Actitud de los estudiantes del primer año de la carrera de Medicina hacia los contenidos programaticos de la asignatura Socioantropologia de la Salud
Autor: Rosmel del Valle Orfila Vilera | Publicado:  31/08/2009 | Formacion en Ciencias de la Salud , Otras Especialidades | |
Actitud estudiantes carrera de Medicina contenidos asignatura Socioantropologia Salud.9

Desde el punto de vista de las disciplinas, la estructuración del contenido debe reflejar las nociones básicas de un conocimiento específico, esto es, los principios y categorías a partir de los cuales se estructura. Con esto cobran sentido los planteamientos de Belth, referidos a que los currícula deben fomentar, más que el conocimiento detallado de elementos de un saber científico, el tipo de pensamiento que se requiere operar para dominar ese saber.” (p. 58)

 

 Consolidar un pensamiento reflexivo, crítico, “complejo” si se quiere, creativo, constructivista, es un ideal que puede ser alcanzado si cada estudiante se convierte en responsable y comprometido con obtener un aprendizaje cónsono con su vocación y perfil profesiográfico en el cual está enmarcada su especialidad. De manera que, el compromiso que debe tener cada estudiante debe ser el de aprovechar las oportunidades académicas para crear sus propias estrategias sui generis a través de las cuales pueda ir desarrollando el pensamiento ideal y necesario que le permita generar conocimiento, todo esto enmarcado dentro de las áreas de su competencia profesional.

 

 Como de lo que se trata es que los estudiantes logren alcanzar un pensamiento crítico, reflexivo y complejo, los educadores tienen la inmensa responsabilidad de estructurar los contenidos de manera lógica y que condensen los temas y aspectos propios de la asignatura que administra.

 

 En este sentido, Díaz (2003) plantea que:

 

La ordenación del contenido en el currículo, se hace a partir de la lógica formal, en la que todo concepto guarda un orden, una relación. Taba sostiene que “cuando un currículo se apoya en la disciplina mental, sus contenidos tienden a ser estrechos, las materias se estudian en su orden lógico, en el cual, las primeras cosas vienen primero, cualesquiera que fueran las maneras de pensar y los modos característicos de percepción que tengan los estudiantes. Las definiciones preceden a las ilustraciones y las clasificaciones científicas a la familiarización con los objetos que representan”. De ahí que algunas de las discusiones que persisten en este momento en relación con la estructuración del contenido en el currículo, conserven implícitamente las orientaciones de esta tendencia psicológica. (pp. 60 y 61)

 

 

 Inevitablemente, a pesar de que en los actuales momentos se hable del “pensamiento complejo”, aún impera en la relación enseñanza – aprendizaje de todos los niveles educativos el que los contenidos se estructuren de esa manera lógica que plantea el precitado autor; sin embargo, también es una realidad que hoy se esté tratando de dirigir la mirada hacia nuevas concepciones de la Educación Superior apuntando hacia modelos de enseñanza y de aprendizaje que se orienten cada vez más a fomentar en los estudiantes un pensamiento que se adecue cada vez más a la complejidad de la realidad, de sus fenómenos, hechos sociales y procesos.

 

 Así pues, es importante destacar que si hay posibilidades de una nueva educación centrada en propiciar cambios significativos en la manera de enseñar y de aprender los contenidos de una determinada disciplina académica, y para ello son clave las actuaciones de los estudiantes por ser uno de los principales protagonistas de la acción educativa. En este sentido, Díaz (2003) plantea que “Al alumno le compete la tarea de construir, organizar, integrar una información segmentada. Es como armar un rompecabezas con piezas que no responden a un solo modelo; por ello, habitualmente el estudiante no alcanza a integrar dicha información” (p. 49)

 

 Éste último aspecto es el que se debe considerar cuando se trata de presentar los contenidos de las asignaturas de una determinada carrera universitaria, y algunas de las soluciones está en orientar a los estudiantes a que desarrollen estilos de pensamientos que se apropien de las dimensiones y tramas complejas de todo cuanto acontece en la realidad.

 

 Otros aspectos interesantes, y a su vez necesarios, de ser incorporados dentro de los ejes temáticos del programa de la asignatura Socioantropología de la Salud está referido a reformar aquellos aspectos inherentes a la normativa legal que guarda estrecha relación con el derecho de los seres humanos a recibir una oportuna educación para la salud, enmarcada dentro de los mecanismos formales de educación, esto es en los centros escolares, e informales, es decir en los núcleos familiares y comunidades a través de organizaciones no gubernamentales que desarrollen programas de esa naturaleza.

 

 Estas consideraciones son sustentadas por Cantavella (2002), quien expone:

 

Toda persona tiene derecho a la educación sobre la salud para que le ayude a tomar decisiones informadas sobre su propia salud y sobre los servicios sanitarios disponibles. Dicha educación debe incluir información sobre los estilos de vida saludables y los métodos de prevención y detección anticipada de enfermedades, insistiendo en la responsabilidad personal de cada uno por cuidar de su propia salud. (p. 135)

 

 Así, es una cuestión que debe ser considerada cuando se trata de promocionar la salud a través de contenidos diseñados para alcanzar tales propósitos en asignaturas propias de las ciencias de la salud en el ámbito universitario. Proceder a ofrecer mecanismos de enseñanza destinados a que los grupos humanos adquieran estilos de vida saludables es una responsabilidad que debe ser cubierta por la Universidad a través de todas las carreras y asignaturas, en especial de aquellas que están dirigidas a tratar de manera directa con los seres humanos.

 

 En este panorama, los estudiantes deben tener conciencia de su poderoso rol en materia de educar a las masas, y para ello deben proceder de manera lógica y sencilla. La asignatura Socioantropología de la Salud es clave para despertar iniciativas fundamentales en esa materia, y la labor de los estudiantes y docentes debe estar centrada en el ser humano y en los espacios en los cuales crecen y se desarrollan.

 

 En este sentido, Cantavella (2002) asevera que:

 

La ética social, sea ésta referida a la salud u otro campo, debe ser una ética con vocación comunitaria de equidad, no para que prevalezca una monótona uniformidad, sino para acercarse cada vez más a la igualdad de derechos, oportunidades y bienes sociales primarios. La ética ambiental es una ética que orienta el trato de las personas con el mundo natural. Sus principales elementos serían: - Conciencia “mundial”, no excesivamente localista; - Con participación ciudadana; - Actitud moral de valoración y estima hacia la naturaleza; - Reconocimiento de los derechos de las generaciones futuras. (p.p. 384, 419 y 420)

 

 Abocarse a comprender a los seres humanos y al entorno natural es un asunto que motiva compromisos sociales tendentes a hacer algo por salvaguardar la integridad de los mismos a través de acciones y comportamientos cuya preeminencia se haga sentir desde ahora y para siempre y desde lo individual a lo colectivo, esto con el propósito de entender que estamos asistiendo cada vez más a la mundialización de los deberes hacia el mejor trato y cuido, de lo que se ha denominado desde siempre, de la Madre Naturaleza.


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