Traumatismo encefalocraneano. Manual de consulta. Decima Parte.12
En la guerra de agresión a Vietnam el anestésico que más se utilizó en neurocirugía por los norteamericanos fue el halothane.
Los anestesiólogos militares cubanos en misiones en el África, Asia y en algunos países de América latina y del Caribe, han empleado con muy buen resultado el halothane más fentanyl iv.
La ketamina está contraindicada en la anestesia neuroquirúrgica de los heridos encefalocraneanos porque aumenta la presión intracraneal.
Actualmente se está usando el propofol con buenos resultados.
Tratamiento quirúrgico del cuero cabelludo.
Al tratar quirúrgicamente el cuero cabelludo, el cirujano debe prestar atención a los siguientes aspectos:
- El borde de la herida debe ser siempre resecado y quedar liso y limpio. La exéresis debe ser mínima, menos de 1 cm, para no tener dificultades durante el cierre. En caso contrario se puede realizar la sutura sin escindir los bordes de la herida.
- Para poder explorar adecuadamente el cráneo y el encéfalo puede ser necesario ampliar la herida en sus extremos, mediante una incisión. El tipo más satisfactorio es la vertical simple o la curvilínea en S o Z.
- La incisión en forma de trípode recomendada por Cushing en la Primera Guerra Mundial ha sido desechada por su tendencia a infectarse en el centro.
- El plano musculoaponeurótico no requiere que el cirujano sea tan conservador en el desbridamiento.
- Una incisión de la piel en herradura para levantar un colgajo alrededor del orificio de entrada o de salida, preferida por algunos y rechazada por otros, demanda más tiempo para realizar la hemostasis.
- Si existe pérdida de piel, particularmente extensa, se pueden utilizar colgajos de rotación.
- Para facilitar la movilización del flap se separa la galea del tejido vecino. Si se utilizan incisiones de relajación laterales o injertos pediculados es esencial cubrir el defecto con injerto libre. La sutura del cuero cabelludo debe quedar sin tensión porque de lo contrario se produce dehiscencia local, necrosis e infección.
- El instrumental que se emplea para desbridar el cuero cabelludo no debe ser utilizado en el desbridamiento de los tejidos profundos.
Tratamiento quirúrgico del cráneo en tiempo de guerra.
La herida del cráneo está constituida por una perforación de forma redondeada con desplazamiento hacia su interior de los fragmentos óseos, entre los cuales se pueden encontrar polvo, pelos, fragmentos metálicos u otros cuerpos extraños. Si el proyectil no perfora el lado opuesto de la bóveda craneal se puede producir a este nivel una fractura hacia afuera, en vez de deprimida.
Existen dos técnicas quirúrgicas para el tratamiento de la herida del cráneo, la craniectomía y la craneotomía osteoplástica.
La craniectomía se emplea en las heridas pequeñas, fracturas deprimidas con o sin lesión de la duramadre, fracturas deprimidas sobre un seno de la duramadre, fisuras expuestas con la sospecha de una contusión cerebral y hematomas subyacentes o ambos, en heridas craneales largas y estrechas y en heridas de la fosa posterior.
En las heridas perforantes, la craniectomía debe realizarse en los orificios de entrada y de salida. Se debe comenzar por este último. La limpieza quirúrgica y la hemostasis en el orificio de salida contribuyen a una rápida mejoría clínica del herido; y pueden a veces postergar el tratamiento quirúrgico del orificio de entrada. Las consideraciones técnicas que se deben tener en cuenta durante la realización de la craniectomía son:
- Hacer un agujero de trépano en un área cercana a la herida ósea para exponer la duramadre sana. Seguidamente, realizar una craniectomía circunferencial alrededor del margen de la herida.
- Eliminar todas las esquirlas y el hueso contaminado.
- Preservar, cuanto sea posible, el epicráneo. Éste sirve de barrera a la osteomielitis y para reparar un defecto de la duramadre.
- Extraer, antes del cierre del cuero cabelludo, todo exceso de cera hemostática y espuma de fibrina utilizados en la hemostasis.
La craneotomía osteoplástica está reservada a algunas heridas de la cabeza en que el proyectil o los fragmentos de metralla penetran por la cara a través de la órbita o de los senos paranasales. Algunos la recomiendan también en casos de heridas penetrantes limpias y pequeñas, heridas con dos orificios cercanos, heridas en el trayecto de la arteria silviana y heridas tardías para resecar la cicatriz cerebromeníngea adherida al hueso y las partes blandas. Esta técnica no debe utilizarse si existen signos de infección, compromiso vascular del pedículo, y en los heridos hipovolémicos y en estado de shock. Si durante la craneotomía en región frontal se abre el seno frontal, se debe curetear la mucosa y cerrar el ostium de la pared con un fragmento de músculo temporal o con viruta ósea mezclada con un antibiótico. Toda abertura de la duramadre debe ser cerrada.
Rish y sus colaboradores revisaron la evolución de 63 lesionados de Vietnam con heridas penetrantes de cráneo en los cuales se utilizó craneotomía, y compararon los resultados con 711 heridos intervenidos empleando craniectomía. El porcentaje de mortalidad e infección fue menor en el primer grupo que en el segundo. Mientras que 55,3% de los craniectomizados necesitaron posteriormente craneoplastia, sólo fue necesario ésta en 11,1% de las craneotomías.
Los autores consideran que ciertas heridas craneoencefálicas penetrantes pueden ser desbridadas con seguridad y eficacia mediante craneotomía. La exposición quirúrgica que se obtiene utilizando esta técnica permite un mejor desbridamiento cortical y adecuado tratamiento de los problemas intracraneales asociados.
Si se utiliza craneotomía para la exploración de una herida penetrante craneocerebral es necesario hacer desbridamiento del orificio de entrada, que debe quedar en el centro del colgajo óseo, mediante craniectomía de sus bordes, porque de lo contrario tiende a necrosarse e infectarse.