Teoria y clinica de las patologias generadas por el desamparo
Autor: Dr. José Cukier  | Publicado:  16/05/2012 | Otras Especialidades , Medicina Preventiva y Salud Publica , Medicina Familiar y Atencion Primaria , Articulos | |
Teoria y clinica de las patologias generadas por el desamparo .17

En "Nota sobre la 'pizarra mágica'", (1925a), Freud genera la impresión de un correlato muy preciso de la imagen con su objeto aunque aclara que "[...] la pizarra mágica no puede "reproducir" desde adentro lo escrito [...]", p.246.

Según este modelo las dificultades de la memoria serían la consecuencia de una falla material (que puede serla). Pero no contempla los trastornos mnémicos frecuentes en el envejecimiento, producto de la distribución de la atención.

La atención se constituye cuando no hay concordancia entre las cargas pulsionales del deseo y las percepciones, Freud, (1950a [1887- 1902]).

La memoria que envejece sufre alteraciones que el concepto de paraexitación podría dar cuenta. El aparato distribuiría la atención fragmentariamente de manera secuencial, con la finalidad de evitar sobrecargas, en una distribución cuyo origen permanece desconocido.

El envejecimiento desde la perspectiva de su vinculación con las fuentes pulsionales.

Otro de los caminos a trabajar en la metapsicología del envejecimiento, se relaciona con las transformaciones en el ello, que es el sustrato mismo de lo que sucede en el psiquismo. El sujeto es regido por el destino de su libido, y el envejecer afecta la aptitud para usufructuar su traducción psíquica. La modificación pulsional está ligada a cambios en las fuentes, Freud, (1915c), unida a cambios químicos, que junto con las tramitaciones orgánicas y de vínculo con el medio, van dejando marca.

Heinz Kohut, (1969, T. XXVl, N2, p.398.), nos dice que; "[...] el control final del jinete sobre su montura, quizás haya contado con la ayuda decisiva de que también el caballo ha envejecido [...], en lo relativo a los poderes supremos de la naturaleza, todos somos 'jinetes domingueros', [...]". Se refiere a lo dicho por Freud, (1923b), donde el compara al Yo en su relación con el Ello como al jinete que rige y refrena la fuerza de su cabalgadura superior a la suya, y que, al igual que el jinete, se ve obligado alguna vez a dejarse conducir a donde su cabalgadura quiere.

Hay dos tipos de cambio en las fuentes pulsionales:

I. Causas preparadas filogenéticamente.

I.a. Causas de la especie.

Freud, (1905d) sostiene (refiriéndose a los factores temporales) que "[...] la génesis de ésta propiedad humana habría que buscar- la en la historia primordial de la especie [...]", y agrega que "[...] La secuencia en que son activadas las diversas mociones pulsionales [...] parece filogenéticamente establecidas [...] Ni siquiera podemos indicar la procedencia de esas complicaciones temporales de los procesos de desarrollo [...]", p. 241.
La pulsión genital deja de tener hegemonía. Suele sufrir una caída que no afecta la posibilidad de crear, ésta se mantiene y aún puede ser convocada. Otras pueden tomar importancia (por ejemplo la ambición).

I.b. Factores hereditarios.

En estos factores tiene influencia la herencia familiar (no de la especie). En cuanto a la herencia cultural, o "razón de la humanidad", Freud, (1918b), queda el interrogante si en ésta no participa la eficacia del instinto, es decir de una predeterminación congénita.

II. Causas vinculadas con el contexto.

II.a. Aspectos generales. Para estas causas voy a citar una defensa escasamente desarrollada por Freud. Me refiero a la defensa inmunitaria. Alude a la misma en las "Conferencias.... (1916- 17, conf.24), y dice que "[...] por su propiedad de influir sobre todos los sistemas de órgano y todas las funciones, las neurosis actuales testimonian una inequívoca semejanza con los estados patógenos generados por la influencia crónica de materias tóxicas extrañas y por el brusco retiro de ellas [...]", p. 353, (my italics). Con el correr de los años ("influencia y brusco retiro"), se intensifica una falencia de lo que actualmente llamamos sistema inmunitario. Defectos en éste para destruir fragmentos tóxicos generados por el propio organismo. Refiriéndose a la enfermedad de Basedow Freud señala que en ésta, la acción es debida a materias tóxicas, pero no a unas toxinas que se introducirían en el cuerpo como agentes extraños, sino que son engendrados por su propio metabolismo. Freud sostiene que en la enfermedad de Basedow, a diferencia de las neurosis actuales, hay exceso de toxinas químicas no sexuales.

Posiblemente éstas estarían ligadas a los trastornos inmunitarios y de autoconservación. En "Más allá del principio del placer", (1920g), sostiene que tenemos que aceptar que todo lo viviente, muere por fundamentos internos. Los productos del propio metabolismo poseen éste efecto conducente a la muerte y el organismo sucumbe por muerte natural. Esta es producida por insuficiente alejamiento de los productos de su propio metabolismo.

En el artículo "Sobre psicoterapia", (1905a [1904]), dice que las personas que se acercan a la cincuentena, o la sobrepasan suelen carecer de la plasticidad de los procesos anímicos. No están en condiciones de "ser educados" y por otra parte también, porque el material que debería reelaborarse, prolongaría indefinidamente el tratamiento. Este concepto es el que se conoce como perelaboración, que implica un cambio de significación, y no sólo movilización de cargas. Pero éste concepto que podríamos llamar de acumulación de material que confiere poca plasticidad, como si se esclerosara, o de viscosidad libidinal, permite entender que es envejecer. Envejecer se vincula con la acumulación de material en la línea de marcas erógenas difíciles de procesar, particularmente de cicatrices originadas en heridas narcisistas. La viscosidad de la libido (1905d, p.221- 2; 1915f, p.259; 1916- 17, p.310; 1918b, p.105;; 1937c, p.243; 1926d. p.149- 50; 1930a, p.105.; 1940a, p.182;) designa un carácter pegajoso, pastoso, adhesivo (Haftbarkeit), con capacidad de fijación (Fahhigkeit zu fixierung), inerte (Tragkeit).

Freud, (1920g), sostiene que la pérdida del amor y el fracaso dejan como secuela una cicatriz narcisista, que es el más poderoso aporte al frecuentemente "sentimiento de inferioridad".

Las pulsiones de autoconservación, imponen el camino de ir obedeciendo de una manera particular, a la tendencia al retorno a lo inorgánico. El camino de este retorno, es el camino de lo tóxico, por la imperfecta eliminación de las sustancias nocivas que se acentúa con el tiempo.
De todas maneras, éstas discusiones sobre los mecanismos de envejecimiento, son los conceptos actualmente disponibles pero no darían aún "explicación" cierta sobre el envejecimiento.

II.b. El problema de la éstasis de autoconservación.

La éstasis de la pulsión de autoconservación es resultado de la falta de procesamiento motriz y psíquico de la misma.

El procesamiento motriz tiene lugar con la acción específica, y el procesamiento psíquico con el juicio de atribución, el de existencia o el juicio que diferencia interno de externo.

Freud, (1926d), establece una relación entre el dolor orgánico y la éstasis. A raíz del dolor corporal se genera una investidura narcisista elevada del lugar doliente del cuerpo. Esa investidura aumenta cada vez más y ejerce sobre el yo un efecto de vaciamiento. El paso siguiente y extremo, sería la inversión de la autoconservación. Freud, (1940a), sostiene que hay personas en quienes la pulsión de autoconservación ha experimentado un trastorno (la traducción más acertada podría ser inversión), y parecen no perseguir otra cosa que dañarse y destruirse a sí mismos. El dolor, es entendido por Freud en términos cuantitativos; grandes magnitudes de excitación irrumpen en el aparato psíquico. Cuando la cantidad, supera la posibilidad de ligadura, queda abolida la conciencia. Para que surja vivencia de dolor, la tensión irrumpiente debe ser soportable. Ciertamente que gritar, implica una tendencia expulsiva, pero el dolor es anterior, y la libido narcisista se desprende en un esfuerzo por realizar una contrainvestidura, que se da automáticamente y conduce a un empobrecimiento pulsional global. Freud sustituye el concepto de "descarga interna" por el de "hemorragia interna" que alude a un estado de pasividad, y de inermidad, de desamparo del yo real primitivo. La energía de reserva que se pierde, es energía del yo destinada a la realización de acciones específicas.

Las perturbaciones en las pulsiones de autoconservación derivan de una tentativa de defensa ante una herida narcisista.

Merced a la hemorragia de autoconservación, la capacidad desintoxicante y trófica va siendo desgastada por el dolor.

Freud, (1926d), dice que en la infancia son característicos el desvalimiento motor y psíquico. Ante la situación traumática, frente a la cual uno está desvalido, coinciden el peligro externo y el interno. Acá se liga desvalimiento con situación traumática, sea que el yo vivencie en un caso un dolor que no cesa, o en otro una éstasis de necesidad que no puede hallar satisfacción. La situación económica es, en ambos, la misma. El desvalimiento motor encuentra su expresión en el desvalimiento psíquico.

Resumiendo: la vida provee situaciones traumáticas que producen dolor, que llevan a la éstasis de autoconservación. Con ello, y al mermar la posibilidad desintoxicante, se constituye en otro factor más de envejecimiento. Envejecimiento entendido como la crescencia de residuos cada vez más difíciles de procesar, que alteran la ecología intracorporal.


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