Propuesta de Intervencion Psicoeducativa para prevenir las Infecciones de transmision sexual en adolescentes
Autor: Dra. Alexis Díaz Brito | Publicado:  21/12/2011 | Sexualidad – Sexología , Enfermedades Infecciosas , Medicina Preventiva y Salud Publica , Medicina Familiar y Atencion Primaria , Articulos | |
Intervencion Psicoeducativa para prevenir Infecciones transmision sexual en adolescentes .2

Las experiencias sexuales progresivas en la adolescencia no sólo son típicas, necesarias e inocuas en estas edades (cuando están bien orientadas), sino que tienen una función fundamental en el desarrollo y consolidación de los componentes psicológicos de la sexualidad: la identidad y el rol de géneros y la orientación sexo erótica y con ellos en el proceso de autoafirmación como seres sexuados existe la necesidad y derecho de acceder paulatinamente a una sexualidad plena, libre y responsable encuentra en la mayoría de los casos la oposición de los modelos sexuales estereotipados, esquemáticos sin alternativas que les impone la sociedad. Según las estadísticas, en Cuba los adolescentes constituyen aproximadamente el 10% de la población del país. Según estas cifras la décima parte de la población cubana se ubican en las edades enmarcadas en la adolescencia y han adquirido la capacidad reproductiva, sin haber desarrollado aún las capacidades psicológicas y sociales para enfrentar una maternidad o paternidad responsable y feliz. Los adultos desde muy pequeños experimentan en carne propia el rigor de mitos, prejuicios y estereotipos sexuales y, consciente o inconscientemente, tratan de que estos esquemas formen parte de la cosmovisión de los adolescentes bajo su custodia y protección.

Existen varias teorías que explican la forma en que emergen los adolescentes de este período transformados en personas adultas. La antropóloga Margarte Mead concluyó que lo que determina la naturaleza de la transición de la adolescencia a la madurez en el ser humano depende de la forma en cómo una cultura maneja los cambios durante la etapa de la adolescencia. Esta estudiosa concluye que cuando una sociedad permite a los niños indagar sobre la actividad sexual adulta y el juego sexual, ver a los bebes nacer y estar íntimamente relacionado con la muerte, hacer trabajos importantes y saber precisamente lo que se espera que sea como adulto, el adolescente está relativamente libre de estrés. Las relaciones afectivas de los adolescentes constituyen un pilar importante dentro de su formación integral, en especial las relaciones con la sociedad en general y con sus padres y familiares en particular. (11). En la adolescencia el joven trata de independizarse en nuevos aspectos de su vida como sus decisiones respecto a creencias religiosas, salidas con miembros del sexo opuesto, disminución de las restricciones para seguir al grupo que ha formado a su alrededor o a donde le ha sido permitido integrarse. El joven se preocupa por la posición que adquiere frente a sus compañeros inmediatos, se esfuerza por parecerse a ellos. De estas apresuradas conclusiones el adolescente deduce que, con respecto a su familia, tiene que romper los lazos basados en la autoridad, el afecto, la responsabilidad, el respeto, el trato íntimo, el dinero y bienes materiales, etc. (6,8)

De acuerdo con algunos autores en la idea de que si bien la adolescencia es un período difícil para los jóvenes también lo es para los padres, quienes deben estar debidamente preparados para enfrentar las oscilaciones de carácter psicológico que tiene lugar en la vida de su hijo en esta etapa. La Escuela y la Familia juegan un papel decisivo en la educación de la sexualidad de los adolescentes, porque en estos espacios se propicia el desarrollo de su personalidad sexuada. La educación de la sexualidad de los adolescentes que los proteja de los trastornos de la sexualidad, que garantice altos niveles de salud sexual y reproductiva y por ende de la calidad de su vida, solo se logra mediante un proceso educativo, formador de saberse, normas, valores, actitudes, modos de comportamientos, que les permita aprender a decidir y autodeterminar por sí mismo los límites de su sexualidad, las formas particulares de vivirla y expresarla, de autodefinir lo factible, lo positivo. Esto se logra a través de una educación sexual que potencie aquellas manifestaciones que lo enriquezcan en todas las esferas de su vida personal y social, sin dañar la ajena.

En resumen, constituyen parte inherente al período de la adolescencia, la búsqueda de sí mismo y de la identidad, la tendencia grupal, la necesidad de intelectualizar y fantasear, crisis religiosas, la desubicación temporal, el desarrollo sexual manifiesto, la sensibilidad hacia los problemas sociales, la separación progresiva de la dependencia familiar y la impredecibilidad de humor o estados de ánimo; factores todos que apuntan a señalar un período colmado de experiencias nuevas que serán la plataforma de la edad adulta. En tal sentido, la educación sexual aparece como una exigencia primaria, ya que de ella depende una salud reproductiva y una práctica sexual, que dependiendo de la responsabilidad con que sean asumidas, darán por resultado una existencia saludable, libre de infecciones de transmisión sexual (ITS). Lo anterior solo es posible a través de un efectivo proceso de educación y orientación que prepare a los adolescentes para gozar del derecho indiscutible de vivenciar y experimentar su sexualidad de forma plena y responsable, enriqueciendo así su personalidad y toda su existencia individual y social. La educación de la sexualidad de la joven generación y en particular de los adolescentes, comienza con la sensibilización de los propios educadores, la familia y la sociedad en general, en la interiorización de la necesidad de prepararlos con efectividad para enfrentar cada vez de manera más independiente esta etapa de la vida.

A lo largo de la historia de las distintas sociedades patriarcales, quedó arraigada la tendencia a vincular la sexualidad masculina y femenina con patrones simplificadores y esquemáticos que norman rígidamente desde la vestimenta, los juegos, las actividades, roles y profesiones que debe desempeñar cada sexo, hasta los rasgos, cualidades psíquicas y los modos de expresión de los sentimientos y la ideas. (12) La educación sexual es, fundamentalmente, un fenómeno inscrito en un contexto socio histórico concreto, que no transcurre por consiguiente, al margen de otros procesos y tendencias que tienen lugar en la vida cultural, política, económica y en el campo educativo global. Históricamente la sexualidad ha sido formada en la cultura del NO, la prohibición, la represión, el miedo, el silencio, los sermones moralizantes y la incomunicación. Para evitar las consecuencias nefastas de una vida sexual "libre y plena", se matiza de todo tipo de estereotipos, tabúes y mitos, que lejos de enriquecerla, perjudica el ajuste psicosexual de los adolescentes. Estos esquemas frecuentemente contraponen a ambos sexos de modo antagónico y bipolar, los separan como opuestos y toman siempre al hombre como punto de referencia primario a partir del cual se define y evalúa a la mujer a través de parámetros discriminatorios.

Todo proyecto de educación de la sexualidad debe articular los intereses sociales con los institucionales, grupales e individuales. De este modo, se precisan los objetivos de cada escuela y los objetivos específicos para cada grupo, atendiendo a la edad y a las demandas de la comunidad educativa (profesorado, personal administrativo, padres y madres, alumnos y alumnas). Con relación a estas problemáticas se señala que un enfoque educativo no es ajeno a los valores sustentados por cada sociedad y grupo social, y desde esta óptica, siempre tendrá una orientación definida, por la naturaleza misma del proceso educativo, recalcando que lo importante es "identificar los valores subyacentes, explicitarlos y discutirlos para que sea posible la opción" y "lograr que los propios interesados participen en la determinación de los objetivos y los contenidos del currículo, esto es, los educandos, y los docentes, los padres de familia y los representantes de la comunidad". Esta autora destaca que la idea de que "los criterios que justifican la determinación de los objetivos y contenidos de la educación por parte de los propios interesados esto es, la comunidad educativa, tienen que ver con una real participación y con el concepto mismo de democracia". Se ha reportado que cada año en el mundo las adolescentes solicitan varios millones de abortos, un gran número de los cuales son clandestinos y se realizan en condiciones precarias (1).

Las infecciones de transmisión sexual, según varios estudios, tienen una relación directa con el aumento de los índices de embarazo indeseado y el aborto. (13) La mayor frecuencia de las infecciones de transmisión sexual en el mundo se origina en los jóvenes de entre 15 y 24 años de edad. La mitad de todos los nuevos contagios con el VIH ocurren en personas de ese grupo de edad. El caso particular de Cuba, aunque se ha producido un notable decrecimiento de la fecundidad, se mantiene la tendencia de que los jóvenes inicien más pronto sus relaciones sexuales, lo que implica que lo están haciendo sin un conocimiento básico de la sexualidad, sin tener bien claro un marco de normas y valores sexuales, ni una capacidad en la toma de decisiones inteligentes que no los perjudiquen a ellos ni a quienes los rodean, lo cual los expone a embarazos no deseados entre otros problemas, las infecciones de transmisión sexual (ITS) y a todas las demás consecuencias que estas significan para su futuro social y de salud reproductiva(13,14).

LOS ADOLESCENTES Y LAS INFECCIONES DE TRANSMISIÓN SEXUAL (ITS)

Hasta hace muy poco tiempo se les conocía como Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) y antiguamente como Enfermedades Venéreas; es por ello que puedes encontrar distintas denominaciones en la literatura que consultes, según su fecha de publicación.

Se trata de un grupo de infecciones contagiosas, cuya principal vía de contagio es el contacto sexual. Sus agentes causales son microorganismos específicos, tales como bacterias, hongos, virus, y parásitos.

Entre las más conocidas pueden citarse las siguientes: Gonorrea, Sífilis, Herpes genital, Condiloma, Granuloma inguinal, Clamidiasis, Trichomoniasis, Candidiasis y Pediculosis púbica. (9,13)

La Sífilis, el Herpes genital y el Granuloma inguinal, se caracterizan por producir llagas o ulceraciones que constituyen una puerta de entrada directa para otros agentes infecciosos, incluyendo el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), causante del SIDA.

GONORREA O BLENORRAGIA:

Infección producida por la bacteria Neisseria gonorrhoeae, que se transmite por contacto sexual vaginal, anal, o bucal, no protegido. Sus síntomas comienzan a presentarse de dos a cinco días después del contagio y consisten en la presencia de secreción vaginal (en la mujer) o uretral (en el hombre), de tipo purulenta, fétida y de color variable. Si el contagio es anal se produce ardor en el ano, dolor al defecar y secreción purulenta, sanguinolenta o mezcladas, por el ano. El contagio bucal produce infecciones, más o menos intensas, de la garganta. Pueden contaminarse los ojos y presentarse una conjuntivitis. Se le reconoce por sus síntomas y mediante diagnóstico de laboratorio. El tratamiento con antibióticos es efectivo. Cuando no se aplica a tiempo y correctamente se producen complicaciones que pueden llegar a ser graves. (8,9,14)


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