Teoria y clinica de las patologias generadas por el desamparo
Autor: Dr. José Cukier  | Publicado:  16/05/2012 | Otras Especialidades , Medicina Preventiva y Salud Publica , Medicina Familiar y Atencion Primaria , Articulos | |
Teoria y clinica de las patologias generadas por el desamparo .12

Nuestra cultura actual demanda especuladores y los que tengan afinidad con ellos (informática, computación, matemática financiera, licenciados en economía, banqueros), y esos requerimientos sociales pueden ser bien aprovechados por sujetos con disposición a la ganancia.

c.1.c.2) Ideal de verdad (libido con fijación a la etapa oral de succión). El concepto de verdad, tiene que ver con la revelación y no con la verdad científica.

c.1.c.3) Ideal del amor (libido con fijación a la etapa oral secundaria). En este ideal, amor es consustanciación con el otro cuerpo (Freud, Lo perecedero, 1916), y alrededor de él, se agrupan personas con una fantasía paradisíaca (Freud, Una neurosis demoníaca, 1923).

c.1.c.4) Ideal de justicia (libido fijada a la etapa anal primaria). El concepto de justicia se liga a la venganza, privilegia las palabras acto, el desempeño motriz, los insultos.

c.1.c.5) Ideal de orden (libido fijada a la etapa anal secundaria). Con estamentos jerárquicos, escalafones, regulación de los ingresos, el poder, los ascensos y los descensos (Freud 1901, “El hombre de las ratas”).

c.1.c.6) Ideal de dignidad (libido del erotismo fálico uretral). Se jerarquiza el valor de persistir en un proyecto, mantener los interrogantes soportando la angustia.

c.1.c.7) Ideal de belleza (libido del erotismo fálico genital). Se jerarquiza la coherencia estética, amenazada de estallido (Freud, 1901, “Dora. Análisis fragmentario de una histeria”; 1924, “El problema económico del masoquismo”).

d) Consideraciones acerca del dinero. El dinero es la puesta en relación entre distintos trabajos, a través de un número que articula distintos valores. Así el trabajo adquiere una dimensión significativa. El dinero tiene un valor distinto según el supuesto básico (Bion), por ejemplo cuando se ofrenda a un mesías o se destina a la guerra. Originariamente las relaciones de intercambio, se basaban en el trueque con una lógica basada en el pensamiento totémico. La complejidad de las organizaciones comunitarias, exigen unidades aceptadas consensualmente (grano, sal, por ejemplo), y revelan una mayor cohesión social, que corresponde al pensamiento mítico. El deterioro de éstas monedas primitivas, exigió su reemplazo por el metal; más confiables y fáciles de guardar. Pero estos no eran aptos para transacciones cotidianas e internacionales. Surge la acuñación de monedas. El crecimiento económico y los excedentes, derivan en el surgimiento de los banqueros que se ocupaban de captar ahorros y prestarlos. Ello obligó a nuevos medios de pago que no estaban asociados a mercancía (letras de cambio).

La actividad económica, en la medida que se complejizaba, condujo a la creación de nuevos sistemas financieros y monetarios (tarjetas de crédito, dinero electrónico), de suerte tal que el instrumento monetario requiere de la informática (y de los que tienen afinidad con ella - ideales de ganancia- ). El desarrollo es posible, en la medida que adquiere sofisticación el pensamiento y un mayor grado de abstracción. Las monedas corresponden al pensamiento religioso; los billetes (que se apoyan en el texto escrito y el crédito que se le otorga a éste), corresponden a las cosmovisiones; el dinero computacional exige el pensar científico ético. La moneda va, progresivamente, evidenciando su carácter esencial; requisito para el intercambio; y requiere apoyarse en una lógica en la cual, el psiquismo ha conquistado el número (pensamiento mítico). ¿Qué vinculación hay entre número, dinero, procesos tóxicos comunitarios, patología psicosomática, prácticas de golpes, traumatofilias y adicciones?

Procesos tóxicos.

Tal como dije antes, la conciencia tiene una doble exterioridad.
La mundana que recibe cantidades, que por obra de los períodos, se transforma en cualidad.
El propio cuerpo, también es exterior y el estímulo ineludible, y se transforma en cualidad no inundante en la medida que se enlazan ritmos pulsionales y ritmos mundanos.
Una primera conquista, pueden ser los ritmos circadianos, articulación entre los procesos pulsionales y los ciclos de noche y día.

Cuando falta un contexto empático capaz de morigerar el desborde pulsional, la tensión sensual busca una descarga desenfrenada coartada por el despliegue muscular. Este lleva al agotamiento energético.
Pero tiene un costo, la erotización de la motilidad. Si las erogeneidades, no sufren freno, la libido estancada se vuelve tóxica y la pulsión de muerte se hace eficaz en la medida que los procesos pulsionales desbordados, no pueden neutralizarse.

La voluptuosidad sin límite determina la dificultad para generar espacios mentales en los que se desarrolle la fantasía, el pensamiento, y con ello la generación de proyectos.
La libido, entonces, inviste órganos a la manera de la enfermedad psicosomática, puede descargarse convulsivamente, puede buscar fijarse a objetos no frustrantes como en las adicciones, o descarga a través de situaciones traumáticas como los accidentes.

La imposibilidad de generar proyectos respecto de la exterioridad conduce al predominio de la endogamia.
No hay una sensorialidad investida y las dimensiones tiempo y espacio forman un conglomerado indiscriminado.
La neutralización, trae por consecuencia un afecto de base, el bienestar.
Este articula diferentes afectos que vienen de distinto origen pulsional, y que aporta matices desde el interior y de naturaleza mundana; por oposición a las magnitudes que abruman al yo.
Pero siempre hay un resto de magnitud pulsional no procesable, y toxinas que debieran ser expulsadas, quedan en el interior.

La empatía materna, si está afectada por procesos sensuales exagerados, está en una posición imposible. No puede contener los residuos del hijo, por el contrario lo toma como filtro de sus residuos.
Este marco, como lo señalé antes, citando los conceptos freudianos de “Más allá...”, es eficaz para el cuerpo social. Cuando fallan las funciones de protección, descarga, neutralización recíproca, la exterioridad de cada uno, esto es, aquel con quien se establecen vínculos; adquiere el valor de depósito de residuos.

Se pierde la complejización de los vínculos, se retorna a formas elementales fronterizas entre psíquico y somático, entre yo y el mundo.

En la medida que el encuentro con lo distinto, preserva de la degradación y muerte por intoxicación, la diferenciación es primordial para la complejización porque crea tensiones.

Toda actividad comunitaria, necesita ser pensada dentro del riesgo permanente del estallido y la dispersión por un lado, y el estancamiento o burocratización por el otro. Se emerge de estos riegos, con un buen proyecto institucional en el que se tienen que conciliar aspiraciones de distintos grupos.
La falta de articulación entre las aspiraciones individuales y lo que viene de la comunidad como respuesta, genera fractura.

Es necesario encontrar una ensambladura entre los ideales individuales y los que pide u ofrece la comunidad.
Los ideales individuales, están impuestos desde el erotismo; luego están los ideales familiares y los comunitarios (Freud, “El porvenir de una ilusión”, 1927).

El riesgo puede darse por falta de articulación entre los proyectos personales, familiares y comunitarios.
Un ideal, válido en otro tiempo, u otro contexto, puede no ser pertinente en otra comunidad y otro tiempo. Freud se refiere a los “injertos” (“Lo inconsciente”, 1915).
El individuo se acerca a los procesos sociales por proyección, y los inviste con significatividad desde su propio desarrollo psíquico.

Brevemente podemos considerar dos tipos de proyecciones: no defensiva (PND) configurante de la exterioridad, y defensiva (PD). Esta puede ser normal (PDN) o patológica (PDP). En la proyección no defensiva (PND) se inviste interrogativamente la exterioridad, como réplica de lo psíquico, con contenidos mundanos y formas creadas por proyección.

En la proyección defensiva (PD), el yo se ubica en posición de certeza, es prejuiciosa. El conjunto de las proyecciones defensivas (PD) y proyecciones no defensivas (PND) crea una realidad heterogénea, porque se pueden combinar entre sí. A su vez la proyección deviene de procesos pulsionales, vinculados a distintos erotismos, con proyecciones defensivas o no defensivas, normales o patológicas. Cuanto más se acerque la proyección a proyección no defensiva (PND), más se acerca a la normalidad, y cuanto más a la PDP, más a la patología.

En la proyección no defensiva (PND) importa el tipo de respuesta proveniente desde la exterioridad.
Cuando predomina un supuesto básico, los otros dos quedan localizados en el nivel protomental.
En cada individuo existen disposiciones para el desarrollo de supuestos básicos, y que pueden estar frenados desde los procesos económicos o culturales; en la medida en que esas disposiciones no encuentran eco en los procesos comunitarios.

Cuando la comunidad se polariza en derredor de un supuesto básico - Bion- o de un ideal (ganancia, cognitivo, amor, justicia, orden, dignidad, belleza), - Maldavsky- lo hace en detrimento de los restantes.

Esta hipertrofia predispone para que los otros supuestos básicos o erotismos, sean eficaces para producir la enfermedad psicosomática.


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