Aproximacion teorica hermeneutica implicada en el sistema de proteccion de niños, niñas y adolescentes desde los escenarios escolares venezolanos
Autor: Dra. Anna Rodríguez | Publicado:  21/06/2012 | Medicina Preventiva y Salud Publica , Pediatria y Neonatologia , Medicina Familiar y Atencion Primaria , Articulos | |
Teoria hermeneutica sistema proteccion infancia escenarios escolares venezolanos .10

La diferencia y el fracaso escolar se convierten en una ecuación en la que los sujetos se ven interpelados por los mecanismos existentes e institucionales de la transmisión. Las desigualdades cubren, por lo menos, las formas de distribución injusta del capital cultural que traducen una atención de los individuos sobre el mundo simbólico y práctico; las jerarquías de excelencia en tanto representaciones sociales de ciertas desigualdades dadas como reales y significativas; las desigualdades de capital cultural como incapacidades de comprensión y de acción de los sujetos.

En este mismo orden de ideas, Perrenoud (2001) refiere que “los individuos en la sociedad no enfrentan las situaciones de la vida, banales o extraordinarias, con los mismos medios intelectuales y culturales”. (p 18). El vínculo entre diferencia y desigualdad ocupa un lugar primordial en el movimiento de la pedagogía diferenciada y evidencia la existencia de un sujeto de verdad. Aquí, la cuestión no se refiere a valorar la importancia del vínculo, sino a establecer el acontecimiento en el centro de una región de saber mucho más extendida. En el caso que nos ocupa, ella aparece como un pliegue de las prácticas de pensamiento que tienen lugar por fuera del pensamiento de las ciencias de la educación.

Así, como lo señala Castoriadis (2004), “el pensamiento no es, hablando metafóricamente, una actividad autoerótica: no puede cerrarse sobre sí mismo y considerarse a sí mismo verdaderamente como actividad de pensamiento. A partir del momento en que se considera como actividad del pensamiento, en cierto modo se ha objetivado, se ha vuelto otro que la actividad misma. Se ha vuelto la actividad de pensamiento considerada por el pensamiento”. (p 298).

Precisamente, la pedagogía diferenciada es una forma de pensamiento para las ciencias de la educación, una práctica de saber y un sujeto de verdad. Práctica de saber porque descubre dos conceptos: diferencia y fracaso; sujeto de verdad por el objeto escolar que ella descubre como sistema de exclusión, masificación e indiferencia. Esta forma de pensamiento no es el nudo de las ciencias de la educación; encuentra un saber en ellas y se vuelve pliegue cuando la pedagogía diferenciada le ofrece dos conceptos y la realidad que exponen. Desde esta perspectiva, Zambrano (2006) expone:

Que de la misma forma, las pedagogías activas, institucionales y no directivas de los años setenta, centran su atención en los procedimientos de homogeneización y distribución masiva del capital cultural. Dicho mecanismo se preocupaba más por la defensa social de la institución y una distribución masiva del capital cultural, sin tener presente la realidad subjetiva del aprendiz. El alumno era ignorado como hacedor de sus aprendizajes, lo importante era la efectividad de los programas nacionales, el acceso a ellos y las formas simbólicas de distribución. (p.32)

Junto a las pedagogías institucionales, el concepto de objetivo vendría entre 1960-1980, a constituir un concepto clave del hacer escolar. Así, entonces, las pedagogías tienen un concepto que las fortalece, crean su límite, potencian su ver y afirman el hacer. Todo movimiento pedagógico incuba unos conceptos, el de diferencia y fracaso para la pedagogía diferenciada; el de objetivo para las pedagogías institucionales, directivas y no directivas.


Referentes Teóricos

Educación y Salud. Una perspectiva humana

La educación, en su sentido más amplio, juega un papel preponderante, porque ella constituye uno de los instrumentos más poderosos para generar transformaciones en la sociedad. Uno de los desafíos más difíciles será el de modificar el pensamiento de manera que enfrente la complejidad creciente, la rapidez de los cambios y lo imprevisible que caracteriza el mundo, por lo que se debe reconsiderar la organización del conocimiento, derribar las barreras tradicionales entre las disciplinas y concebir la manera de volver a unir lo que hasta ahora ha estado separado. Esto implica reformular las políticas y programas educativos, manteniendo la mirada fija hacia el largo plazo, hacia el mundo de las generaciones futuras frente a las cuales tenemos una enorme responsabilidad (Morín, 2000).

Todos los actores involucrados en el proceso de interaprendizaje deben ser cada día más receptivos a la necesidad de cambios en su formación y práctica educativa. Para que estos cambios se generen es indispensable repensar los paradigmas respecto a lo que es enseñar y aprender: de una concepción de la enseñanza y aprendizaje como transmisión de conocimientos, a otra en la cual el centro de interés de la docencia tenga como condiciones previas: el descontento con las creencias pasadas, encontrar alternativas inteligibles y útiles ver la conexión entre las nuevas creencias y la praxis anterior.

En este orden de ideas, Freire (1970) cuestiona a la educación tradicional de su época, haciendo referencia a la concepción bancaria de la educación. Desde esta concepción, el profesor lo sabe y lo puede todo, mientras que el estudiante no sabe nada y es totalmente dependiente. Aunque de estas consideraciones han pasado 33 años, la rigidez de estas posiciones que niegan a la educación como proceso de búsqueda del conocimiento, aún se mantienen presentes en el sistema educativo actual. El mismo autor sostiene que:

La educación se debe basar en la manera como el estudiante se ve y siente el mundo a su alrededor. Desde esta nueva concepción educar es dialogar y el diálogo es un acto de amor, y el docente es un observador de procesos que no impone valores, sino que observa a sus estudiantes a partir de sus expresiones, pensamientos, sentimientos, comportamientos e interacciones (p.27)

El propósito de la educación desde una perspectiva más humana, la cual debe estar orientada a contribuir en el desarrollo humano integral de los actores involucrados en el proceso socioeducativo. En opinión de Rogers (1977) sostiene que tradicionalmente,

El educador es el poseedor de los conocimientos y el estudiante es un recipiente pasivo de los mismos; por lo que también destaca que educación significa poder y control de la información, y que en ella el énfasis es sobre los comportamientos y los contenidos más que sobre los procesos de la relación educativa. Los docentes son percibidos como controladores, la relación es de miedo, la confianza es mínima y no existe un lugar para el ser humano, sólo se destaca la inteligencia o la razón. (p.57)

Desde esta concepción, el estudiante asume responsabilidades en sus procesos y el docente proporciona recursos y el modelaje desde su propia experiencia. De esta forma, el estudiante desarrolla su programa (sólo o en complementación con otros) en disciplinas académicas que se derivan de la interacción estudiante-estudiante y estudiante-contexto, y la evaluación es realizada por el mismo estudiante y por el grupo, mediante procesos de retroalimentación. Todos estos aspectos hacen que el aprendizaje sea más profundo, así como más influyente en las vidas y comportamientos de los educandos.

De acuerdo con lo anterior, la educación actual debe repensar su concepción del conocimiento y los métodos de enseñanza y aprendizaje. La nueva orientación de la educación, más que hacer énfasis sólo en contenidos académicos o en una transmisión rígida de saberes, debe centrarse más en el desarrollo integral del ser humano, en fomentar una formación humana integral, proporcionando la oportunidad de hacer de él una persona capaz, digna, crítica, libre y consciente del equilibrio entre la educación y la salud.

La educación, en palabras de Savater, (citado en Flórez 2001), es el más humano y más humanizador de los empeños, con lo cual manifiesta la relevancia e importancia social de quienes practican la docencia, que son personas que dignifican y se dignifican en el desarrollo de la función cognitiva del permanente acto educativo: el proceso de enseñanza y aprendizaje y el propósito de la educación, es el ser humano y no la asignatura, por lo que la educación debe fortalecer la personalidad del educando y no debilitarla, debe buscar que cada estudiante abandone las aulas, sintiéndose más digno y satisfecho.

En este mismo orden de ideas, la educación como proceso integral debe reforzar el sentido de valoración personal, las capacidades individuales y la definición de contextos integrados, permitiendo nuevas posibilidades en cada quien y la oportunidad de descubrir recursos, alternativas, un mundo propio y personal (Barroso, 2001). Vale la pena destacar los planteamientos de Morín (2000) cuando expresa que:

La condición humana es un tema central que debe ser retomado y enseñado como un saber necesario a la educación ya que el ser humano es a la vez físico, biológico, psíquico, cultural, social e histórico. Esta unidad compleja de la naturaleza humana está completamente desintegrada en la educación, a través de las disciplinas, e imposibilita aprender lo que significa ser humano, por lo que hay que restaurarla de tal manera que cada educando tome conocimiento y conciencia, al mismo tiempo, de su identidad compleja y común a todos los demás seres humanos. (p.49)

De allí que el objetivo fundamental del proceso educativo sea el fortalecimiento de la personalidad a través de la formación y desarrollo de los aspectos moral, intelectual y físico, entre otros, con el propósito de formar personas de alta calidad humana, capaces de elevar la calidad de vida del planeta en su conjunto.

Por su parte, la Educación para la Salud viene siendo objeto, desde hace años, de una fuerte demanda social, ya que es imprescindible para el buen desarrollo de todas las capacidades humanas. Su reconocimiento da respuesta a un proyecto válido de sociedad y educación y por tanto, su tratamiento está plenamente justificado en los distintos niveles de enseñanza.

En este mismo orden de ideas, la Educación para la Salud tiene como objetivo la adquisición de conocimientos y el desarrollo de hábitos que fomenten estilos de vida saludables que favorezcan el bienestar y el desarrollo personal, familiar y de la comunidad. Con la entrada en vigor de la nueva ley de Educación, LOE, y la puesta en marcha de la enseñanza por competencias, la Educación para la Salud tiene un espacio propio en el currículo de enseñanza.

Otras partes de este trabajo
Este trabajo consta de distintas partes. A continuación se listan todas:
  1. Aproximacion teorica hermeneutica implicada en el sistema de proteccion de niños, niñas y adolescentes desde los escenarios escolares venezolanos
  2. Aproximacion teorica hermeneutica implicada en el sistema de proteccion de niños, niñas y adolescentes desde los escenarios escolares venezolanos. Anexos

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