arteria arterioesclerótica, rígida, así en estos pacientes, no pueden olvidarse tomar inicialmente la tensión arterial en posición de pie, por la frecuencia con que se presenta en ellos la hipotensión ortostática. (12, 17, 45-47)

Teniendo en cuenta que la hipertensión arterial es una variable numérica y sus consecuencias se relacionan con ella cualitativamente, mientras mayor es la cifra de tensión arterial, peor será el pronóstico, además la demora en el diagnóstico de esta afección puede propiciar que cuando sea identificada ya tenga complicaciones irreversibles, o que las cifras tensionales hayan progresado significativamente y de una hipertensión ligera, se haya convertido en una moderada o severa en el momento del diagnóstico; es importante realizar este lo más temprano posible, La prevalencia ha estado en aumento, asociada a patrones alimentarios inadecuados, disminución de la actividad física y aspectos conductuales relacionados con hábitos tóxicos, como ya fue expresado. (12, 27, 35-38)

Desde 1995, la Organización Mundial de la Salud estableció que la enfermedad cardiovascular de mayor morbilidad en la población adulta es la hipertensión arterial, de gran interés clínico, epidemiológico y social, por sus efectos sobre la salud, la longevidad y las actividades laborales y sociales del paciente, lo que repercute sobre él mismo, la familia y la sociedad. (2, 19, 39)

Es necesario realizar una tarea promocional encaminada a brindarle a la población una adecuada educación para la salud con relación a la enfermedad, así como el control de todos los factores que pueden constituir riesgo para esta afección tales como: ingestión de alimentos ricos en sodio, la obesidad, el sedentarismo, la tensión emocional mantenida entre otros. (12, 17, 35-38)

Esta educación debe incluir no solo al paciente de riesgo sino también al hipertenso a los cuales se les explicará todo lo concerniente al manejo higiénico-dietético y medicamentoso de la afección con el ánimo de mejorar o hacer desaparecer los síntomas, así como reducir al mínimo la aparición de complicaciones y prolongar la vida.

El programa de lucha contra la hipertensión arterial va dirigido a su prevención, detección precoz y tratamiento eficaz, haciendo énfasis en la aplicación de medidas educativas tendentes a inducir cambios en el estilo de vida de la población, especialmente en edades tempranas, que los alejen de hábitos que favorezcan el desarrollo de esta afección. Su control es el punto de partida para la disminución de la morbimortalidad. (6, 23, 30)

Durante el último decenio se ha ido comprendiendo de manera gradual que la modificación del estilo de vida del hipertenso (control de una dieta adecuada, eliminar hábitos tóxicos como el café, tabaquismo, alcohol, disminuir la obesidad, el sedentarismo, el estrés, mediante la realización de ejercicios físicos, y conduciendo al conocimiento de técnicas de relajamiento), le permitirá preservar la capacidad de adaptación y lograr un manejo integral que mejore su calidad de vida. Es conocido que el cincuenta por ciento de estos pacientes son incapaces de cumplir un régimen higiénico-dietético y de llevar cabalmente un tratamiento con fármacos por más de un año y actitudes como estas se encuentran muy influidas por los criterios y creencias, que de su enfermedad tiene la población. (12, 17, 35, 38)

No se debe descuidar el rápido envejecimiento poblacional que se impone actualmente en el mundo, motivado por el rápido decrecimiento de la natalidad y el aumento de la esperanza de vida, lo que asegura un incremento de la población mayor de 60 años y con ella el aumento paulatino de las enfermedades crónicas no transmisibles, donde prima la hipertensión arterial. (46-48)


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