LA IMPORTANCIA DE LA AUTOESTIMA

El modo como nos sentimos con respecto a nosotros mismos afecta en forma
decisiva virtualmente todos los aspectos de nuestra experiencia, desde la manera en que
funcionamos en el trabajo, el amor, el sexo, hasta nuestro proceder como padres y las
posibilidades que tenemos de progresar en la vida. Nuestras respuestas ante diversos
acontecimientos que dependen de quiénes y qué pensamos que somos. Los dramas de
nuestra vida son los reflejos de nuestra visión íntima de nosotros mismos. Por lo tanto, la
autoestima es la clave del éxito o del fracaso. También es la clave para comprendernos y
comprender a los demás.
La autoestima es una necesidad psicológica básica. La autoestima es estar
dispuestos a ser conscientes de que somos capaces de ser competentes para enfrentarnos a
los desafíos básicos de la vida y de que somos merecedores de la felicidad. Esto está
compuesto por dos ideas básicas: a)Autoeficacia, es decir confianza en nuestra capacidad
de pensar, aprender, elegir y tomar las decisiones adecuadas, y b) auto respeto, es decir,
confianza en nuestro derecho a ser felices. Los desafíos básicos de la vida incluyen
aspectos tan fundamentales como ser capaz de ganarse la vida y cuidar de uno mismo; ser
competente en las relaciones humanas, es decir, capaz de mantener relaciones
mayoritariamente satisfactorias para ambas partes; y tener resistencia que nos permite
recuperarnos de la adversidad y perseverar en nuestras aspiraciones.
Refleja “el juicio implícito que cada uno hace acerca de su habilidad para enfrentar
los desafíos de su vida (para comprender y superar sus problemas) y acerca de su derecho a
ser feliz (respetar y defender sus intereses y necesidades).
Tener una alta autoestima es sentirse confiadamente apto para la vida, es decir,
capaz y valioso. Tener una autoestima baja es sentirse inepto para la vida; desacertado, no
con respecto a esto o aquello, sino desacertado como persona. Tener autoestima término
medio es fluctuar entre sentirse apto e inepto, acertado y desacertado como persona, y
manifestar estas incoherencias en la conducta –actuar a veces con sensatez, a veces
tontamente-, reforzando, con ello, la inseguridad.
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Desarrollar la autoestima es desarrollar la convicción de que uno es competente para
vivir y digno de ser feliz, y por lo tanto equivale a enfrentar la vida con mayor confianza,
benevolencia y optimismo, lo que nos ayuda a alcanzar nuestras metas y experimentar la
plenitud. Desarrollar la autoestima es ampliar nuestra capacidad de ser felices.
Cuando apreciamos la verdadera naturaleza de la autoestima, vemos que no es
competitiva ni comparativa.
La genuina autoestima no se expresa por la auto glorificación a expensas de los
otros, o por el afán de ser superior a los otros o de rebajarlos para elevarse uno mismo. La
arrogancia, la jactancia y la sobrestimación de nuestras capacidades refleja más bien una
autoestima equivocada y no, como imaginan algunos, un exceso de autoestima.
Una de las características más significativas de la autoestima saludable es que es el
estado de una persona que no está en guerra ni consigo mismo ni con los demás.
La importancia de una autoestima saludable reside en que es la base de nuestra
capacidad para responder de manera activa y positiva a las oportunidades que se nos
presentan en el trabajo, en el amor y en la diversión. Es también la base de esa serenidad
de espíritu que hace posible disfrutar de la vida. La autoestima nos fortalece, nos da
energía y nos motiva. Nos anima a tener éxito y nos permite disfrutar y estar orgullosos de
nuestros logros. La autoestima es una experiencia íntima: reside en el centro de nuestro
ser. Es lo que pienso y lo que siento sobre sí mismo, no lo que piensa o siente alguna otra
persona acerca de mí. Mi familia, mi pareja y mis amigos pueden amarme, y aún así puede
que yo no me ame.
“La autoestima es lo que te impulsa a lograr tus más altos objetivos y lo que te sostiene
en los momentos difíciles. Si aumentas el amor por ti mismo, tu vida cambiará por
completo” Francisco J. Angel

AUTOESTIMA

A la capacidad de tener confianza y respeto por uno mismo se le llama autoestima.
(Susan Pick, Planeando tu vida, p. 277).
Es propiciada desde el nacimiento, o tal vez antes, ya que el hecho de que el niño o
la niña se sientan deseados por sus padres les va a dar la posibilidad de sentirse esperados y
queridos. De lo contrario, crecerá con un sentimiento de rechazo y baja estima. Es en el
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núcleo familiar en donde el niño adquiere las bases que necesita para una autoestima
adecuada, que le permita sentirse apto para la vida, o con una autoestima inadecuada que lo
haga percibirse como un ser inepto para enfrentarse al futuro.
Tanto la actitud de la madre como sus características personales son de suma
importancia en el desarrollo de la confianza y el sentimiento de valía en los hijos; por lo
tanto, es ella quien con su constancia, responsabilidad, interés, presencia y como
satisfactora de necesidades, genera en los hijos el sentimiento interno de seguridad, de
confianza en sí mismos y de sentirse dignos de la confianza de los demás.
Los padres tendrán que ser “espejos” que reflejen al hijo sus cualidades y logros,
ayudándole así a crear un sentido de auto confianza dentro de su familia y dentro de la
sociedad. Esta confianza en sí mismo y en los que le rodean, le ofrecerá una base firme
para desarrollar su identidad con la certeza de ser aceptado, valioso y capaz.
Asimismo, los padres deben creer en los hijos (as) y producir en ellos la convicción
de que lo que hacen tiene un significado; esto se logra a través de la empatía. O sea,
percibir la necesidad del otro y responder adecuadamente de tal manera que el niño se
sienta realmente comprendido.
Durante el crecimiento del niño (a), y posteriormente en la adolescencia, será el
medio ambiente familiar el que ayudará a reafirmar su autoestima. Si ésta no se desarrolló
de manera favorable dentro del núcleo familiar, probablemente el individuo tendrá
sentimientos de soledad y rechazo, lo que se traducirá en minusvalía, lo cual le impedirá
sentirse apto (a) para alcanzar sus metas.
En algunas ocasiones los padres frustran la posibilidad de una fuerte autoestima con
base en la creencia de que sus hijos (as) serán adultos presumidos. Esto es un error, lejos
de la presunción, estos niños (as) serán seres humanos seguros de sí mismos (as) y fuertes
ante la adversidad. En otras ocasiones, la misma sociedad no permite que las personas
muestren sus cualidades. Existen prejuicios tales como: “No debes mostrar tus cualidades,
eso es presunción”. “Una cualidad importante es la modestia”. “Debes ser humilde”.
Éstas son frases que escuchamos comúnmente y corresponden a las necesidades sociales.
Los individuos con una baja autoestima están más sometidos a patrones vigentes, mientras
que una adecuada autoestima se asocia con un reconocimiento de cualidades y defectos y
una mayor conciencia de los alcances y limitaciones para luchar y obtener condiciones de
vida.
La autoestima deberá ser sentida como la esencia interna de sí mismo (a). No
necesita reconocimientos externos; la verdadera autoestima posee el reconocimiento
interno, es la fe y respeto por nosotros mismos y es captada a través del amor, el respeto y
la fe con la que nos nutrieron desde niños.
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Una buena autoestima nos permite crecer, ser libres, creativos, alegres, amistosos,
amorosos, sentirnos plenos y con capacidad de dar y recibir.
La palabra autoestima nos habla de cuánto nos valoramos y queremos a nosotros
mismos. No todas las personas nos sentimos satisfechas con nuestra apariencia física, con
nuestro carácter, con la forma en que nos comportamos, con lo que hemos logrado en la
escuela, con nuestros amigos o dentro de la familia. Estos factores determinan cómo nos
sentimos con nosotros mismos, qué tan contentos estamos con ser como somos, qué tanto
nos aceptamos y que tanto nos queremos.

¿Qué es la autoestima?

“Tener autoestima le da la posibilidad a la persona de dar el siguiente paso en su
crecimiento personal. La persona con autoestima está libre de ataduras y puede elegir
decirle sí a la vida.” Rosa Barocio (2004).
“La autoestima es la capacidad de valorar el yo y tratarnos con dignidad, amor y
realidad” (Virginia Satir 2002). La autoestima está directamente relacionada con la auto
imagen o el auto concepto, y que son los conocimientos y sentimientos que el individuo
tiene sobre sí mismo. Tanto el desarrollo de la realidad individual como la capacidad de
autoestima, están consideradas como un proceso. Ambos factores han de avanzar
simultáneamente. La autoestima y el desarrollo personal se complementan entre sí; es
imposible avanzar en el camino de la evolución humana sin una estima correcta y sin un
crecimiento adecuado. La autoestima implica necesariamente que sintamos que somos
valiosos, pero también que somos eficientes. La autoestima es un concepto, una actitud, un
sentimiento, una imagen, y está representada por la conducta.
“La autoestima es una parte fundamental para que el hombre alcance la plenitud y la
autorrealización en la salud física y mental, productividad y creatividad, es decir, es la
plena expresión de sí mismo”. Es apreciar el valor e importancia propios, y tener el
carácter para ser responsable de sí y de actuar responsablemente hacia los demás.
“El hombre tiene capacidad para elegir la actitud personal ante cualquier reto o un
conjunto de circunstancias y así decidir su propio camino. Lo que el hombre llega a ser lo
tiene que ser por sí mismo” (Nathaniel Branden).
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A la autoestima se le ha llamado la clave del éxito personal, porque “ese sí mismo”
a veces está oculto y sumergido en la inconsciencia o en la ignorancia.
Autoestima es la “suma de la confianza y respeto por uno mismo”. En ella hay un
sentimiento:
. Me siento capaz de lograr cosas, de superar problemas, de salir adelante. Confío en mis
capacidades para enfrentar la vida a pesar de mis límites.
. Me siento valioso y con derecho a ser feliz, y por lo tanto estoy pendiente de mis
emociones, deseos y necesidades.
La autoestima influye en cada situación y acto de nuestra vida: en el trabajo, el
estudio, en la relación de pareja, la diversión y, por supuesto, en nuestra sexualidad.
La autoestima es el puente entre quién es y qué hace, entre el éxito interno y el
externo. La autoestima significa creer en ti. Se ha definido la autoestima como apreciar
sus puntos fuertes y destrezas, tener un sentimiento de poder y responsabilidad por sus
propias acciones; un sentido de afecto mutuo entre usted y los demás y un sentido de
dedicación a la sociedad ( Lynn Silton).
La autoestima es el antídoto más eficaz contra la depresión, la ansiedad o el estrés.
Le permite actuar. La acción sigue al pensamiento. Pensar en lo que no puede hacer a
menudo hace que fracase. Quedarse en los ensayos del pasado es un ensayo para repetir la
actuación. Por otro lado, la acción positiva puede hacer realidad sus sueños. La energía y
dirección centradas conducen a la mejor autoestima y éxito. La autoestima es una
experiencia íntima; habita en mi alma. Es lo que yo pienso y siento respecto a mí mismo,
no lo que otra persona piensa o siente respecto a mi.
La principal tarea del hombre en la vida es darse nacimiento a sí mismo, llegar a ser
lo que potencialmente es. El producto más importante de este esfuerzo es su propia
personalidad (Erich Fromm, el Arte de Amar).
Por tanto la autoestima la podemos definir como el conjunto de creencias (limitantes o
desarrolladoras) y valores (virtuosos o viciosos) que el sujeto tiene acerca de quién es, de
sus capacidades, habilidades, recursos y potencialidades, pasadas, presentes y futuras, que
le han conducido hasta donde está y que le llevarán hasta donde crea que puede llegar.
La autoestima adecuada no es algo con lo que nacemos ni es posible comprarla en
un puesto de revistas ni en una tienda de videos; no se adquiere por ir a una conferencia ni
por asistir a un taller; es, sencillamente, el resultado del esfuerzo personal y cotidiano por
alcanzarla, y una vez alcanzada por mantenerla, pues tampoco es un estado que se adquiera
de una vez y para siempre: sube, baja, se cuestiona, peligra, se recobra.
Cuando la autoestima es alta, nos sentimos llenos de energía y entusiasmo, nos
sentimos capaces de todo, nos sentimos seguros de nuestro propio valer y nuestra
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importancia. La alta autoestima busca el desafío y el estímulo de los objetivos difíciles y
que merecen la pena. Alcanzar dichos objetivos nutre la buena autoestima.
Una persona con autoestima alta piensa que su vida hace una diferencia importante
en el mundo y en las personas que le rodean. Tiene confianza en sus capacidades. Se
caracteriza por su honestidad, su amor hacia sí misma y hacia los demás y porque expresa
su libertad. Demuestra integridad entre sus valores y sus acciones, entre lo que siente y lo
que dice, entre su comunicación verbal y no-verbal. Está bien consciente de que su mejor
recurso es su propia persona. Sabe que puede contar con ella misma para todo lo que sea
necesario. Tiene confianza en su presente y esperanza en el futuro. Se acepta tal como es
y, al mismo tiempo, desea mejorar. Disfruta cuando logra mejorar, pero entiende que no
siempre es posible.
Mejor preparados estaremos para enfrentar las adversidades; cuanto más flexibles
seamos, más resistiremos las presiones que nos hacen sucumbir a la desesperación o a la
derrota. Nuestras comunicaciones tendrán la posibilidad de ser más abiertas, sinceras y
adecuadas, porque creeremos que nuestros pensamientos son valiosos y por lo tanto
aceptaremos la claridad en lugar de temerla.
Tenderemos a ser ambiciosos, no necesariamente en nuestra carrera o profesión o en
un sentido económico, sino en términos de lo que esperamos experimentar en la vida en el
plano emocional, creativo, espiritual.
Entablaremos relaciones enriquecedoras y no destructivas, ya que lo semejante se
atrae, la salud llama a la salud, y la vitalidad y la generosidad de ánimo son más apetecibles
que el vacío afectivo y la tendencia a explotar a los demás. Tendremos más disposición a
establecer relaciones positivas en lugar de tóxicas. Esto se debe a que los que se parecen se
atraen, y la salud se siente atraída por la salud. La vitalidad y la extroversión de los demás
son, naturalmente, más atractivas para las personas con buena autoestima que la vacuidad y
la dependencia. Los hombres y mujeres que confían en ellos mismos se sienten atraídos
unos por otros de una forma natural. A la inversa, las mujeres y los hombres inseguros
también se sienten atraídos y establecen relaciones destructivas.
Nos inclinaremos a tratar a los demás con respeto, benevolencia y buena voluntad,
ya que no los percibiremos como amenaza, no nos sentiremos “extraños y asustados en un
mundo que nunca hicimos” (citando el poema de A. E. Housman),y porque el respeto por
uno mismo es la base del respeto por los demás.
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Experimentaremos alegría por el solo hecho de ser, de despertarnos a la mañana, de
vivir dentro de nuestros cuerpos.
Cuando la autoestima es baja, estamos cansados, nada nos entusiasma, nos sentimos
inseguros de lo que somos capaces de hacer, sentimos que valemos poco. La baja
autoestima busca la seguridad de lo conocido y lo fácil. Confinarse a lo conocido y lo fácil
sirve para debilitar la autoestima. Cuanto más baja sea nuestra autoestima, más urgente
será la necesidad de “probarnos” a nosotros mismos o de olvidarnos de nuestras
necesidades viviendo de manera mecánica e inconsciente.
La baja autoestima tiende a generar depresión y ansiedad. Si nos sentimos
significativamente carentes de eficacia y valor, casi con seguridad sentiremos que la
existencia es aterradora e infructuosa.
Una persona con autoestima baja piensa que es insignificante. Se pasa la vida
esperando que le ocurran las peores catástrofes, hasta que le ocurren. Vive sus días aislada
del mundo. La soledad parece perseguirla. Tiene enormes dificultades para comunicarse.
Cuanto más baja sea nuestra autoestima, nuestras comunicaciones tenderán a ser más
turbias, evasivas e inadecuadas debido a la desconfianza en nuestros propios pensamientos
y sentimientos, así como a la ansiedad ante la respuesta de nuestros interlocutores.
Puesto que la autoestima se aprende, podemos también cambiarla y volverla más
positiva.
Un especialista en relaciones humanas, Satir (1981) ha dicho:
“Siempre hay esperanza de que la vida cambie porque siempre se pueden aprender
cosas nuevas.”
Los principales pasos para mejorar la autoestima son:
1. Reconocer que nuestra autoestima es baja.
2. Convencerse de que la autoestima se puede cambiar.
3. Decidir cambiarla.
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Otras ideas que ayudarán a mejorar la autoestima son:
1. Reconocer que solamente nosotros mismos podemos hacer el cambio. En
realidad, nadie más tiene esa responsabilidad ni esa capacidad. Quizás hay
algunos de nosotros que creemos que la autoestima la produjeron otros (casi
siempre es más fácil culpar al resto del mundo).
2. Hacer un balance de las virtudes y los defectos. Todos tenemos cualidades y
defectos y todos podemos sacarle partido a nuestras cualidades y cambiar
algunas de las características propias que nos disgustan.
3. Empecemos primero por uno de los defectos. Debemos estar conscientes de que
no todo lo que disgusta se podrá modificar. Pero siempre hay esperanza.
Algunas cosas que disgustan no pueden ser cambiadas. Por ejemplo, es poco
probable que alguno pueda aumentar su estatura, cambiar la forma o el tamaño
de sus orejas, estrenar un nuevo color de ojos. Pero, está dentro del alcance de
la mayoría de nosotros cambiar algunos defectos. Por ejemplo, con dietas o
ejercicios podemos mejorar el cuerpo, con un especialista en cortes de cabello
podemos cambiar su forma o el estilo de peinado.
4. Para aprender una nueva actitud personal, comencemos con lo sencillo. Y, por
supuesto, premiémonos generosamente al alcanzar una meta, por pequeña que
ésta sea.
5. Cualquier cambio que planeemos hacer, hagámoslo para complacernos a
nosotros mismos. Podemos complacer a algunas personas por cierto tiempo,
pero no podemos complacer a todo el mundo todo el tiempo. Ni tiene caso
hacerlo. Nadie puede caerle bien a todos.
Tener una buena autoestima significa ver verdaderamente quien soy, autónomo,
capaz de poner límites, orgulloso de ser quien soy y, por último, absolutamente
abierto a recibir del universo lo que me he ganado. La autoestima se aprende de
los padres, si yo he recibido valoración dela fuera, si mis padres me
consideraban valioso, me aceptaban como era, me daban cierta autonomía,
respetaban mi privacidad; si estaban orgullosos de mí y me hacían sentir
reconocido, sin que me quedara endeudado o culpable cuando me daban algo
(vamos recorriendo el esquema de la palabra valor), entonces es más fácil para
mí darme cuenta de que soy valioso.
VERDADERO (autoaceptado verdaderamente)
AUTÓNOMO (libre de fijar sus propias normas)
LIMITANTE (capaz de poner límites)
ORGULLOSO (contento de ser quien es)
RECEPTIVO (aceptador del reconocimiento del medio)
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Para algunos autores es como una escalera que se construye con distintos escalones.
Estos escalones son:
-Auto conocimiento
-Auto concepto
-Auto evaluación
-Auto aceptación
-Auto respeto
-Auto estima

AUTO CONOCIMIENTO
“Cuando aprendemos a conocernos en verdad vivimos” (Schüller).
El auto conocimiento es conocer las partes que componen al “yo”. Cuáles son sus
manifestaciones, necesidades y habilidades; los papeles que vive el individuo y a través de
los cuales es; conocer por qué y cómo actúa y siente.
Es imposible amar algo que no conozco. No puedo amarme y respetarme si no
conozco los aspectos que me integran.
Conocerme significa percibirme completo: mi cuerpo, mis pensamientos y
sentimientos, y mi capacidad de relacionarme con otros.
Conocerme es descubrirme con capacidades, habilidades y virtudes, pero también
con límites, defectos, errores.
Conocerme es darme cuenta de que cambio, no siempre soy igual, soy alguien
dinámico y cambiante como cambiante y dinámica es la vida. Es conocer las partes que
componen el yo, cuáles son sus manifestaciones, necesidades, y habilidades; los papeles
que vive el individuo y a través de los cuales es; conocer por qué y cómo actúa y siente. Al
conocer todos sus elementos, que desde luego no funcionan por separado sino que se
entrelazan para apoyarse uno al otro, el individuo logrará tener una personalidad fuerte y
unificada; si una de estas partes funciona de manera deficiente, las otras se verán afectadas
y su personalidad será débil y dividida, con sentimientos de ineficiencia y devaloración.

AUTO CONCEPTO
“Dale a un hombre una auto imagen pobre y acabará siendo un siervo” R.
Schüller).
El auto concepto es una serie de creencias acerca de uno mismo, que se manifiestan
en la conducta. Si alguien se cree tonto, actuará como tonto; si se cree inteligente o apto,
actuará como tal.
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Es la visión o la imagen que tengo de mí mismo. Si digo: “Yo creo que soy...”
todo lo que diga acerca de mí, es mi auto concepto. Todos tenemos una idea de lo que
somos y de cómo somos. A veces, esa idea es real, pero a veces no lo es . Esa idea
depende mucho de las etiquetas que las demás personas nos han puesto a lo largo de
nuestra vida. El auto concepto es el conjunto de creencias que una persona tiene acerca de
lo que es ella misma. Cada persona se forma, a lo largo de su vida, una serie de ideas o
imágenes que la llevan a creer que así es. Hay personas que creen firmemente en su
capacidad para ganar dinero o para vencer en la vida, y también, por desgracia, existen las
que se han formado un auto concepto negativo, de manera que están convencidas de su
incapacidad para triunfar o para aprender y progresar. Si una persona cree que no es apta
para las matemáticas, aunque tenga cualidades para ellas, será inútil. Ninguna persona ha
nacido para tapete ni para víctima. Nadie ha nacido fracasado, ni pecador sin esperanzas.

AUTO EVALUACION
“El sentirse devaluado e indeseable es en la mayoría de los casos la base de los
problemas humanos” (C. Rogers).
La auto evaluación refleja la capacidad interna de evaluar las cosas como buenas si
lo son para el individuo, le satisfacen, son interesantes, enriquecedoras, le hacen sentir bien
y le permiten crecer y aprender; y considerarlas como malas, si para la persona lo son, no le
satisfacen, carecen de interés, le hacen daño y no le permiten crecer.
Es la capacidad de evaluar como positivo o negativo aquello que sea positivo o
negativo para mí, reflexionando al mismo tiempo sobre normas y valores de la sociedad.
Poco a poco vamos a encontrar los puntos que van a guiar nuestra conducta,
desarrollaremos nuestro propio juicio y aprenderemos a confiar en él, en lugar de basarnos
solamente en lo que piensan las demás personas. Y es así, porque confío en mi propio
juicio. La auto evaluación requiere estar consciente de sí mismo. El Dr. Elkins dice: “El
darse cuenta de uno mismo es la llave para cambiar y crecer”. Cada uno tiene que
encontrar e ir haciendo su camino, el que lo lleve a ser una persona valiosa para sí mismo y
los demás. El “darse cuenta”, según la teoría de la Gestalt, es prestar más atención a las
propias vivencias para comprenderlas y así comprender la existencia; “darse cuenta” de lo
que está pasando en ese momento a su alrededor, cómo y qué se percibe, qué siente y cómo
queda consigo mismo con la decisión que está tomando. Todo aquello que fue grabado es
susceptible de transformarse y cambiar si hay voluntad: “Somos los arquitectos de nuestro
propio destino”, “los escultores de nuestra más importante cultura”.

AUTOACEPTACION
“La actitud del individuo hacia sí mismo y el aprecio por su propio valer juega
un papel de primer orden en el proceso creador” (M. Rodríguez).
La autoaceptación es admitir y reconocer todas las partes de sí mismo como un
hecho, como la forma de ser y sentir, ya que sólo a través de la aceptación se puede
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transformar lo que es susceptible de ello. Sin auto aceptación la autoestima es imposible.
Nos quedamos bloqueados en un hábito de conducta de autorrechazo, el crecimiento
personal se ve reprimido y no podemos ser felices.
Aceptar, es experimentar la realidad de una manera completa, sin negarla ni evitarla.
Es admitir y vivir como un hecho todas las partes que hay en mí. Aceptarme es ser capaz
de sentir y decir: soy todas estas características; mi cuerpo, emociones, deseos, ideas, son
partes de mí, independientemente de que algunas me gustarán y otras no. Fíjate: aceptarme
no es necesariamente gustarme, sino reconocerme que soy como soy.
Para aceptarme no tengo que negar que soy, al contrario, se tata de aprender a
amarme y respetarme con todas mis características: lo positivo y lo negativo, mis
capacidades y mis limitaciones, mis aciertos y mis errores. Es necesario rodearse de una
atmósfera donde se promueva la confianza, el afecto, el respeto, y la aceptación, y no
seguir en una donde estos valores son ignorados o rechazados; tener actividades donde sea
posible el éxito, y no aquéllas en que se sabe de antemano que se va a fracasar. Auto
aceptarme no significa estar en guerra con nosotros mismos, no negar nuestra realidad
actual, en este momento de nuestra existencia. La autoaceptación es negarse a tener una
relación de enfrentamiento con uno mismo. Es uno de los fundamentos indispensables para
construir una autoestima saludable.

AUTO RESPETO
“La autoestima es un silencioso respeto por uno mismo” (Dr. Elkins).
Auto respetarse es atender, hacer caso a las propias necesidades para satisfacerlas,
vivir según nuestros propios valores, y expresar nuestros sentimientos y emociones, sin
hacernos daño ni culparnos. Buscar y valorar todo aquello que lo haga a uno sentirse
orgulloso de sí mismo.
Si me respeto, estoy al tanto de lo que deseo y necesito para estar bien, pero no solo
me doy cuenta: actúo para lograrlo.
Si me respeto defiendo –aún ante mí mismo- mi derecho a ser la persona que
realmente soy. El auto respeto es entender las propias necesidades y valores para
satisfacerlos; expresar y manejar en forma conveniente los sentimientos y emociones, sin
hacerse daño ni culparse: buscar y valorar todo aquello que lo lleve a sentirse una persona
orgullosa de sí misma. Sólo en la medida de este auto respeto se atenderán las necesidades
y valores de los demás; no se hará daño, juzgará ni culpará. Se valorarán gracias a las
propias necesidades y valores, se entenderá que así como uno tiene los suyos y los necesita,
así el otro tiene los suyos y los necesita.

AUTOESTIMA
“Solo podemos amar cuando nos hemos amado a nosotros mismos”.
Quien se quiere a sí mismo se conoce y se acepta tal como es, conoce sus
cualidades y sus limitaciones. Todas las personas valemos por nosotras mismas. No es
necesario ser el o la mejor. Lo importante es hacer nuestro mejor esfuerzo y sentirnos
satisfechos con nuestros logros. La autoestima es la síntesis de todos los pasos anteriores.
La autoestima es el aprecio que tenemos por nosotros mismos, de nuestra forma de pensar,
actuar y sentir. Ella nos permite reconocer nuestras capacidades y confiar en nosotros
mismos. Nuestra persona con las propias virtudes, defectos, emociones, sentimientos,
necesidades, etc., es el equipo que tenemos para vivir y así como somos debemos
aceptarnos y querernos incondicionalmente, tomando en cuenta que hay cosas de nosotros
que podemos modificar.
“El pasado no tiene poder sobre mí” L. Hay

¿CÓMO SE FORMA LA AUTOESTIMA?

El sentimiento de valor propio lo aprendemos desde la infancia.
Desde niños pequeños interactuamos con otras personas: nos sentimos apoyados en
menor o mayor grado, recibimos palabras de aliento o desaliento, directa e indirectamente
de los padres y de otras personas. De las experiencias y comunicaciones con otras personas
comenzamos a formarnos una imagen de nosotros mismos, adquirimos una especie de
balanza en la que comparamos nuestro propio valer contra el que nos ha dado el mundo
adulto.
A través de estas primeras comunicaciones recibimos: ideas de lo que otros sienten
hacia nosotros, diversas opiniones sobre qué tan capaces somos para hacer o no las cosas,
qué tan agradables o desagradables somos, qué tanta confianza nos tienen, qué tan
independientes o dependientes quieren que seamos. Al transcurrir el tiempo, vamos
asimilando el concepto que los otros nos transmiten y le vamos asignando una calificación
a este concepto. Esta “calificación” es la autoestima. Ésta representa qué tanto nos
queremos a nosotros mismos.
Existen varias razones para desarrollar una autoestima positiva:
a) En la medida en que nos conocemos y aceptamos, estaremos más
contentos, satisfechos y tranquilos.
b) Si estamos contentos con nosotros mismos, interactuaremos más
constructivamente con otros y lograremos más y mejores metas.
c) Será más probable que otros nos vean, respeten y admiren, de una
manera más positiva, si nos aceptamos como somos. Si tenemos
autoestima será más fácil que otros también nos quieran.
d) La autoestima positiva es un motivador poderoso de nuestra conducta
que trabaja para mantener la propia estabilidad y nos brinda una serie de
expectativas (metas) de logro y éxito. El autor, Rob Solomón, nos ofrece
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siete claves para construir y mantener una posición de sólidos valores
personales y de una autoestima positiva.
1. Haz una revisión realista de ti mismo.
¿Cuáles son tus posibilidades y tus limitaciones? ¿Qué sabes hacer bien y hasta
dónde está tu alcance?
Para poner límite necesito:
Comunicar claramente mis ideas.
Saber cuáles son mis necesidades.
Expresar límites y consecuencias claramente.
Sobreponernos a nuestras limitaciones.
2. Sé congruente con tus valores personales.
Como los valores vienen de fuera, éstos siempre se hayan a prueba, ya sea por
nuestras experiencias o por el juicio que hagamos de cada uno de ellos con el paso del
tiempo. Lo importante de los valores es que tú debes aceptar los que se adapten a tu
persona, siempre pensando en un sistema de valores o código ético.
Si me respeto:
Me quiero y valoro.
Exijo un trato adecuado.
Respeto a los demás.
Mantengo una comunicación abierta.
No me engaño a mí mismo.
3. Desarrolla y mantén un sólido sistema de apoyo personal.
Recuerda que la gente necesita de la gente. Cuando necesites apoyo o te encuentres
en una grave crisis personal, no dudes en recurrir a quienes te estiman.
4. Proponte metas realistas.
Que tus metas sean claras y específicas. No te impongas metas que no puedas
medir.
5. Sé firme.
Aférrate a lo que crees, o lo que consideras correcto y a aceptar o tomar en cuenta
las necesidades, sentimientos e ideas de los demás.
6. Acéptate tal como eres (aprende a perdonarte).
Acepta a los demás como son, con sus virtudes y sus defectos y acéptate también a
ti mismo. La aceptación de sí mismo es producto de una auto evaluación realista.
7. Date siempre oportunidades de estímulo.
Una pequeña alabanza a favor de uno mismo siempre constituirá una aportación
para nuestro desarrollo. “Buen trabajo”, ¡Lo hiciste realmente muy bien!, son palabras que
te ayudarán a mantener en pie tu motivación. Dilas de vez en cuando.
Los sentimientos positivos hacia nosotros mismos sólo pueden crecer en un
ambiente de libertad, en donde reconocemos y respetamos las diferencias individuales, en
donde decimos las cosas tal como son y donde escuchamos sin criticar, prejuzgar o
enjuiciar. ¿Qué podemos hacer? Propiciar un ambiente enriquecedor como el descrito. Un
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lugar en que la otra persona se sienta realmente estimada, necesaria, amada. Un tiempo en
el que no hay prisas para compartir, y en donde se reconozcan las cualidades del otro.
La autoestima deberá ser sentida como la esencia interna de sí mismo (a). No
necesita reconocimientos externos; la verdadera autoestima posee el reconocimiento
interno, es la fe y respeto por nosotros mismos y es captada a través del amor, el respeto y
la fe con la que nos nutrieron desde niños.
Una buena autoestima nos permite crecer, ser libres, creativos, alegres, amistosos,
amorosos, sentirnos plenos y con capacidad de dar y recibir.
La autoestima es la experiencia de ser aptos para la vida y para sus requerimientos.
Más concretamente consiste en:
1. Confianza en nuestra capacidad de pensar y de afrontar los desafíos de la vida
2. Confianza en nuestro derecho a ser felices, el sentimiento de ser dignos, de merecer,
de tener derecho a afirmar nuestras necesidades y a gozar de los frutos de nuestros
esfuerzos.
La autoestima es una necesidad muy importante para el ser humano. Es básica y
efectúa una contribución esencial al proceso de la vida; es indispensable para el desarrollo
normal y sano; tiene valor de supervivencia.
El no tener una autoestima positiva impide nuestro crecimiento psicológico. Cuando se
posee actúa como el sistema inmunológico de la conciencia, dándole resistencia, fortaleza
y capacidad de regeneración. Cuando es baja, disminuye nuestra resistencia fuerte a las
adversidades de la vida. Nos derrumbamos ante las vicisitudes que un sentido más positivo
del uno mismo podría vencer. Tendemos a estar más influidos por el deseo de evitar el
dolor que de experimentar la alegría. Lo negativo ejerce más poder sobre nosotros que lo
positivo.

AUTO EFICACIA Y AUTO DIGNIDAD
La autoestima tiene dos aspectos interrelacionados:
1. Un sentido de eficacia personal (auto eficacia)
2. Un sentido de mérito personal (auto dignidad)
Como experiencia psicológica realizada plenamente, es la suma integrada de estos
dos aspectos.
Auto eficacia significa confianza en el funcionamiento de mi mente, en mi
capacidad de pensar, en los procesos por los cuales juzgo, elijo, decido; confianza en mi
capacidad de comprender los hechos de la realidad que entran en la esfera de mis intereses
y necesidades; confianza cognoscitiva de mí mismo.
Autoestima: “Mi encuentro”
pág 18
Auto dignidad quiere decir seguridad de mi valor; una actitud afirmativa hacia mi
derecho de vivir y de ser feliz; comodidad al expresar propiamente mis pensamientos,
deseos y necesidades; sentir que la alegría es mi derecho natural.
Partamos de la premisa de que si un individuo se sintiera inepto para enfrentar los
desafíos de la vida, si careciera de confianza fundamental en sí mismo, en su mente,
reconoceríamos una deficiencia de autoestima, sin importar qué otras ventajas poseyera. O
si careciera de un sentido básico de auto dignidad, se sintiera indigno del amor o respeto de
los demás, sin derecho a la felicidad, temeroso de expresar pensamientos, deseos o
necesidades, nuevamente reconoceríamos una deficiencia de autoestima, sin importar qué
otros atributos positivos exhiba.
Los pilares duales de la autoestima
Auto eficacia y auto dignidad son los pilares duales de la autoestima positiva. La
falta de cualquiera de ellos la menoscaba. Son las características que definen al término
debido a que son fundamentales. No representan significados derivados o secundarios sino
la esencia de la autoestima.
La experiencia de la auto eficacia genera el sentido de control sobre la propia vida,
que asociamos con el bienestar psicológico, la sensación de estar en el centro vital de la
propia existencia, a diferencia de ser un espectador pasivo o víctima de los
acontecimientos.
La experiencia de la auto dignidad posibilita un sentido benevolente no neurótico
de comunidad con otros individuos, la fraternidad de la independencia y la consideración
mutua, a diferencia del aislamiento del resto de los humanos, por un lado, o del
hundimiento en la tribu, por el otro.
Dentro de una persona, habrá fluctuaciones inevitables en los niveles de autoestima,
así como las hay en todos los estados psicológicos. Necesitamos pensar en términos del
nivel promedio de autoestima de una persona.
¿Cómo experimentamos nuestra autoestima?
Si bien a veces hablamos de la autoestima como de una convicción sobre uno
mismo, es más exacto hablar de una predisposición a experimentarse de una manera
particular. ¿De qué manera? Recapitulando:
Autoestima: “Mi encuentro”
pág 19
1. Como fundamentalmente competente para afrontar los desafíos de la vida; en
consecuencia, confianza en la propia mente y en sus proceso; auto eficacia.
2. Como digno de éxito y felicidad; en consecuencia, la percepción de nosotros
mismos como personas para quienes el logro, el éxito, el respeto, la amistad y
el amor son apropiados; auto dignidad.
Para lograr un cambio significativo en tu vida antes de querer cambiar las
situaciones externas sería conveniente cambiar lo que pasa dentro de tu mente. Llenarte de
pensamientos positivos sobre ti y sobre todo lo que te rodea.
Si en tu mente tienes la creencia de que no mereces estar bien o de que nunca
recibes lo que quieres, no importa cuánto trabajes y cuánto te esfuerces, tu mente trabajará
para cumplir la creencia.
Si tienes la creencia de que vales poco o de que nunca conseguirás lo que te
propones, puedes estar seguro de que sin importar cuantos cambios externos hagas, tu vida
será la de alguien que vale poco.
Hay primero que cambiar esos pensamientos que detienen tu desarrollo; ponerlos a
trabajar a tu favor y no en tu contra.
Lograr convencerte de que mereces lo mejor, que eres una buena persona digna de
amar y de ser amada, tienes que estar seguro de que puedes resolver los problemas que
tengas y de que debes ser tratado con respeto, que tienes derecho a pedir lo que quieres y
que la vida quiere darte todo lo que deseas.
La autoestima es el motor de tu desarrollo, si aumentas tu amor propio, tus
expectativas apuntarán a lo más alto, tendrás la fuerza suficiente para enfrentar las
situaciones difíciles y mejorarás tu vida en todos los aspectos.
Una definición formal de autoestima
Resumiendo en una definición formal: La autoestima es la predisposición a
experimentarse como competente para afrontar los desafíos de la vida y como
merecedor de la felicidad. Branden, (1993). Obsérvese que esta definición no especifica
las influencias del ambiente durante la infancia que sustentan la autoestima positiva (por
ejemplo, seguridad física, educación, etc.) no los generadores internos posteriores (por
ejemplo, vivir consciente, responsablemente con respecto a sí mismo, etc.), ni las
consecuencias emocionales o de comportamiento (por ejemplo, compasión, deseo de ser
responsable, etc.). Simplemente identifica a qué se refiere y en qué consiste la auto
evaluación.
El concepto de “competencia” utilizado en la definición es metafísico, no
“occidental”. Es decir, atañe a la naturaleza misma de las cosas, a nuestra relación
fundamental con la realidad. No es el producto de una “opción por un valor” cultural en
particular. No hay sociedad en la tierra, ni siquiera puede concebirse una cuyos miembros
no enfrenten los desafíos de satisfacer sus necesidades, de la adaptación apropiada a la
naturaleza y al mundo de los seres humanos. La idea de eficacia en este sentido
Autoestima: “Mi encuentro”
pág 20
fundamental (que incluye la competencia en las relaciones humanas) no es un “artificio
occidental”, como se ha sugerido.
Nos engañamos a nosotros mismos si imaginamos que existe una cultura o sociedad
en la cual no tengamos que enfrentarnos al desafío de adecuarnos a la vida.
La docena mágica de la autoestima (Branden, 1988)
1. Saber y aceptar que todos tenemos cualidades y defectos.
2. Saber que todos tenemos algo bueno de lo cual podemos estar orgullosos.
3. Poder liberarnos de conceptos negativos sobre nosotros mismos.
4. Aceptar que todos somos importantes.
5. Vivir responsablemente de acuerdo con la realidad, reconociendo lo que nos gusta y lo que
no nos gusta.
6. Aprender a aceptarnos a través de lo que sentimos y de lo que somos.
7. Liberarnos de la culpa al evaluar lo que queremos y pensamos.
8. Actuar de acuerdo con lo que deseamos, sentimos y pensamos, sin tener como base la
aprobación o desaprobación de los demás.
9. Sentirnos responsables de nosotros mismos, ya que el hacernos responsables de la propia
existencia genera confianza en nosotros mismos y en los demás.
10. Vivir auténticamente al aprender a ser congruentes entre la forma de sentir y de actuar.
11. Fomentar la autoestima en los otros, ya que la honestidad al fomentar la autoestima de las
personas que nos rodean, refleja nuestra propia autoestima.
12. Hallar la valentía de amarnos como personas y comprender que ése es un derecho propio
que todos tenemos.
La autoestima es una poderosa fuerza dentro de cada uno de nosotros. Comprende
mucho más que ese sentido innato de auto valía que presumiblemente es nuestro
derecho al nacer, esa chispa que los psicoterapeutas o maestros intentamos avivar en
aquellos con quienes trabajamos, y que es sólo la antesala de la autoestima.
La autoestima es la experiencia de ser aptos para la vida y para las necesidades de la
vida. Más específicamente, consiste en:
1. Confianza en nuestra capacidad de pensar y de afrontar los desafíos básicos de la vida.
2. Confianza en nuestro derecho a ser felices, el sentimiento de ser dignos, de merecer, de
tener derecho a afirmar nuestras necesidades y a gozar de los frutos de nuestros esfuerzos.
Para comprender la autoestima debemos preguntarnos: ¿Por qué surge la necesidad
de la autoestima?
Autoestima: “Mi encuentro”
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La cuestión de la eficacia de la conciencia o de la dignidad de su ser no existe en
los animales inferiores.
Pero los seres humanos se preguntan: ¿Puedo confiar en mi mente? ¿Soy capaz de
pensar? ¿Soy adecuado? ¿Soy suficiente? ¿Soy una buena persona? ¿Tengo integridad, es
decir, hay congruencia entre mis ideales y mi práctica? ¿Soy digno de respeto, amor, éxito,
felicidad? ¿No es evidente por qué surgen estas preguntas?
Nuestra necesidad de autoestima es el resultado de dos hechos básicos, ambos
inherentes a nuestra especie. El primero es que nuestra supervivencia y nuestro dominio
del medio ambiente dependen del uso apropiado de nuestra conciencia. Nuestras vidas y
bienestar dependen de nuestra capacidad de pensar. El segundo es que el uso correcto de
nuestra conciencia no es automático, no está “construido” por la naturaleza. Existe un
elemento crucial de elección en la regulación de su actividad y, por lo tanto, de
responsabilidad personal.
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Cambiar es fácil, ¡lo difícil es que entiendas que es tan fácil!
Leonardo Stemberg

Cuando hablamos de Contraanálisis, estamos hablando de que antes de empezar a
hurgar en mi pasado, tengo que tener mi mente en el presente, para que aprenda a desplazar
en mis búsquedas esa negatividad que me hace seguir utilizando las experiencias vividas
para llorar y no para aprender.
Esto se logra con un simple pero constante entrenamiento mental para adquirir
como respuesta automática de nuestra mente una constante construcción de pensamientos,
desplazando esa poderosísima negatividad que hizo que el hombre utilizara el pasado para
justificar el presente.
Contraanálisis es NO aplicar excesivamente los procesos analíticos. Es la NO
complicidad con nuestros problemas. Es la posibilidad de levantar esa poderosa máscara
que me he puesto ante mí mismo y que impide ver la realidad en que vivo. Es el NO culpar
a los demás de mis responsabilidades. Es un reencuentro con nuestras reales
predisposiciones. Es el punto de partida para recuperar nuestra vocación y creatividad. Es
la posibilidad de adaptarme al medio sin que el medio me desadapte. Es la búsqueda del
equilibrio entre la razón y la intuición. Es la aceptación lógica de que todo efecto tiene una
causa. Es la búsqueda de las causas para no justificar los efectos. Es la posibilidad de
entender que lo único sobrenatural es la estupidez humana que no le permite al hombre
entender, que puede entender, que hay algo más allá de lo que su mente limitada le permite
entender. Es una opción de vida.
Esto se logra con un simple pero constante entrenamiento mental para adquirir
como respuesta automática de nuestra mente una constante construcción de pensamientos,
Autoestima: “Mi encuentro”
pág 22
desplazando esa poderosísima negatividad que hizo que el hombre utilizara el pasado para
justificar el presente.
Todos los que dicen que buscan cambiar creen que tienen que encontrar en
el cambio lo que dicen que buscan, pero siguen buscando con la misma lógica que
selecciona todo lo que hace, escucha, ve o aprende y no le permite entender que el cambio
es factible.
Consumimos cientos de cursos, leemos cientos de libros de auto superación y
motivación, pero seguimos buscando a través de nuestros mismos lentes empañados.
Mi verdad es mi verdad, no “la verdad”. Si mi actitud no me permite transitar por
esta vida con felicidad, el mundo no tiene que cambiar, el que tiene que cambiar soy yo.
Quien canaliza toda su energía y pensamientos para experimentar el miedo a que le
roben, lo más probable es que le roben. Quien vive angustiado por la enfermedad, se
enferma. Quien se obsesiona por la mala suerte, no hace sino generarla. Quien se afirma
incapaz de resolver sus conflictos, no aprende a resolverlos.
Para poder cambiar:
“No basta con querer. Es mentira que hay que tener fuerza de voluntad. No bastan los
milagros. Hay que saber cómo”.
El como está solamente en ti; lo importante es que en el comienzo de tu búsqueda
ante el cambio tomes conciencia de que si tú dices que quieres pero no sabes qué quieres, el
cambio no se concreta.
Lo único importante es entender que si mi mente cambia una actitud, esa actitud me
va a hacer cambiar toda mi asociación de pensamientos. Si uno cambia, cambia el mundo
para uno. Nadie es capaz de amar a nadie, si cree que amar es lo que cree. Nadie es capaz
de amar a nadie, si no sabe lo que es la autoestima.
“La mente está en su propio lugar y puede hacer en sí misma, del cielo un infierno y del
infierno un cielo” John Milton
La mente es la herramienta básica de la supervivencia
Al igual que todas las demás especies capaces de tener conciencia, nuestra
supervivencia y bienestar dependen de la guía de nuestra forma particular de conciencia,
únicamente humana, nuestra facultad conceptual: la facultad de abstracción, generalización
e integración.
A esta forma de conciencia se denomina mente. Su esencia es nuestra capacidad de
razonar, que implica captar relaciones. Nuestras vidas y bienestar dependen de la
ejercitación apropiada de nuestras mentes.
Autoestima: “Mi encuentro”
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La mente es algo más que la conciencia explícita inmediata. Es una compleja
arquitectura de estructuras y procesos. Abarca más que los procesos verbales lineales,
analíticos, a veces popularmente descritos de forma confusa como actividad del “hemisferio
izquierdo del cerebro”. Abarca la totalidad de la vida mental, incluyendo lo subconsciente,
lo intuitivo, lo simbólico, todo lo que a veces se asocia con el “hemisferio derecho”. La
mente es todo aquello por medio de lo cual nos abrimos al mundo y lo aprehendemos.
Tu cerebro es como una potente grabadora, de hecho la memoria
trabaja igual que los casettes y los disquetes de computadora; guardando información por
medio de impulsos eléctricos. Tu cerebro está formado por billones de células llamadas
neuronas y que guardan todo lo que sabes. La diferencia es que no se guarda la
información acomodando las neuronas sino, conectándolas unas con otras (esta conexión es
llamada sinapsis).
Conectando varios millones de neuronas aprendiste a leer, conectando otros
millones aprendiste a escribir y conectando otros cuantos has aprendido todo lo que sabes
hoy.
El proceso de pensamiento
Aprender a cultivar verduras, construir un puente, aprovechar la electricidad,
descubrir las posibilidades curativas de alguna sustancia, detectar recursos para elevar la
productividad al máximo, descubrir posibilidades de producir riquezas donde antes no
habían sido descubiertas, dirigir un experimento científico, crear: todo requiere un proceso
de pensamiento. Responder apropiadamente a las quejas de un niño o un marido, reconocer
que hay disparidad entre nuestro comportamiento y nuestros sentimientos, descubrir cómo
afrontar el dolor y la ira de forma que curen y no destruyan: todo requiere un proceso de
pensamiento.
Aún saber cuándo se deben abandonar los esfuerzos conscientes para resolver
problemas y trasladar la tarea al subconsciente, cuándo detener el pensamiento consciente o
cuándo prestar una atención más estrecha a los sentimientos o intuición (percepciones o
integraciones subconscientes), todo requiere un proceso de pensamiento, un proceso de
conexión racional.
Tenemos dos tipos de memoria, una temporal o de corto plazo y una definitiva, de
largo plazo. En la de corto plazo, se guarda todo lo que oyes, hueles, sientes, ves, haces y
piensas, pero que después se olvida.
¿Cómo se olvida?
Muy sencillo, la conexión hecha de neuronas no es tan fuerte.
Autoestima: “Mi encuentro”
pág 24
Esto es indispensable para poder sobrevivir porque cada día recibes muchísima
información. Imagínate que un día pudieras recordar todo lo que viste en la televisión,
todas las conversaciones que tuviste, todos los anuncios en la calle, todo lo que leíste en el
periódico, todos los autos que viste y sus números de matrícula, la cara de cada una de las
personas que viste en el subterráneo y cómo iban vestidos, en fin, te volverías loco en
menos de lo que imaginas.
La memoria temporal te ayuda a funcionar bien en el mundo porque necesitas
recordar dónde dejaste las llaves o que tienes una cita a las cuatro.
En cambio, la memoria de largo plazo guarda toda la información que es
indispensable para ti, lo que es realmente importante.
¿Cómo es que esto no lo olvido fácilmente?
Ese es el secreto del aprendizaje:
La primera vez que aprendes algo se crea una conexión de neuronas, esto se llama
cordón neuronal. Imagínatelo como un cable muy delgado y delicado. Cuando repites eso
que aprendiste, este cordón se hace más grueso y resistente, y cada vez que lo repites, se le
suma una capa más y luego otra.
Tu cerebro no permitirá que se pierda información importante, por eso, además de
hacer cordones más gruesos y resistentes, los recubre de una sustancia llamada mielina que
los aísla y los protege. Lo que hacías cuando repetías una y otra vez las tablas de
multiplicar era crear estos cables y hacerlos más fuertes para que no se te olvidaran.
De esta forma aprendiste absolutamente todo lo que sabes. En tu mente está
guardado lo más importante para ti. Ahí está lo que sabes de la vida y más importante: lo
que sabes de ti mismo.
Estos cordones neuronales siguen fortaleciéndose todo el tiempo.
Cada experiencia que tú mismo provocas que confirme que eres tonto hace los
cordones más fuertes. Así trabajan las profecías auto-cumplidoras.
Hay que crear nuevos cables. Estas nuevas conexiones neuronales, en lugar de
frenar tu desarrollo, te llenarán de fuerza y de confianza en ti mismo. Estarás creando unos
cables positivos, fuertes y gruesos que se fortalezcan a sí mismos con cada nueva
experiencia.
El secreto para una reacción en cadena son repetir las afirmaciones. Lo que
queremos es restarle fuerza a esas creencias negativas que frenan tu desarrollo y que han
estado contigo demasiado tiempo. Ya es hora de que dejen de gobernar tu vida. Lo mejor
es repetir tus afirmaciones con convicción, sintiendo lo que dices, imaginando que ya es
real, si tu afirmación es: me amo a mí mismo, siéntelo, siente que te quieres más que a
nadie y que estás dispuesto a cuidar de ti y darte lo mejor.
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Autoestima: “Mi encuentro”
pág 25

BARRERAS DE LA AUTOESTIMA
La mayoría de las veces, nuestras deficiencias están “enganchadas” a ciertas
experiencias tempranas (archivadas subjetivamente), que tienen relación como miembros
de nuestra familia. Esto es lo que se llama barreras de la autoestima. Tales barreras, con
frecuencia mantienen ciertas cargas emocionales muy perjudiciales. Me refiero a la culpa,
al rencor, por lo que creemos que nos hicieron; miedo, miedo a ser nosotros mismos, a
conseguir lo que nos proponemos, y a la dependencia emocional de personas, y a la
dependencia de cosas con las que creemos sentirnos superiores o mejores; estados
emocionales todos ellos, que bloquean nuestro potencial de autoestima, y nuestro desarrollo
como seres humanos completos.
El miedo, la dependencia y la culpa, son las peores barreras con las que nos
encontramos en nuestro camino de progreso, y tenemos que deshacerlas, desmontarlas,
derribarlas.
La responsabilidad es de cada uno de nosotros, ya no podemos seguir culpando a
nada ni a nadie de lo que nos ocurre. Cualquier cosa que nos sucede en la vida, somos
nosotros los únicos responsables.
El miedo es un terrible enemigo que nos acecha, que nos impide actuar, que nos
bloquea, ese enemigo que no es nada, tan solo miedo.
Pero, ¿miedo a qué?
Miedo al cambio, porque otro tipo de miedos reales o traumáticos tienen una
solución mucho más concreta. El miedo al cambio, es mucho más traidor, dada su
dificultad de identificarlo y derribarlo.
Temor a perder el control de la situación, temor a no saber lo que va a ocurrir, temor
a los retos, temor a no saber actuar correctamente, temor al fracaso, temor al éxito.
El miedo al éxito nos hace pensar que si cambiamos nos vamos a tener que enfrentar
a situaciones nuevas, o a responsabilidades, o a tener que ser nosotros mismos. Es miedo a
la acción, a la independencia, al compromiso. El miedo al éxito tiene en definitiva mucho
que ver con la pereza, la negligencia, la parsimonia y la comodidad.
La realidad de la vida está en lo más profundo de nosotros mismos, en un “lugar
secreto” donde reside. H. Cayla
Autoestima: “Mi encuentro”
pág 26
“Las respuestas que hay en mi interior llegan a mi conciencia con facilidad” L. Hay

AFIRMACIONES.- éstas son algunas de las afirmaciones. Todas ellas han sido
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