Teoria y clinica de las patologias generadas por el desamparo
Autor: Dr. José Cukier  | Publicado:  16/05/2012 | Otras Especialidades , Medicina Preventiva y Salud Publica , Medicina Familiar y Atencion Primaria , Articulos | |
Teoria y clinica de las patologias generadas por el desamparo .13

La hipótesis Bioniana de sofocación de un supuesto básico con la tesis freudiana de estancamiento libidinal, se articulan, y una voluptuosidad no se enlaza con un proyecto comunitario.

Cada proyecto en lo social, es expresión de una erogeneidad, y cuando la sociedad pierde la capacidad de generar nuevos proyectos, constituye una catástrofe en el yo, un desgarro, un comienzo de disgregación. Los proyectos estimulan las identificaciones, los lazos fraternos, neutralizan las marginalidades que pueden derivar del descrédito acerca del significado del trabajo.

Si no hubiera polarización, podría articularse determinado erotismo con cierto proyecto o disposición regional.
Cuanto menor la opción, menor capacidad de los capilares institucionales para que cada cual desarrolle las transformaciones sublimadas de su erotismo individual.

El trabajo y el estudio es el resultado de la sublimación de la pulsión homosexual, y el ideal se nutre de ésta.
El ideal, en relación al yo, tiene dos destinos no clínicos: 1) La creación sublimatoria; 2) La producción de virtudes. Cuando se sublima, la pulsión toma como objeto algo exterior al yo, como un bien para la sociedad. La modificación es social.
En la virtud, el objeto para plasmar es el propio yo y el bien es entregado al superyó. La modificación es en el yo.

Para producir cambios en la realidad mundana, la pulsión sublimada, necesita encontrarse con proyectos comunitarios acordes con los de la propia erogeneidad, cuando ésta es dirigida de manera interrogativa.
Consecuentemente pueden surgir distintas opciones según haya coincidencias, colisión o transacción entre lo individual y lo comunitario.

Cuanto mayor coincidencia entre el ideal y el proyecto comunitario, mediatizado por el PND, menor será el conflicto. Inversamente, cuando menor coincidencia entre el ideal y el proyecto comunitario, y mediatizado por PDP, mayor será el conflicto con sus secuelas sintomáticas.

En la franja intermedia se encontrarán las transacciones con adecuación del ideal a lo comunitarios, creando trabajos nuevos, o nuevos campos del conocimiento.
Un proyecto implica el esfuerzo por entender nuevos conceptos, lo que implica el ejercicio de cierta coerción sobre uno mismo. El esfuerzo queda remunerado con la identificación, con el líder, con los pares, y da significado al primero.

Para que se articule un acuerdo entre el individuo y los capilares comunitarios debe haber dos coincidencias mínimas; en el trabajo y en la identificación.
El trabajo es lo opuesto al juego, contempla el miramiento por lo útil, a veces queda fuera del principio del placer; y cuando culmina en identificación, tiene reconocimiento ético desde el superyó; y de esta manera los resultados adquieren legalidad.

El fracaso identificatorio, deriva en diversas marginalidades.
Los procesos comunitarios, siempre dejan espacios no captados por los capilares. Estas marginalidades son heterogéneas, pero tienen en común la falta de identificación con los proyectos, las leyes y los liderazgos comunitarios.

Brevemente podemos describir cinco posibles marginalidades: a) aquella en la que está abolida la relación con la ley; b) con predominio del desafío a la ley y a los imperativos que privilegian el pensar por sobre la sensorialidad; c) con desafío a una ley contingente pero sin enfrentarse a los imperativos y con la condición de un líder que se opone a los poderes inmediatos; d) con origen distinto, una tradición, un grupo étnico o grupos cuya pertenencia se opone a la identificación con proyectos comunitarios más abarcativos; e) grupos cuya capacidad sublimatoria le permite generar ideales más abstractos y que quedan acogidos en la sociedad donde desarrollan sus creaciones

Cuando en una sociedad, el liderazgo pierde su función por transgresión del vínculo de trabajo por ejemplo, con exacerbación de la sensualidad desenfrenada, desestimación de la actividad productiva, desvalorización de la palabra, la falta de proyectos unificantes y de procesos identificatorios, indiscriminación entre los miembros, consagración de la autointoxicación, vínculos incestuosos, descargas catárticas, violencia y terror que se potencian, LA COMUNIDAD SE DEGRADA. El ideólogo no encuentra las transacciones lógicas a la triple servidumbre (tradición, aspiraciones comunitarias, realidad). Se consagra el incesto y con ello se acentúa los vínculos intoxicantes (recordemos que en la tragedia Edípica, hay una peste). grupo conductor se aleja de la población, no hay espacio para hacerse oír, deviene angustia colectiva, desorganización institucional, se coarta la posibilidad de sublimación por la pérdida de la posibilidad de sostener el proceso identificatorio en comisión operante.

La pulsión se estanca, hay intoxicación y pérdida de la ligadura con el riesgo psicosomático consiguiente, riesgo que se puede expresar como enfermedad o accidente.
La defensa puede ser el autoexilio, la marginalidad o la migración.

Cuando el trabajo es resultado de un acto que no está en relación con la sublimación de un erotismo, produce un dinero carente de significatividad. Esto es expresión de que algunos individuos no han logrado enlazar sus proyectos erógenos con los capilares institucionales.

El dinero, que es consecuencia de un trabajo, y adquiere valor en tanto es trabajo, pasa a ser sólo dinero sin proyecto. Acumulación pulsional y acumulación de dinero son polos especulares, resultado de un “by pass” que escotomiza el significado que da el trabajo originado en la sublimación de una erogeneidad.

Fracturada la relación erotismo- proyección interrogativa, y respuesta del proyecto comunitario, falla la identificación con este proyecto. Ello da origen a un trabajo carente de significado sólo por dinero.
No hay proyecto para la pulsión, esta es tóxica, con alteración de la ecología psíquica y disposición a la enfermedad psicosomática. Cuando prima sólo la ganancia, por sí misma, carece de significatividad. En el despliegue temporal queda encubierta por un ocio y un goce precario, que se valoriza por la suposición de la envidia generada en los que no poseen.

EDUCACIÓN- La educación genera cambios psíquicos. El cambio conlleva por lo menos dos movimientos. El primero es el desprendimiento y duelo por lo inútil, que genera en el yo un estado desvalimiento. SE SIENTE COMO UN NAUFRAGO CAPAZ DE TOMARSE DE CUALQUIER COSA CON TAL DE NO ZOZOBRAR ANTE LA PERDIDA. El segundo movimiento, implica la aceptación de lo nuevo, desconocido, incierto. Sentimientos de duelo por lo dejado atrás, inseguridad por lo que vendrá.

Concepto de agente. Entendemos como agente al promotor, facilitador o introductor del cambio. La palabra agente subraya al carácter activo.

Para pensar que tipos de agentes son promotores, tomaremos como paradigma las razones que toma Freud en "El malestar en la Cultura", (3- 1930a), donde dice que el sufrimiento nos amenaza por tres lados; desde el propio cuerpo, del mundo exterior y de las relaciones con los otros seres humanos.
Desde ésta perspectiva podríamos pensar en agentes biológicos, sociales y psíquicos.
Para que el agente opere necesita del encuentro con la disposición individual.

Como agente biológico de cambio podemos nombrar la pubertad y la menopausia, (3- 1937c); como agente psíquico, a la pulsión, (3- 1920g), que tal como lo recordaba Freud, "[...] 'tiende indomado siempre hacia adelante' (Fausto), [...]" ; por fin como agente social, las imposiciones culturales, (3- 1928b).
La educación escolar es un agente social de cambio psíquico. Se vuelve eficaz, si están dadas las condiciones psíquicas y biológicas que están pidiendo el estímulo educativo, (3- 1932d).

- Concepto de cambio. Entendemos por cambio a la modificación de un estado psíquico.

El cambio que ofrece la educación escolar puede operar sobre el yo y el super yo, (3- 1923b). Los cambios en el yo, pueden darse por modificación de las defensas o por complejización psíquica, ambos pueden combinarse, tomemos como ejemplo el destino de la desmentida, (3- 1927e). Se trata de una defensa normal hasta alrededor de los ocho años de edad y que luego con la maduración evolutiva que ocurre durante la escolaridad, desaparece, pero puede ser sostenida por la acción patógena de ésta. La acción educativa sobre las defensas puede hacerse de manera concordante con éstas, y en consecuencia inadecuada; por ejemplo reforzar defensas excesivas, mantener las normales prolongadamente como es el caso de la desmentida y con ello la escisión del yo, o suprimirlas cuando se hace necesario reforzarlas como es en el caso de las patologías trasgresoras. Puede operar de manera complementaria al yo, aportándole a éste aquellas defensas que le faltan, o bien suprimir las que están en exceso.

El educador tiene la posibilidad de que se gradúen los momentos sucesivos de aporte o de frustración inevitable que produce la realidad, porque no es la simple interacción la que produce aprendizajes, internalizaciones, modificaciones. Son las predicciones que se suscitan en el encuentro con los otros que al entrar en conflicto con las limitaciones de la realidad, facilitan el desarrollo de una lógica de acción, desde donde se confrontan diferentes estrategias (1- 1/10).

En ésta presentación nos ocuparemos de la acción educativa que tiene la escolaridad sobre el superyó, en particular sobre los ideales.

Los cambios pueden darse como resultado de la fatalidad del desarrollo y pueden ser de naturaleza psíquica o biológica.


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