Cancer Cervicouterino. Comportamiento de Algunos Factores Clinico–Epidemiologicos en un Area de Salud
Autor: Dra. María Isabel Duran Cala | Publicado:  10/09/2010 | Ginecologia y Obstetricia , Oncologia | |
Cancer Cervicouterino. Factores Clínico–Epidemiologicos en un Area de Salud .14

Hay quienes piensan que los casos de neoplasia intraepitelial cervical (NIC o CIN) progresan por estos estados antes de desarrollar un cáncer. Sin embargo, si bien es cierto que los cánceres cérvico uterinos, en especial los invasores de células escamosas, vienen precedidos por una fase de enfermedades preinvasoras de larga data, existen evidencias que el cáncer de cuello puede ocurrir sin que haya una detectable progresión a lo largo de los tres estadíos y que una neoplasia intraepitelial de alto grado puede ocurrir sin que primero haya existido como una lesión de bajo grado. 42

Múltiples son los factores de riesgo epidemiológico o cofactores relacionados con la aparición de las lesiones intraepiteliales y su posible evolución posterior a cáncer del cuello como son: las relaciones sexuales precoces, la paridad mayor a tres hijos, las infecciones de transmisión sexual, la promiscuidad, el tabaquismo y el uso de anticonceptivos hormonales.

En este estudio se pudo determinar que la edad promedio de las pacientes con cáncer cérvico uterino es de 41 años, hecho que se corresponde con la bibliografía consultada ya que estudios realizados sobre el tema, revelan que la edad que más afecta el cáncer cérvico uterino es después de los 35 años de edad, con un pico máximo de 50 años. Kohen BA y Robbins SL. 64,65

La distribución por zonas de habitabilidad de las pacientes estudiadas demuestra que el mayor número de casos está en relación con el área poblacional urbana (61%); sin embargo la zona rural se comportó con un 38%, dato que no se debe subvalorar debido a la influencia del factor socioeconómico y la falta de orientación alimentaria en esta zona.

En la zona urbana a diferencia de la rural, existe mayor cultura alimentaria, de ingresos de vitaminas y oligoelementos, es decir factores de protección para la enfermedad.

Según estudios realizados, el cáncer cervical inicia su proceso metaplásico en la zona de transformación del cérvix, se ha demostrado una notable deficiencia o ausencia de proteínas que se enlazan con la vitamina A en los tejidos neoplásicos cervicales y que la vitamina C ayuda a mantener un epitelio normal y proporciona protección contra los efectos de carcinógenos potenciales. Philip J, Di Saia W, Creasman T. 67

En cuanto al estado ocupacional existe prevalencia de las trabajadoras (52%), así como un porcentaje representativo de amas de casa (42%). Muchos autores ponen de manifiesto que las amas de casa están más propensas a infecciones de transmisión sexual y dentro de ellas, la infección por papiloma virus, el cual es una lesión precursora de cáncer cérvico uterino. 63

Existe una alta susceptibilidad a padecer cáncer del cuello uterino en aquellas mujeres nacidas de madres con estos mismos antecedentes; en la investigación este factor se presentó en un (3%), por lo que no representó un factor determinante lo que puede deberse al desconocimiento de la enfermedad.

Hoy se reconoce que del 5% al 10% de los cánceres del cuello uterino tienen como causa una susceptibilidad heredada, y que el mayor riesgo se presenta cuando los familiares de primera línea de consanguinidad (PLC), más que los de segunda, están afectados y el riesgo se incrementa si más de un familiar sufre la enfermedad. Philip J, Di Saia W, Creasman T. 56

Si la madre transmite el factor de riesgo es probable que el cáncer aparezca en las hijas a edades más tempranas, debido a que el desarrollo de la formación tumoral será más corto que lo usual a causa de que el inicio del proceso, que es el más largo, ya está presente al nacimiento. 57,58

Todo lo expuesto evidencia la necesidad de una mayor atención por parte de los clínicos a la historia familiar del paciente. Es necesario identificar esas familias y desarrollar con ellas programas educativos y de control para lograr diagnósticos tempranos.

No se pretende afirmar que todas las mujeres con cáncer cervical transmitirán la enfermedad a sus hijas, ya que la identificación de las portadoras de la susceptibilidad sólo puede conocerse con precisión mediante estudios moleculares. Pero estos estudios son muy costosos y es imposible realizarlos en todas las mujeres con riesgo genético. Por tanto, se debe estar alerta ante cualquier indicio que nos ayude en el difícil campo de la prevención secundaria para lograr diagnósticos tempranos de esta neoplasia.

En relación a la escolaridad, no hay una relación directa con la aparición de lesiones precursoras de cáncer. Pero se plantea en la literatura que a más baja escolaridad, mayor riesgo de tener este tipo de lesiones, Robbins SL, Cotran y Marrero Martínez JA. 65,66, ya que la mujer tendrá menores posibilidades de comprender y concientizarse para en primer lugar realizarse el Papanicolau cada tres años y darse seguimiento adecuado en caso que el examen revelara alguna lesión pre maligna. Por lo que la escolaridad en este estudio, no es un factor predisponerte a tener una lesión premaligna.

Con respecto al estado civil la mayoría de las mujeres estudiadas mantenían unión de hecho estable (41%). La relación que refiere la literatura consultada es que las mujeres solteras tienden a presentar mayores factores de riesgo de cáncer cérvico uterino dado que existe la posibilidad de aumentar el número de compañeros sexuales y por consiguiente el riesgo de promiscuidad, por el hecho de ser solteras y no tener ningún tipo de responsabilidad con una pareja. Rodríguez Salva A, Echevarria Aguilera A, Murta Alonso P, Vázquez González C. 70

Sin embargo, hay que tomar en cuenta una situación que está sucediendo en nuestro país, en donde un gran porcentaje de mujeres conviven con una pareja sin casarse legalmente y por diferentes razones se separan posteriormente, se encuentran otra pareja y vuelven a mantener una unión de hecho estable, muy común en la adolescencia y la juventud.

La temprana edad de inicio de relaciones sexuales encontrada en este estudio, representada por un 52% de las mujeres que se estudiaron, coincide con la bibliografía consultada que refiere que generalmente, el inicio temprano de las relaciones sexuales implica la aparición de múltiples compañeros sexuales, con el consiguiente riesgo dado por estos. Aquino González D. 69

Se ha demostrado también que en la adolescencia los tejidos cérvico uterinos son más susceptibles a la acción de los carcinógenos, y de hecho, si existe un agente infeccioso relacionado, el tiempo de exposición a este será mucho mayor. La exposición a factores de riesgo, cuando el primer coito se tiene a los 17 años o menos es 2. 4 veces mayor que cuando este se tiene a los 21 años. Rodríguez Salva A. 70

Por cada cáncer cervical que ocurre en una mujer que inició sus relaciones sexuales en la etapa adulta, se reportaron 7. 2 neoplasias malignas del cuello uterino en las que iniciaron sus relaciones sexuales en la adolescencia; estos hallazgos son congruentes con los de otros autores(58), lo que sugiere que las medidas educativas de promoción de salud deben hacer énfasis en la posposición de las primeras relaciones sexuales a etapas más apropiadas o la utilización de medidas de protección eficientes, lo que permitiría reducir a un 75% esta eventualidad.

El 63% de las pacientes tuvieron entre 2 y 3 compañeros sexuales, por lo que ha sido uno de los factores más significativos encontrados en la investigación, coincidimos con los reportes de la literatura donde el hábito de tener múltiples compañeros sexuales, multiplica 32 veces la probabilidad de adquirir una neoplasia maligna cervical. 42

El diagnóstico de cáncer cervical no es sinónimo de promiscuidad femenina porque muchas mujeres que sólo han tenido una pareja sexual (21%), desarrollaron la enfermedad, por lo que es interesante considerar la influencia del hombre en la génesis del cáncer uterino. El riesgo de padecer de cáncer de cérvix se ha relacionado con la presencia de ADN viral en el pene o la uretra de su pareja sexual. Además las mujeres tienen un riesgo 3 veces superior de padecer la enfermedad si su compañero ha tenido previas esposas que han desarrollado la enfermedad. Beers Mark H, Porter Robert S, Cabezas E, Rodes S, Valdés S y Abram S, Benson. 43,44,46


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